/ sábado 3 de abril de 2021

Tutti frutti sabatini

VIENTOS

No tengo educación académica en política; no soy un “iniciado”. Las cosas que oía de pequeño en mi casa por las disquisiciones que al respecto se producían entre mi padre y sus amigos - visitantes de ocasión - fueron sedimentando - en forma inconsciente en mi cerebrito infantil - lo que más tarde influiría para discurrir otros caminos muy alejados de una profesión que escogí en mi adolescencia “a lo macuache”.

La escuela cardenista fue como el inicio cuando se clavó en mi alma el respeto por el pueblo jodido, explotado, mancillado por promesas incumplidas de gobiernos inescrupulosos incluyendo la basura de la post-revolución, donde el salvador ocasional, general Lázaro Cárdenas del Río, terminó sometido a un compromiso con EUA en el curso de la estúpida II Guerra Mundial que nos dejara la herencia prima de un neoliberalismo fatal que hoy, aunque el común del pueblo lo ignore, es el objetivo de eliminación del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha recogido las banderas de la “Vieja Revolución” y está exhibiendo la pudrición de gobiernos precedentes a quienes el pueblo, por vez primera, les baja los calzones y los ubica en las vitrinas de la indignidad.

Aprendí de la política a la mexicana con el curso del tiempo y gracias al licenciado Milton Castellanos Everardo, quien luego de su innegable triunfo electoral como gobernador de Baja California, me ofreció - pago de mi auxilio en su campaña electoral - dos cargos a escoger: “Bienes Raíces del Estado o la Secretaría General del CDE del PRI”. Le respondí rápido: “De cosas inmobiliarias sé lo que del idioma chino - lo que cayó como anillo al dedo a Rodolfo Escamilla Soto - así que acepté lo otro para ser el segundo de a bordo del licenciado Práxedis Padilla. Y ahí empezó la tarea del aprendizaje: el PRI era “el rey” y el único mandón en el Estado era el gobernador, así que “cartuchera al hombro”.

No es difícil sacar conclusiones si se tiene buen sentido de ruta y ganas de aprender algo tan simple y al mismo tiempo difícil de asimilar por los no graduados. Los analistas políticos extranjeros “rebotan” en sus tareas - infructuosas - en busca de interpretación de lo que la política es en México. Quizá el más atinado fue el escritor peruano Mario Vargas Llosa, que nos perfiló como “una dictadura blanda”.

Pero créanme: También lo sufrimos los analistas de casa, pues las culturas regionales mexicanas desvían cualquier intento de enmarcar por igual a los comportamientos, digamos como ejemplo entre los oaxaqueños y los sonorenses.

Pero se insiste en la tontería y la respuesta de “Morena” y el trabajo compulsivo político de López Obrador por varios años de ir a los pueblos, en silencio, haciendo “adobes”, conquistando amigos, escuchando opiniones, sentándose en las piedras de los pueblos para intercambiar los “cómo y los porqué” de la rabia contenida tal vez desde la Conquista, pero comunicada genéticamente. Difícil destruir esa labor titánica y el cómo destruir en paralelo lo que el pueblo aplaude como forma democrática de gobierno a los acondicionamientos de las leyes a un propósito: la 4T... una expresión sintética sin hipérbole, que es un programa de Gobierno futurista, nacionalista y que como “Morena” se metió por todos los rincones aplastando las heces políticas que han venido ensuciando los sueños y las esperanzas del pueblo mexicano.

Soy pues, para finalizar, un autodidacta en política, pero he leído tanto al respecto que puedo citarles el pensamiento de Platón en la materia como de Montesquieu, Rousseau, Kelsen, Montenegro, Duverger y un largo etcétera. Es éste un mensaje para una persona que no me quiere...¿Y?

VIENTOS

No tengo educación académica en política; no soy un “iniciado”. Las cosas que oía de pequeño en mi casa por las disquisiciones que al respecto se producían entre mi padre y sus amigos - visitantes de ocasión - fueron sedimentando - en forma inconsciente en mi cerebrito infantil - lo que más tarde influiría para discurrir otros caminos muy alejados de una profesión que escogí en mi adolescencia “a lo macuache”.

La escuela cardenista fue como el inicio cuando se clavó en mi alma el respeto por el pueblo jodido, explotado, mancillado por promesas incumplidas de gobiernos inescrupulosos incluyendo la basura de la post-revolución, donde el salvador ocasional, general Lázaro Cárdenas del Río, terminó sometido a un compromiso con EUA en el curso de la estúpida II Guerra Mundial que nos dejara la herencia prima de un neoliberalismo fatal que hoy, aunque el común del pueblo lo ignore, es el objetivo de eliminación del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha recogido las banderas de la “Vieja Revolución” y está exhibiendo la pudrición de gobiernos precedentes a quienes el pueblo, por vez primera, les baja los calzones y los ubica en las vitrinas de la indignidad.

Aprendí de la política a la mexicana con el curso del tiempo y gracias al licenciado Milton Castellanos Everardo, quien luego de su innegable triunfo electoral como gobernador de Baja California, me ofreció - pago de mi auxilio en su campaña electoral - dos cargos a escoger: “Bienes Raíces del Estado o la Secretaría General del CDE del PRI”. Le respondí rápido: “De cosas inmobiliarias sé lo que del idioma chino - lo que cayó como anillo al dedo a Rodolfo Escamilla Soto - así que acepté lo otro para ser el segundo de a bordo del licenciado Práxedis Padilla. Y ahí empezó la tarea del aprendizaje: el PRI era “el rey” y el único mandón en el Estado era el gobernador, así que “cartuchera al hombro”.

No es difícil sacar conclusiones si se tiene buen sentido de ruta y ganas de aprender algo tan simple y al mismo tiempo difícil de asimilar por los no graduados. Los analistas políticos extranjeros “rebotan” en sus tareas - infructuosas - en busca de interpretación de lo que la política es en México. Quizá el más atinado fue el escritor peruano Mario Vargas Llosa, que nos perfiló como “una dictadura blanda”.

Pero créanme: También lo sufrimos los analistas de casa, pues las culturas regionales mexicanas desvían cualquier intento de enmarcar por igual a los comportamientos, digamos como ejemplo entre los oaxaqueños y los sonorenses.

Pero se insiste en la tontería y la respuesta de “Morena” y el trabajo compulsivo político de López Obrador por varios años de ir a los pueblos, en silencio, haciendo “adobes”, conquistando amigos, escuchando opiniones, sentándose en las piedras de los pueblos para intercambiar los “cómo y los porqué” de la rabia contenida tal vez desde la Conquista, pero comunicada genéticamente. Difícil destruir esa labor titánica y el cómo destruir en paralelo lo que el pueblo aplaude como forma democrática de gobierno a los acondicionamientos de las leyes a un propósito: la 4T... una expresión sintética sin hipérbole, que es un programa de Gobierno futurista, nacionalista y que como “Morena” se metió por todos los rincones aplastando las heces políticas que han venido ensuciando los sueños y las esperanzas del pueblo mexicano.

Soy pues, para finalizar, un autodidacta en política, pero he leído tanto al respecto que puedo citarles el pensamiento de Platón en la materia como de Montesquieu, Rousseau, Kelsen, Montenegro, Duverger y un largo etcétera. Es éste un mensaje para una persona que no me quiere...¿Y?