/ viernes 15 de junio de 2018

Tutti frutti sabatini

Vientos


Mi padre y mi madre, don Jaime S. Pardo y Pacheco y doña Dolores Verdugo González, él chiapaneco y ella bajacaliforniana, se esmeraron por hacer de este modesto escribidor un sabio. Pero dura mi testa, no tuvieron éxito. Sin embargo recuerdo mucho de lo que respecto del primer emperador romano, que ellos me enseñaron, entre mil cosas más.

Se trata de Cayo Julio César Octavio Augusto, que nació en el año 63 a. de C. y murió a los 51 años el año 14 d. de C. (Nuestra Era)… Fue un protector de las artes y sobre todo de la literatura… tenía un formidable sentido del humor y en paralelo fue ducho en la guerra… y cuando en estas fruncias ganó venciendo a su archienemigo Marco Antonio, se proclamó emperador… el primer emperador romano… De él se saben muchas anécdotas como aquella cuando su lujuria lo llevó a seleccionar para su lecho a las mujeres bellas que veía… Y un día vio a la mujer del filósofo Almodoro, su amigo, y le mandó una litera cubierta y sus criados para llevarla a su presencia… Los esposos, molestos por la insania del César, urdieron un plan: Almodoro se disfrazó de mujer y subió a la litera… cuando llegó a palacio, Augusto vio con terror a Almodoro blandiendo una espada… Almodoro le dijo: “Augusto, si yo fuera tu enemigo y viniera a matarte por esto, estarías muerto”… Y el emperador entendió la lección y pidiendo perdón a su amigo, dejó de practicar su molesto hábito… Otra vez, un poeta griego apostado a las puertas de palacio, cada vez que Augusto salía, le entregaba unos poemas y el emperador los recibía sin dar nada en cambio… Alguien se lo hizo notar y Augusto escribió otros poemas… malísimos… y el poeta griego los recibió… muy serio echó mano a su faltriquera y sacó una pequeña moneda de poca monta y le dijo: “Es poca cosa, lo sé, pero sintiéndolo mucho, es todo lo que te puedo dar”… Augusto entendió el significado de la acción y ordenó a su tesorero que le entregara cien mil sextercios, lo que esta suma signifique en valores de hoy… Hay mucho que contar sobre este emperador y alguna otra vez volveré a este personaje histórico… si el tiempo me lo permite y mi Dios también… Es interesante, como lo es la frase que expresó cuando estaba moribundo: “Aplaudidme si he representado bien la comedia”… El César consideraba a la vida como este modesto escribidor: una comedia… recuerdo a Garrick diciendo en el poema clásico: “El carnaval de la vida engaña tanto/ que las horas son breves mascaradas/ aquí aprendemos a reír con llanto/ y también a llorar con carcajadas”… Y me largo a la botana sabatina en el bunker del Tony Hernández Armenta… Él anda por Los Mochis… nosotros aquí seguimos… Y mucho ojo: langostas a la Puerto Nuevo… chile el que guste y escoja, hay de todo… y la beberecua, como siempre con cargo a su bolsillo y el gran marisco con mayor razón: $250.00 baros… y arrivedercci.


Vientos


Mi padre y mi madre, don Jaime S. Pardo y Pacheco y doña Dolores Verdugo González, él chiapaneco y ella bajacaliforniana, se esmeraron por hacer de este modesto escribidor un sabio. Pero dura mi testa, no tuvieron éxito. Sin embargo recuerdo mucho de lo que respecto del primer emperador romano, que ellos me enseñaron, entre mil cosas más.

Se trata de Cayo Julio César Octavio Augusto, que nació en el año 63 a. de C. y murió a los 51 años el año 14 d. de C. (Nuestra Era)… Fue un protector de las artes y sobre todo de la literatura… tenía un formidable sentido del humor y en paralelo fue ducho en la guerra… y cuando en estas fruncias ganó venciendo a su archienemigo Marco Antonio, se proclamó emperador… el primer emperador romano… De él se saben muchas anécdotas como aquella cuando su lujuria lo llevó a seleccionar para su lecho a las mujeres bellas que veía… Y un día vio a la mujer del filósofo Almodoro, su amigo, y le mandó una litera cubierta y sus criados para llevarla a su presencia… Los esposos, molestos por la insania del César, urdieron un plan: Almodoro se disfrazó de mujer y subió a la litera… cuando llegó a palacio, Augusto vio con terror a Almodoro blandiendo una espada… Almodoro le dijo: “Augusto, si yo fuera tu enemigo y viniera a matarte por esto, estarías muerto”… Y el emperador entendió la lección y pidiendo perdón a su amigo, dejó de practicar su molesto hábito… Otra vez, un poeta griego apostado a las puertas de palacio, cada vez que Augusto salía, le entregaba unos poemas y el emperador los recibía sin dar nada en cambio… Alguien se lo hizo notar y Augusto escribió otros poemas… malísimos… y el poeta griego los recibió… muy serio echó mano a su faltriquera y sacó una pequeña moneda de poca monta y le dijo: “Es poca cosa, lo sé, pero sintiéndolo mucho, es todo lo que te puedo dar”… Augusto entendió el significado de la acción y ordenó a su tesorero que le entregara cien mil sextercios, lo que esta suma signifique en valores de hoy… Hay mucho que contar sobre este emperador y alguna otra vez volveré a este personaje histórico… si el tiempo me lo permite y mi Dios también… Es interesante, como lo es la frase que expresó cuando estaba moribundo: “Aplaudidme si he representado bien la comedia”… El César consideraba a la vida como este modesto escribidor: una comedia… recuerdo a Garrick diciendo en el poema clásico: “El carnaval de la vida engaña tanto/ que las horas son breves mascaradas/ aquí aprendemos a reír con llanto/ y también a llorar con carcajadas”… Y me largo a la botana sabatina en el bunker del Tony Hernández Armenta… Él anda por Los Mochis… nosotros aquí seguimos… Y mucho ojo: langostas a la Puerto Nuevo… chile el que guste y escoja, hay de todo… y la beberecua, como siempre con cargo a su bolsillo y el gran marisco con mayor razón: $250.00 baros… y arrivedercci.