Voz Campesina
En los lamentables acontecimientos ocurridos en Hidalgo, donde se perdieron muchas vidas, concurrieron diversas circunstancias: Primero, la añeja corrupción e ineficiencia de sexenios anteriores que ‘curiosamente” asoman en el de un Presidente al que tal vez quisieran amedrentar para causarle miedo y tranzar con él.
Andrés Manuel López Obrador tomó un decisión importante (a problemas extraordinarios soluciones iguales) en la nueva distribución del combustible, a fin de evitar más robos e incidentes dramáticos producto del maridaje entre autoridades, delincuencia y gente, cuya pobreza la acostumbró a que lo que venga del gobierno, sea como sea, es ‘aprovechable’.
Ductos con años de falta de supervisión, mantenimiento y vigilancia, eran fácil objeto del abuso de propios (corruptos de Pemex), ‘extraños’ operadores bajo sus órdenes y en menor forma, del pueblo. Se lloran las víctimas, pero no se debe ignorar el delito cometido que nadie desconocía y mucho menos indemnizar a nadie por robar.
La hora de definir quién es quien manda en este país llegó y si el humanismo del Presidente decide apoyar a las familias que por voluntad personal arriesgaron a sus hijos por unos cuantos litros de gasolina, también lo apoyaremos. Pero México debe transitar en un Estado de Derecho y no de decisiones caritativas (por eso estamos jodidos).
El nuevo método generará empleos y debemos tener paciencia a que se regularice (¿o acaso no se anunciaba que un día sin usar gasolina bajaría su precio?). A los mafiosos del ex poder que intentan desacreditar a un Gobierno de México que se caracteriza por humildad y contacto directo con el pueblo, es de advertirles: Desistan de sus nefastas intenciones desestabilizadoras, ya que la nación de la que se enriquecieron sin medida ni lo merece, ni lo permitirá.
Hoy vemos a un Presidente que no sólo cuenta con valores personales, sino además 30 millones de tigres dispuestos a acompañarlo no únicamente en las redes sociales. La sociedad mexicana está hasta la progenitora de que aun después de haberla saqueado impidan que un mexicano noble y decidido opte a erradicar la corrupción y heredarnos un país mejor.
No provoquen a la ‘raza’, partan a disfrutar su latrocinio a lugares lejanos y déjenos en paz.