/ martes 16 de octubre de 2018

Soberbios

EL MURO

Contar dinero enfrente de los pobres humilla. Eso ha hecho el equipo de panistas gobernantes en Baja California en los últimos años, así que del tamaño de ese insulto podría ser su penitencia.

Los humanos estamos dotados con la capacidad de sentir el dolor ajeno, empatía le llaman.

Los autores del estudio “How do we perceive the pain of others? A window onto the natural processes involved in empathy” probaron que quienes observan fotografías de personas que se lastiman, activan las zonas cerebrales del dolor físico. Pero también demostraron que somos capaces de solidarizarnos con lo que llaman “dolor social”, el sufrimiento emocional por dificultades de la vida cotidiana.

Cada vez que un político panista, apelando al legítimo derecho de comerciar, saca ventaja de su posición gubernamental para hacer negocios, lastima a todos aquellos que, necesitando, no pueden ni están capacitados para salir adelante por su cuenta. Pero lo que más daña es mostrarse altivo, ignorar la impotencia de los miembros de la comunidad: Soberbia le llaman.

El pueblo acuñó una expresión para casos como éste: “Éstá bueno ser cochi, pero no tan trompudo”, que refleja la tolerancia de actos indebidos, siempre y cuando no sobrepasen el límite moral.

Pero las grandes tragedias como los grandes triunfos no se consiguen de la noche a la mañana, son parte de un lento proceso en donde todo cuenta aunque ni nos demos cuenta. El popular concepto “efecto mariposa” deriva de una ponencia del meteorólogo Edward Lorenz, “Predictability: Does the Flap of a Butterfly's Wings in Brazil Set off a Tornado in Texas?” que analiza el impacto acumulativo de las aparentes minucias.

Los panistas arribaron al poder tras años de luchar contracorriente en una comunidad que siempre los consideró como opción saludable. Si uno revisa el comportamiento histórico del voto hacia el PAN, se dará cuenta que lo del 89 no fue una sorpresa sino la consolidación de un trabajo constante, a eso puede usted sumarle el “empujón” que le brindó la última administración priísta, llena de excesos vergonzosos, encabezada por un gobernante sin control (lea el artículo de Proceso del 7 de enero de 1989, “En Baja California dominó la corrupción, el nepotismo, la represión”).

De a poquito, los panistas hicieron a un lado sus principios de doctrina (“Nos indigna la herida innecesaria de opresión y miseria que unos seres humanos infligen a otros. La respuesta debida ante el dolor evitable es la responsabilidad social. Exige superar el individualismo…”) para dar la bienvenida a todos los vicios que siempre criticaron, porque el dinero es la pura sabrosura “da y quita el decoro/ y quebranta cualquier fuero/ Poderoso Caballero es don Dinero”.

El común denominador de todo este despapaye es el dinero y la falta de control -nada tiene qué ver el partido político o sus principios ideológicos-. Así que, a menos que nos comprometamos a vigilar, los que lleguen terminarán haciendo lo mis-mi-to…

EL MURO

Contar dinero enfrente de los pobres humilla. Eso ha hecho el equipo de panistas gobernantes en Baja California en los últimos años, así que del tamaño de ese insulto podría ser su penitencia.

Los humanos estamos dotados con la capacidad de sentir el dolor ajeno, empatía le llaman.

Los autores del estudio “How do we perceive the pain of others? A window onto the natural processes involved in empathy” probaron que quienes observan fotografías de personas que se lastiman, activan las zonas cerebrales del dolor físico. Pero también demostraron que somos capaces de solidarizarnos con lo que llaman “dolor social”, el sufrimiento emocional por dificultades de la vida cotidiana.

Cada vez que un político panista, apelando al legítimo derecho de comerciar, saca ventaja de su posición gubernamental para hacer negocios, lastima a todos aquellos que, necesitando, no pueden ni están capacitados para salir adelante por su cuenta. Pero lo que más daña es mostrarse altivo, ignorar la impotencia de los miembros de la comunidad: Soberbia le llaman.

El pueblo acuñó una expresión para casos como éste: “Éstá bueno ser cochi, pero no tan trompudo”, que refleja la tolerancia de actos indebidos, siempre y cuando no sobrepasen el límite moral.

Pero las grandes tragedias como los grandes triunfos no se consiguen de la noche a la mañana, son parte de un lento proceso en donde todo cuenta aunque ni nos demos cuenta. El popular concepto “efecto mariposa” deriva de una ponencia del meteorólogo Edward Lorenz, “Predictability: Does the Flap of a Butterfly's Wings in Brazil Set off a Tornado in Texas?” que analiza el impacto acumulativo de las aparentes minucias.

Los panistas arribaron al poder tras años de luchar contracorriente en una comunidad que siempre los consideró como opción saludable. Si uno revisa el comportamiento histórico del voto hacia el PAN, se dará cuenta que lo del 89 no fue una sorpresa sino la consolidación de un trabajo constante, a eso puede usted sumarle el “empujón” que le brindó la última administración priísta, llena de excesos vergonzosos, encabezada por un gobernante sin control (lea el artículo de Proceso del 7 de enero de 1989, “En Baja California dominó la corrupción, el nepotismo, la represión”).

De a poquito, los panistas hicieron a un lado sus principios de doctrina (“Nos indigna la herida innecesaria de opresión y miseria que unos seres humanos infligen a otros. La respuesta debida ante el dolor evitable es la responsabilidad social. Exige superar el individualismo…”) para dar la bienvenida a todos los vicios que siempre criticaron, porque el dinero es la pura sabrosura “da y quita el decoro/ y quebranta cualquier fuero/ Poderoso Caballero es don Dinero”.

El común denominador de todo este despapaye es el dinero y la falta de control -nada tiene qué ver el partido político o sus principios ideológicos-. Así que, a menos que nos comprometamos a vigilar, los que lleguen terminarán haciendo lo mis-mi-to…