/ viernes 16 de noviembre de 2018

Tutti frutti sabatini

Vientos


Kafka fue un escritor judío que se descubrió en la ficción aun cuando su fama fue transitoria. Sin embargo tuvo su tiempo, como muchos otros que se inician y luego se pierden. Un día su mente encontró el disfraz de un escarabajo destruyendo dos almas: la del escarabajo y la propia. Y esa historia casi se repitió en otro personaje que con igual pretensión se buscó en una cucaracha.

Tadric Splnovic, un balcánico enamorado de México, llegó un día con un bagaje repleto de historias… una de ellas era lo que llamó la personalidad de las cucarachas… esos nauseabundos insectos poderosos que acompañan a la Tierra desde su nacimiento… Y configuró una historia que en palabras eximía de culpas al “animalejo” y lo proyectaba a los niveles de útiles a la humanidad… Y un día Tadric se transformó en cucaracha… Le dije, sinceramente, que más valía soñar en un pavorreal… y tuve que llevarlo al jardín de mi amigo Florencio Blanch que tenía de estos preciosos mostradores de coloridos insustituibles y ponerle fiesta a los ojos de cualquier ser normal… No sé qué efectos tuvo en su atorón con mi propuesta… Dijo algo en su idioma que no entendí… y nunca más lo volví a ver… las brumas del alcohol suelen dar malas cuentas como ha sucedido con tantos… Esta mañana desperté con el recuerdo de esos amigos que se pegan en la memoria y de pronto brotan como recordándonos de lo efímero de la vida… algo raro que en mí alguien pueda referirse a lo efímero de la vida cuando ya se extiende tanto que no alcanzo a recordar cosas importantes de mi propia existencia… Así que como coincidencia, hoy cumplen años dos hijos míos: Loana y Jaime, los primeros en mi “haber”… Y dos nietos, cuates, Raúl y Alejandro, éstos de apellido Del Bosque Pardo... Y mi cuñado Mario Humberto Mendoza Arellano… Y en otras esferas, (+), el Dr. Héctor López Flores que trajo al mundo a mi hija Loana… Como si fuera de la familia… ¡Cómo es curiosa la vida!... Y para ponernos más alegres, hoy botana de lujo: langostas a la thermidor… pero en galletitas saladas… y la beberecua corre por cuenta de los bolsillos de cada ingerente… y la grata compañía de los siempre amigos Ricardo Flores, Humberto Cáceres, Germán Cano, Raúl Rosad, Gerardo Romero y tantos que han sido, como decía el poeta Cárdenas, los amigos de mi senectud, unos; otros que vienen de más tiempo pasado y el gaviotero feliz… Un abrazo lleno de afecto incluyendo a Lupita que es historia inolvidable por su filosofía de poner buena cara a los espantosos clientes… y juilalá… como siempre: arrivedercci.


Vientos


Kafka fue un escritor judío que se descubrió en la ficción aun cuando su fama fue transitoria. Sin embargo tuvo su tiempo, como muchos otros que se inician y luego se pierden. Un día su mente encontró el disfraz de un escarabajo destruyendo dos almas: la del escarabajo y la propia. Y esa historia casi se repitió en otro personaje que con igual pretensión se buscó en una cucaracha.

Tadric Splnovic, un balcánico enamorado de México, llegó un día con un bagaje repleto de historias… una de ellas era lo que llamó la personalidad de las cucarachas… esos nauseabundos insectos poderosos que acompañan a la Tierra desde su nacimiento… Y configuró una historia que en palabras eximía de culpas al “animalejo” y lo proyectaba a los niveles de útiles a la humanidad… Y un día Tadric se transformó en cucaracha… Le dije, sinceramente, que más valía soñar en un pavorreal… y tuve que llevarlo al jardín de mi amigo Florencio Blanch que tenía de estos preciosos mostradores de coloridos insustituibles y ponerle fiesta a los ojos de cualquier ser normal… No sé qué efectos tuvo en su atorón con mi propuesta… Dijo algo en su idioma que no entendí… y nunca más lo volví a ver… las brumas del alcohol suelen dar malas cuentas como ha sucedido con tantos… Esta mañana desperté con el recuerdo de esos amigos que se pegan en la memoria y de pronto brotan como recordándonos de lo efímero de la vida… algo raro que en mí alguien pueda referirse a lo efímero de la vida cuando ya se extiende tanto que no alcanzo a recordar cosas importantes de mi propia existencia… Así que como coincidencia, hoy cumplen años dos hijos míos: Loana y Jaime, los primeros en mi “haber”… Y dos nietos, cuates, Raúl y Alejandro, éstos de apellido Del Bosque Pardo... Y mi cuñado Mario Humberto Mendoza Arellano… Y en otras esferas, (+), el Dr. Héctor López Flores que trajo al mundo a mi hija Loana… Como si fuera de la familia… ¡Cómo es curiosa la vida!... Y para ponernos más alegres, hoy botana de lujo: langostas a la thermidor… pero en galletitas saladas… y la beberecua corre por cuenta de los bolsillos de cada ingerente… y la grata compañía de los siempre amigos Ricardo Flores, Humberto Cáceres, Germán Cano, Raúl Rosad, Gerardo Romero y tantos que han sido, como decía el poeta Cárdenas, los amigos de mi senectud, unos; otros que vienen de más tiempo pasado y el gaviotero feliz… Un abrazo lleno de afecto incluyendo a Lupita que es historia inolvidable por su filosofía de poner buena cara a los espantosos clientes… y juilalá… como siempre: arrivedercci.