/ viernes 14 de diciembre de 2018

Tutti frutti sabatini

Vientos


Séneca aseveraba que “dondequiera que haya un ser humano existirá una posibilidad para la bondad”. En otras palabras, la bondad apenas es una posibilidad entre nosotros llamados la raza humana.

Aquí les he expresado que cuando se habla de humanizar, es una errónea concepción: el humano es un salvaje cuando nace. Sería prudente leer a don Juan de Dios Sobrino Trejo (“Antidogma”, Ed. 1948) y sin dejar de hacerlo también a Desmond Morris (“El Mono Desnudo” Ed. Plaza & Janés, S.A.-1980)… El primero escribe que un recién nacido se mete en un cuarto y un espacio en donde esté solo y al mismo tiempo otro se radique en una familia en vida normal nuestra; el primero crecerá como salvaje y el segundo con todo lo positivo y lo negativo del ser sociable en donde la primera manifestación es el egoísmo… Y de eso trata el segundo escritor, de la conducta humana en un formidable comparativo con el resto de los animales… Lo que la sociedad hace sin duda alguna, es moldear al género humano, gregario por naturaleza, y someterlo a todas las conductas que hemos venido construyendo para nuestra forma de vida menos arisca, menos negativa, “socializada”… Por eso Pepito, el niño travieso en vías de “humanización”, resulta un ser incorregible… ¿O conoce usted un chistorete sano del pequeño monstruo?... A propo, Pepito tenía una maestra de buen ver y tal vez mejor hacer… Un día les da clase a los niños a su cargo… “Niños, les dice, vamos a resolver problemas de inteligencia y listeza que son dos cosas distintas… Un cazador sale con su rifle y ve en una rama parados diez pájaros… y decide probar puntería… dispara y mata dos: ¿Cuántos quedan?”… Muchas respuestas, todas mal logradas… Pepito levanta su dedo y pide intervenir… Con todo el temor de la profesora, le concede la oportunidad y Pepito responde: “Ninguna, profa… al disparar, las vivas vuelan”… Sorprendida, la maestra le dice: “Tu respuesta debió haber sido ocho, pero me agrada tu opinión”… Pepito, entonces, le pregunta a su profesora si le permite hacerle una pregunta de esas y ella acepta imaginando que ese día el niño majadero viene adecentado… “En una banca del parque –empieza el niño terrible- hay tres mujeres tomando un helado: la primera lo muerde, la segunda lo lame y la tercera lo chupa: ¿Cuál de ellas es la casada?”… La maestra se sonroja y se decide: “Supongo que la tercera”… “No profesora: la casada es la que porta el anillo de matrimonio”… y agrega el monstruo niño: La del anillo debió haber sido su respuesta, pero de todas maneras me agrada su opinión”… Y me largo a la botana sabatina: almejas chocolatas de San Quintín asadas con forros de queso de Ojos Negros y salsa de calamares… y la beberecua, lo que sea su voluntad… y ai’los vemos raza humana… Arrivedercci.

Vientos


Séneca aseveraba que “dondequiera que haya un ser humano existirá una posibilidad para la bondad”. En otras palabras, la bondad apenas es una posibilidad entre nosotros llamados la raza humana.

Aquí les he expresado que cuando se habla de humanizar, es una errónea concepción: el humano es un salvaje cuando nace. Sería prudente leer a don Juan de Dios Sobrino Trejo (“Antidogma”, Ed. 1948) y sin dejar de hacerlo también a Desmond Morris (“El Mono Desnudo” Ed. Plaza & Janés, S.A.-1980)… El primero escribe que un recién nacido se mete en un cuarto y un espacio en donde esté solo y al mismo tiempo otro se radique en una familia en vida normal nuestra; el primero crecerá como salvaje y el segundo con todo lo positivo y lo negativo del ser sociable en donde la primera manifestación es el egoísmo… Y de eso trata el segundo escritor, de la conducta humana en un formidable comparativo con el resto de los animales… Lo que la sociedad hace sin duda alguna, es moldear al género humano, gregario por naturaleza, y someterlo a todas las conductas que hemos venido construyendo para nuestra forma de vida menos arisca, menos negativa, “socializada”… Por eso Pepito, el niño travieso en vías de “humanización”, resulta un ser incorregible… ¿O conoce usted un chistorete sano del pequeño monstruo?... A propo, Pepito tenía una maestra de buen ver y tal vez mejor hacer… Un día les da clase a los niños a su cargo… “Niños, les dice, vamos a resolver problemas de inteligencia y listeza que son dos cosas distintas… Un cazador sale con su rifle y ve en una rama parados diez pájaros… y decide probar puntería… dispara y mata dos: ¿Cuántos quedan?”… Muchas respuestas, todas mal logradas… Pepito levanta su dedo y pide intervenir… Con todo el temor de la profesora, le concede la oportunidad y Pepito responde: “Ninguna, profa… al disparar, las vivas vuelan”… Sorprendida, la maestra le dice: “Tu respuesta debió haber sido ocho, pero me agrada tu opinión”… Pepito, entonces, le pregunta a su profesora si le permite hacerle una pregunta de esas y ella acepta imaginando que ese día el niño majadero viene adecentado… “En una banca del parque –empieza el niño terrible- hay tres mujeres tomando un helado: la primera lo muerde, la segunda lo lame y la tercera lo chupa: ¿Cuál de ellas es la casada?”… La maestra se sonroja y se decide: “Supongo que la tercera”… “No profesora: la casada es la que porta el anillo de matrimonio”… y agrega el monstruo niño: La del anillo debió haber sido su respuesta, pero de todas maneras me agrada su opinión”… Y me largo a la botana sabatina: almejas chocolatas de San Quintín asadas con forros de queso de Ojos Negros y salsa de calamares… y la beberecua, lo que sea su voluntad… y ai’los vemos raza humana… Arrivedercci.