/ sábado 16 de noviembre de 2019

Tutti frutti sabatini

Vientos


La preparación política individual procede, buena o mala, positiva o no, de una correcta formación familiar, aderezada del complemento educativo escolar digerido con talento y sumada la correcta asimilación de la fenomenología social del entorno o los diversos entornos que ese individuo haya experimentado.

Los mexicanos, empujados a la Cuarta Transformación tan solicitada y tan desorientada (4T), acostumbrados por generaciones de sumisos ante un líder –de cualquier tipo y con el título con el que sea nominado- de pronto se hallan ante un fenómeno político reformatorio que les es extraño y desorientados emprenden caminos inesperados. De pronto, la detención del poder oficial para poner orden en la anarquía desbordada, les abre un campo novedoso en el cual expulsar su natural salvajismo desarriendado, como los casos del huichacol en donde los pueblos aledaños colaboran en el robo de energéticos con la grave falla de la previsión que ya hemos visto ha ocasionado la muerte de inocentes criaturas estimuladas, quien lo creyera, por sus propios familiares. O los casos de poner orden en asuntos de narcotráfico de barriadas en donde los puesteros, en lugar de acomodarse a la ley, la eluden de momento atacando a las gentes del orden, explicando así, inconscientemente, sus culpas que los hace cómplices que luego, encarcelados algunos, resultan libres porque hay que deslindarse de problemas con amor y paz, asunto que ya es motivo de ironías en los corrillos callejeros, estimulados, vale decir, por los propios estudiantes que debieran dar ejemplos de educación favorable a los ordenamientos legales.

Y claro, los cuestionamientos ya van creciendo: ¿Para qué una numerosa Guardia Nacional si no puede siquiera defenderse de los ataques de los revoltosos que en otras condiciones quedarían bajo el control de las autoridades, que por su parte, ahora resultan enemigas entre sí, como ya lo vimos entre policías del Distrito Federal (CDMX) y policías federales con resultados vergonzosos de más de tres decenas de heridos?

Y peor: la Cámara de Senadores en reciente exhibición de salvajismo, incapaces de resolver los problemas de un supuesto o cierto fraude electivo de la dirigencia nacional de los Derechos Humanos, mostrando, con plausibles excepciones de cordura y educación cívica, la estulticia y la autodegradación para simbolizar la presencia degradante de la incultura total, como lo hizo un pretenso émulo de su pariente, el senador Gustavo Madero, apasionado panista que deja muy mal paradas sus filas de gente, desde hace tiempo, luchadores en terrenos verdaderamente políticos, asunto que ya se ve, se extravió desde que llegaron un día al poder y convinieron en morder la manzana de Adán…

Para todo hay salidas legales, excepto para curar pasiones ingratas. Estas sólo las resuelve una buena educación, esa que ya se perdió, si alguna vez se tuvo, entre los breñales de la política a la mexicana que ya se ve, no tiene remedio. ¡Qué vergüenza!

Vientos


La preparación política individual procede, buena o mala, positiva o no, de una correcta formación familiar, aderezada del complemento educativo escolar digerido con talento y sumada la correcta asimilación de la fenomenología social del entorno o los diversos entornos que ese individuo haya experimentado.

Los mexicanos, empujados a la Cuarta Transformación tan solicitada y tan desorientada (4T), acostumbrados por generaciones de sumisos ante un líder –de cualquier tipo y con el título con el que sea nominado- de pronto se hallan ante un fenómeno político reformatorio que les es extraño y desorientados emprenden caminos inesperados. De pronto, la detención del poder oficial para poner orden en la anarquía desbordada, les abre un campo novedoso en el cual expulsar su natural salvajismo desarriendado, como los casos del huichacol en donde los pueblos aledaños colaboran en el robo de energéticos con la grave falla de la previsión que ya hemos visto ha ocasionado la muerte de inocentes criaturas estimuladas, quien lo creyera, por sus propios familiares. O los casos de poner orden en asuntos de narcotráfico de barriadas en donde los puesteros, en lugar de acomodarse a la ley, la eluden de momento atacando a las gentes del orden, explicando así, inconscientemente, sus culpas que los hace cómplices que luego, encarcelados algunos, resultan libres porque hay que deslindarse de problemas con amor y paz, asunto que ya es motivo de ironías en los corrillos callejeros, estimulados, vale decir, por los propios estudiantes que debieran dar ejemplos de educación favorable a los ordenamientos legales.

Y claro, los cuestionamientos ya van creciendo: ¿Para qué una numerosa Guardia Nacional si no puede siquiera defenderse de los ataques de los revoltosos que en otras condiciones quedarían bajo el control de las autoridades, que por su parte, ahora resultan enemigas entre sí, como ya lo vimos entre policías del Distrito Federal (CDMX) y policías federales con resultados vergonzosos de más de tres decenas de heridos?

Y peor: la Cámara de Senadores en reciente exhibición de salvajismo, incapaces de resolver los problemas de un supuesto o cierto fraude electivo de la dirigencia nacional de los Derechos Humanos, mostrando, con plausibles excepciones de cordura y educación cívica, la estulticia y la autodegradación para simbolizar la presencia degradante de la incultura total, como lo hizo un pretenso émulo de su pariente, el senador Gustavo Madero, apasionado panista que deja muy mal paradas sus filas de gente, desde hace tiempo, luchadores en terrenos verdaderamente políticos, asunto que ya se ve, se extravió desde que llegaron un día al poder y convinieron en morder la manzana de Adán…

Para todo hay salidas legales, excepto para curar pasiones ingratas. Estas sólo las resuelve una buena educación, esa que ya se perdió, si alguna vez se tuvo, entre los breñales de la política a la mexicana que ya se ve, no tiene remedio. ¡Qué vergüenza!