/ lunes 15 de octubre de 2018

Todo: verdad matemática

Vientos


Han pasado ya muchos días del encuentro con la colaboración editorial de doña Rosa María Méndez que intituló “El mucho no es el todo”. Tema interesante que ya tocaremos en sus variantes en otra ocasión, pero que hoy me dieron tema.

No hurguemos por ahora sobre la significación de la palabra mucho y del concepto del todo. Por ese camino no llegaríamos a la realidad social de una impreparación educativa que minimiza la ilustración en todos sentidos bajo el impacto de una “superilustración” al través de los modernísimos medios o sistemas cibernéticos, cuyo aprovechamiento observo nulo sopesado, simplemente, la incapacidad en la correcta comunicación en donde los conceptos se pierden para darle concreción a opiniones de valor inservible que son el todo cultural de cada navegante cibernético que en las redes se muestran tal y cual son como producto de una educación escolar deficiente. Claro que hay excepciones admirables que aportan opiniones de gran valía, aunque mucho me temo que poco aprovechables por holgazanería mental.

¿Cómo puede confiarse en la opinión de navegantes del común el destino de una obra de la envergadura del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México si ni siquiera de su entorno pueden hacerlo con pleno conocimiento? ¿Peor con un pequeño campo de consulta de 500 mil firmas cuando el padrón ciudadano sobrepasa los 80 millones de ciudadanos? Todo esto me parece una apuesta a la tontería, a los juicios pasionales políticos, al “sí me gusta” o al “no me gusta”. Los juicios en favor o en contra de la obra mayúscula que puede o no detonar progreso y aportadas por especialistas en todas las materias que intervienen en el plan de desarrollo, se esfuman ante una definición que ya se tomó por el presidente electo en campaña cuando prometió detener la obra por ser una de “la mafia del poder”, es decir una expresión de campaña política que sus seguidores, nada especialistas la mayoría, toman como compromiso del “jefe” y éste como “cumplidor” lo hará cierto para conservar la fuerza y el poder del caudillaje que en su mente bulle cada día con más fuerza centralista.

Los muchos pues, no necesariamente hacen el todo que en este caso serían la opinión total ciudadana, pero ni siquiera llegan a sumar la mayoría, porque sí son muchos, pero apenas la mayoría del rebase del 50% del voto ciudadano y eso considerando que todos los seguidores del “Peje” opinan en contra del aeropuerto en el vaso de Texcoco. La gran mayoría apenas si saben qué es Texcoco o en dónde está.

Y retomo el principio: el todo sólo es una verdad matemática. Ni siquiera se da físicamente, químicamente y menos intelectualmente. Por eso tiene razón doña Rosa María Méndez: “Lo mucho no es el todo”.


Vientos


Han pasado ya muchos días del encuentro con la colaboración editorial de doña Rosa María Méndez que intituló “El mucho no es el todo”. Tema interesante que ya tocaremos en sus variantes en otra ocasión, pero que hoy me dieron tema.

No hurguemos por ahora sobre la significación de la palabra mucho y del concepto del todo. Por ese camino no llegaríamos a la realidad social de una impreparación educativa que minimiza la ilustración en todos sentidos bajo el impacto de una “superilustración” al través de los modernísimos medios o sistemas cibernéticos, cuyo aprovechamiento observo nulo sopesado, simplemente, la incapacidad en la correcta comunicación en donde los conceptos se pierden para darle concreción a opiniones de valor inservible que son el todo cultural de cada navegante cibernético que en las redes se muestran tal y cual son como producto de una educación escolar deficiente. Claro que hay excepciones admirables que aportan opiniones de gran valía, aunque mucho me temo que poco aprovechables por holgazanería mental.

¿Cómo puede confiarse en la opinión de navegantes del común el destino de una obra de la envergadura del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México si ni siquiera de su entorno pueden hacerlo con pleno conocimiento? ¿Peor con un pequeño campo de consulta de 500 mil firmas cuando el padrón ciudadano sobrepasa los 80 millones de ciudadanos? Todo esto me parece una apuesta a la tontería, a los juicios pasionales políticos, al “sí me gusta” o al “no me gusta”. Los juicios en favor o en contra de la obra mayúscula que puede o no detonar progreso y aportadas por especialistas en todas las materias que intervienen en el plan de desarrollo, se esfuman ante una definición que ya se tomó por el presidente electo en campaña cuando prometió detener la obra por ser una de “la mafia del poder”, es decir una expresión de campaña política que sus seguidores, nada especialistas la mayoría, toman como compromiso del “jefe” y éste como “cumplidor” lo hará cierto para conservar la fuerza y el poder del caudillaje que en su mente bulle cada día con más fuerza centralista.

Los muchos pues, no necesariamente hacen el todo que en este caso serían la opinión total ciudadana, pero ni siquiera llegan a sumar la mayoría, porque sí son muchos, pero apenas la mayoría del rebase del 50% del voto ciudadano y eso considerando que todos los seguidores del “Peje” opinan en contra del aeropuerto en el vaso de Texcoco. La gran mayoría apenas si saben qué es Texcoco o en dónde está.

Y retomo el principio: el todo sólo es una verdad matemática. Ni siquiera se da físicamente, químicamente y menos intelectualmente. Por eso tiene razón doña Rosa María Méndez: “Lo mucho no es el todo”.