/ viernes 5 de octubre de 2018

Tutti frutti sabatini

Vientos


Quizá a usted, admirado lector desconocido y conocidos, la poesía los convoque al aquelarre bohemio y a la nostalgia lacrimosa. O tal vez perturbe sus disquisiciones materialistas y la eludan como se huye de un perro sarnoso, pero este poema de Sor Juana Inés de la Cruz me invitó a su transcripción, no como espejo de rebote, pero sí como dedicatoria para quienes avanzan con claridad a la suma de los años. Y reza:

“Las canas se han de buscar/ antes que el tiempo las pinte; que al que las pretende alegran/ y al que las espera afligen.// Quien, para ser viejo, espera/ que los años se deslicen, / ni conserva lo que tiene,/ ni lo que espera consigue.// Con lo cual, casi a no ser/ viene el necio a reducirse; / pues ni la vejez le llega,/ ni la juventud le asiste.// Quien vive, por vivir solo,/ sin buscar más altos fines,/ de lo viviente se precia,/ de lo racional se exime.// Y aún de la vida no goza; / pues si bien llega a advertirse,/ el que vive lo que sabe,/ sólo sabe lo que vive.// Quien llega necio a pisar/ de la vejez, los confines,/ vergüenza peina y no canas; / no años, afrentas suma”… ¡Órale!... ¿Seré por desventura un necio?... Mmmm… Más me gusta el optimismo de Pitágoras: “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida”…Ordinariamente quiere decir cotidianamente… Y sale al estrado Séneca, mi cuate: “Pocos hay viejos y dichosos”… Un poco pesimista, pero eso sí, realista… digo… y no es confesión de parte… Y cambio de canal…

Usted sabe que el chocolate es puro mexicano… Nació entre nosotros como un don del Creador… los aztecas, si mi memoria no falla, lo llamaban chocólatl… Pues bien, llegó a Europa con los conquistadores españoles y allá fue un “best seller”… los franceses y las francesitas se lo chupaban diarina en frío o caliente… Cerquita del Palacio de Versalles, en el meritito París, hay un restaurante llamado Angelina en donde María Antonieta acudía a tomarlo en caliente (Chocolat chaud) y se decía con mucha “propiedad”… es decir con elegancia, porque tenía (el chocolate) propiedades afrodisíacas… Y usted sabe que a la doña eso le encantaba… Y se me acabó el espacio sabatino y es tiempo de decir juilalá… A la botana sabatina que hoy es cerdo a la Lumiere con surgetout y ycolassé finé… Y usted escoge el líquido para el trasiego del cerdo y lo que su bolsillo le permita… Todo austero como quiere el que les dije… Y mientras me despido con un hasta luego, o sea algo así como decimos los italianos: arrivedercci… si hay oportunidad.


Vientos


Quizá a usted, admirado lector desconocido y conocidos, la poesía los convoque al aquelarre bohemio y a la nostalgia lacrimosa. O tal vez perturbe sus disquisiciones materialistas y la eludan como se huye de un perro sarnoso, pero este poema de Sor Juana Inés de la Cruz me invitó a su transcripción, no como espejo de rebote, pero sí como dedicatoria para quienes avanzan con claridad a la suma de los años. Y reza:

“Las canas se han de buscar/ antes que el tiempo las pinte; que al que las pretende alegran/ y al que las espera afligen.// Quien, para ser viejo, espera/ que los años se deslicen, / ni conserva lo que tiene,/ ni lo que espera consigue.// Con lo cual, casi a no ser/ viene el necio a reducirse; / pues ni la vejez le llega,/ ni la juventud le asiste.// Quien vive, por vivir solo,/ sin buscar más altos fines,/ de lo viviente se precia,/ de lo racional se exime.// Y aún de la vida no goza; / pues si bien llega a advertirse,/ el que vive lo que sabe,/ sólo sabe lo que vive.// Quien llega necio a pisar/ de la vejez, los confines,/ vergüenza peina y no canas; / no años, afrentas suma”… ¡Órale!... ¿Seré por desventura un necio?... Mmmm… Más me gusta el optimismo de Pitágoras: “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida”…Ordinariamente quiere decir cotidianamente… Y sale al estrado Séneca, mi cuate: “Pocos hay viejos y dichosos”… Un poco pesimista, pero eso sí, realista… digo… y no es confesión de parte… Y cambio de canal…

Usted sabe que el chocolate es puro mexicano… Nació entre nosotros como un don del Creador… los aztecas, si mi memoria no falla, lo llamaban chocólatl… Pues bien, llegó a Europa con los conquistadores españoles y allá fue un “best seller”… los franceses y las francesitas se lo chupaban diarina en frío o caliente… Cerquita del Palacio de Versalles, en el meritito París, hay un restaurante llamado Angelina en donde María Antonieta acudía a tomarlo en caliente (Chocolat chaud) y se decía con mucha “propiedad”… es decir con elegancia, porque tenía (el chocolate) propiedades afrodisíacas… Y usted sabe que a la doña eso le encantaba… Y se me acabó el espacio sabatino y es tiempo de decir juilalá… A la botana sabatina que hoy es cerdo a la Lumiere con surgetout y ycolassé finé… Y usted escoge el líquido para el trasiego del cerdo y lo que su bolsillo le permita… Todo austero como quiere el que les dije… Y mientras me despido con un hasta luego, o sea algo así como decimos los italianos: arrivedercci… si hay oportunidad.