/ lunes 20 de agosto de 2018

Tontos no… ni todólogos

Vientos

La construcción del nuevo aeropuerto internacional de México (NAIM) ha traído inquietudes y develado torpezas multiplicadas desprendidas de las más elementales argumentaciones del virtual presidente de México.

AMLO en reciente reunión con empresarios en razón al caso expuesto arriba, interesados quizá, les expresó que deberá irse a fondo y con extrema quisquillosidad, por lo que habría que consultar con el pueblo si se hace o no el mencionado aeropuerto. Y para fundamentar su gran preocupación y conocimiento de la capacidad del pueblo para llegar a buen fin, arguyó que “el pueblo es avispado, el pueblo es sabio, el pueblo no es tonto… son tontos quienes creen que el pueblo es tonto”; y largó “su gato a retozar”.

Es claro que el pueblo no es tonto. Si lo fuera viviríamos en una laguna de babas. Pero de eso a imaginarle capacidad al “pueblo” para definir la importancia de construir el nuevo aeropuerto o no, hay una distancia como de aquí a la Galaxia Andromeda 1576. Si entre los ingenieros especialistas en la materia hay diversas teorías al respecto, como las dificultades de volar comercialmente dos aeropuertos tan cercanos como la idea de construir dos pistas al Campo Aéreo Militar de Santa Lucía y dejar el viejo aeropuerto internacional en funciones, deja de lado el costo de la movilidad de más de siete mil familias de ese lugar y su nueva ubicación. Al final, los costos son los mismos. Y en la parte técnica, cuántos en el pueblo saben de resistencia de materiales, de la dirección de los vientos, de los problemas de los ingenieros de los controles de vuelos? Y todavía quedan muchas preguntas técnicas qué resolver y que el pueblo ignora como el propio AMLO y usted y yo lector. El pueblo no es tonto, pero tampoco es muy inteligente por haber decidido que Andrés Manuel fuera el nuevo presidente; eso lo veremos, si vivimos, cuando se vayan llegando los seis años de su ejercicio y el pueblo clame a grito abierto su deseo de que AMLO repita otro sexenio. Los baños de perfume de violetas no le quedan ni a Eiza, y eso es decir mucho.

El asunto, creo, debe quedar en manos de los especialistas en la materia y los demás esperemos que no se equivoquen.

NOTA: Por razones especiales no puedo recibir mi E-Mail. No lo usen hasta nuevo aviso. Gracias.


Vientos

La construcción del nuevo aeropuerto internacional de México (NAIM) ha traído inquietudes y develado torpezas multiplicadas desprendidas de las más elementales argumentaciones del virtual presidente de México.

AMLO en reciente reunión con empresarios en razón al caso expuesto arriba, interesados quizá, les expresó que deberá irse a fondo y con extrema quisquillosidad, por lo que habría que consultar con el pueblo si se hace o no el mencionado aeropuerto. Y para fundamentar su gran preocupación y conocimiento de la capacidad del pueblo para llegar a buen fin, arguyó que “el pueblo es avispado, el pueblo es sabio, el pueblo no es tonto… son tontos quienes creen que el pueblo es tonto”; y largó “su gato a retozar”.

Es claro que el pueblo no es tonto. Si lo fuera viviríamos en una laguna de babas. Pero de eso a imaginarle capacidad al “pueblo” para definir la importancia de construir el nuevo aeropuerto o no, hay una distancia como de aquí a la Galaxia Andromeda 1576. Si entre los ingenieros especialistas en la materia hay diversas teorías al respecto, como las dificultades de volar comercialmente dos aeropuertos tan cercanos como la idea de construir dos pistas al Campo Aéreo Militar de Santa Lucía y dejar el viejo aeropuerto internacional en funciones, deja de lado el costo de la movilidad de más de siete mil familias de ese lugar y su nueva ubicación. Al final, los costos son los mismos. Y en la parte técnica, cuántos en el pueblo saben de resistencia de materiales, de la dirección de los vientos, de los problemas de los ingenieros de los controles de vuelos? Y todavía quedan muchas preguntas técnicas qué resolver y que el pueblo ignora como el propio AMLO y usted y yo lector. El pueblo no es tonto, pero tampoco es muy inteligente por haber decidido que Andrés Manuel fuera el nuevo presidente; eso lo veremos, si vivimos, cuando se vayan llegando los seis años de su ejercicio y el pueblo clame a grito abierto su deseo de que AMLO repita otro sexenio. Los baños de perfume de violetas no le quedan ni a Eiza, y eso es decir mucho.

El asunto, creo, debe quedar en manos de los especialistas en la materia y los demás esperemos que no se equivoquen.

NOTA: Por razones especiales no puedo recibir mi E-Mail. No lo usen hasta nuevo aviso. Gracias.