/ lunes 4 de junio de 2018

¡Santos corruptos…!

EL MURO

“No existe peor herejía que un oficio que santifica a su poseedor”. Es decir, entre más noble luzca el fin de la institución (piense en escuelas, iglesia, centros de beneficencia), más noble veremos al titular. Por lo tanto, más libertad le daremos porque despierta excesiva confianza.

Entre más libre se sienta, más poder acumulará, lo cual tarde o temprano lo llevará a caer en actos deshonestos.

En la primavera de 1887, Mandell Creighton, arzobispo de Inglaterra, sostuvo un intercambio epistolar con John Emerich Edward Dalberg, conocido como Lord Acton, en el que discutían sobre el papel de los historiadores al momento de analizar a las figuras poderosas, la iglesia, el abuso, la corrupción (disponible en “Online Library of Liberty”).

El juicio de los historiadores -escribió Acton- debe compensar la falta de responsabilidad legal (consecuencias legales durante el tiempo de vida de los gobernantes). En este punto de la carta sigue la frase que seguramente usted conoce: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre malos hombres, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad”.

La ciencia que aborda el comportamiento cerebral tiene mucho qué decir: “Nobody’s watching? Subtle cues affect generosity in an anonymous economic game”, concluye que tendemos a ser generosos siempre y cuando seamos conscientes que nos vigilan.

Los responsables de “Anticipation of Increasing Monetary Reward Selectively Recruits Nucleus Accumbens” plantean que el saber que tendremos una recompensa económica brinda la sensación de felicidad. En el mismo tenor se encuentra “Predictability Modulates Human Brain Response to Reward”.

Pero existen investigaciones con resultados cruelmente reveladores, “The Dishonesty of Honest People: A Theory of Self-Concept Maintenance” establece que dadas las condiciones idóneas, tendemos a cometer actos ilícitos hasta obtener la ganancia deseada, sin que nuestra dignidad y autoconcepción resulten dañadas. ¿Cómo se consigue eso? Ignorando los estándares morales y haciendo ajustes convenencieros. O a poco cree que los políticos dañosos se ven como los malos de la película.

Rumpo en latín quiere decir romper, desgarrar, partir en pedazos, forzar, anular. De ahí derivó abrupto, erupción, interrupción, irrupción, aunque también la homógrafa, derrota, el camino a tomar o el derrotero.

Ante la falta de una palabra que definiera la afectación de la esencia de algo, añadieron el prefijo “cor” de corazón, a rumpo, para crear corrumpo, corrumpere, corrupción. Se puede corromper el alma de alguien o corromper una bebida o peor, puedes echar a perder el orden de una institución a la que la mayoría contempla con admiración.

Los romanos tenían en la corrupción comunitaria al lubricante por excelencia, así que es fácil suponer que la palabra tuvo su origen en otro ámbito y no en los de los actos deshonestos de la gobernación.

Entrega tu fe ciega a alguien, dale todo el poder, no lo vigiles y es casi un hecho que se corromperá, por más santito que parezca.

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

“No existe peor herejía que un oficio que santifica a su poseedor”. Es decir, entre más noble luzca el fin de la institución (piense en escuelas, iglesia, centros de beneficencia), más noble veremos al titular. Por lo tanto, más libertad le daremos porque despierta excesiva confianza.

Entre más libre se sienta, más poder acumulará, lo cual tarde o temprano lo llevará a caer en actos deshonestos.

En la primavera de 1887, Mandell Creighton, arzobispo de Inglaterra, sostuvo un intercambio epistolar con John Emerich Edward Dalberg, conocido como Lord Acton, en el que discutían sobre el papel de los historiadores al momento de analizar a las figuras poderosas, la iglesia, el abuso, la corrupción (disponible en “Online Library of Liberty”).

El juicio de los historiadores -escribió Acton- debe compensar la falta de responsabilidad legal (consecuencias legales durante el tiempo de vida de los gobernantes). En este punto de la carta sigue la frase que seguramente usted conoce: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre malos hombres, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad”.

La ciencia que aborda el comportamiento cerebral tiene mucho qué decir: “Nobody’s watching? Subtle cues affect generosity in an anonymous economic game”, concluye que tendemos a ser generosos siempre y cuando seamos conscientes que nos vigilan.

Los responsables de “Anticipation of Increasing Monetary Reward Selectively Recruits Nucleus Accumbens” plantean que el saber que tendremos una recompensa económica brinda la sensación de felicidad. En el mismo tenor se encuentra “Predictability Modulates Human Brain Response to Reward”.

Pero existen investigaciones con resultados cruelmente reveladores, “The Dishonesty of Honest People: A Theory of Self-Concept Maintenance” establece que dadas las condiciones idóneas, tendemos a cometer actos ilícitos hasta obtener la ganancia deseada, sin que nuestra dignidad y autoconcepción resulten dañadas. ¿Cómo se consigue eso? Ignorando los estándares morales y haciendo ajustes convenencieros. O a poco cree que los políticos dañosos se ven como los malos de la película.

Rumpo en latín quiere decir romper, desgarrar, partir en pedazos, forzar, anular. De ahí derivó abrupto, erupción, interrupción, irrupción, aunque también la homógrafa, derrota, el camino a tomar o el derrotero.

Ante la falta de una palabra que definiera la afectación de la esencia de algo, añadieron el prefijo “cor” de corazón, a rumpo, para crear corrumpo, corrumpere, corrupción. Se puede corromper el alma de alguien o corromper una bebida o peor, puedes echar a perder el orden de una institución a la que la mayoría contempla con admiración.

Los romanos tenían en la corrupción comunitaria al lubricante por excelencia, así que es fácil suponer que la palabra tuvo su origen en otro ámbito y no en los de los actos deshonestos de la gobernación.

Entrega tu fe ciega a alguien, dale todo el poder, no lo vigiles y es casi un hecho que se corromperá, por más santito que parezca.

vicmarcen09@gmail.com