QUO VADIS
Si en algo parecen estar de acuerdo gobernantes y gobernados en México es en tratar de proteger los derechos, salud y vida digna que merece nuestra población infantil. Pero la realidad es otra y aquí unos ejemplos disponibles en redes:
“El trabajo infantil alcanzaba a 3.3 millones de niños, niñas y adolescentes con edades de 5 a 17 años en 2019, pero el impacto de la pandemia en la economía de los hogares podría elevar esa cifra a 3 millones 850 mil, de acuerdo con cálculos de Aristegui Noticias hechos a partir de datos del INEGI”. Algo más preocupante es que “cifras oficiales arrojan que en comparación a 2019, en 2020 se registró un aumento en varios delitos en contra de menores de edad: Un 27.7% en trata de personas; 21% el de rapto y 17.7% en el de feminicidio. Así, de enero a octubre de 2020, unas 10,198 personas de entre 0 y 17 años fueron víctimas de lesiones; 1,971 de homicidio; 1,426 de corrupción de menores; 221 de trata de personas; 163 de extorsión; 93 de feminicidio; 92 de rapto y 68 de secuestro”.
A propósito de lo anterior, en enero de este 2021 la Secretaría de Gobernación alertó del incremento de violencia contra menores de edad y su relación con agresiones de las bandas criminales. De 3 mil 108 homicidios de niños, niñas y adolescentes registrados durante el periodo 2018-2020, al menos la autoría de una tercera parte se adjudica a la delincuencia organizada…y apenas en este abril trascendió el uso de infantes para sumarse a adultos como policías comunitarios en la Montaña Baja de Guerrero para defenderse del grupo delictivo Los Ardillos, que los quiere esclavizar utilizando las tierras campesinas para la siembra y cosecha de drogas.
Qué decir ante los más de 600 infantes que han muerto por causa del coronavirus o los cientos de miles que quedaron huérfanos y cómo no importar en esta relatoría indeseable otro dato del INEGI en el sentido de que más de 5 millones de estudiantes no se inscribieron al ciclo escolar actual por el efecto pandémico, la mayoría menores de edad.
Y entre los casos más dolorosos, ser testigo de videos que siguen circulando en redes y prensa donde se maltrata y castiga a los niños, donde la violencia doméstica que sufren es impensable o los cientos de refugiados en El Chaparral (Tijuana) y otros espacios en México donde no son bienvenidos y ni qué decir de las menores embarazadas que sufren también situaciones inenarrables…
Pero qué importa todo eso, ahorita lo importante son las campañas políticas, las reformas, evidenciar actos de corrupción y los renglones torcidos de la ley que los deja impunes y otros temas como la pandemia que inhiben, subestiman, opacan…invisibilizan las tragedias multifacéticas que atraviesa la población infantil mexicana.
Por eso y mucho más, qué triste este Día del Niño, pero no para todos, habrá algunos que tengan quien los ame, respete y les conceda el lugar que merecen, no nada más en la celebración, sino siempre, sean propios o ajenos, pero hay que hacer algo superior por todos. ¿O no?
