/ sábado 28 de septiembre de 2019

Tuttti frutti sabatini

Vientos


De mi polvoriento archivo rescato una expresión de Alfredo Ríos Camarena en la revista “Siempre!” del domingo 24 de enero de 2016 y que es el título de su colaboración escritural: “La satánica rueda de la fortuna”.

La referencia temática descansa sobre dos asuntos que son ya materia anecdótica y humor fúnebre: los casos de Humberto Moreira –en esos momentos preso por la policía española de Barcelona y de Elba Esther Gordillo Morales, a quien los fantasmas de la política “diabólica” asediaban y terminarían por llevarla presa por sus deslealtades políticas, según los rumores siempre fabulosos aunque a veces certeros.

El PRI dejaba correr las lágrimas y las corrientes se dividían poco a poco para intensificarse y multiplicarse más tarde con las acusaciones diversas contra gobernadores y funcionarios tricolores de postín, unos albergados en el infamante reclusorio en donde la maldad habita (con sus excepciones) mientras otros aún siguen libres, huyendo de la justicia bajo la sombra ignominiosa de los escondrijos para ratas… o a cubierto por eso que Salvador Díaz Mirón llamaba “poderoso caballero es don dinero” y el pueblo llama “apapachos del tío Lolo”…

Pero el pueblo que lee y se entera por otros medios de tales infortunios o delitos punibles, poniéndose en el papel de juzgadores emiten juicios y sentencias. Generalmente irrazonables, pero por instinto, como una venganza personal porque sabe que los “malditos” robaron lo suficiente para salir y pronto, de sus encierros… asuntos sexenales…

Creo que es por eso que el autor de referencia Ríos Camarena remató su artículo destilando desesperanza: “La rueda de la fortuna de la política es satánica, pero los políticos no se mueren hasta que están en la tumba y siempre hay posibilidades que el destino cambie”. Y punto y aparte, agrega: “No pretendo defender a quien puede ser culpable; subrayo que la aplicación del Derecho Penal no debe ser, como hasta hoy lo ha sido, instrumento para encarcelar enemigos y dar impunidad a los amigos”.

Estas “eventualidades” y otras más “sonantes” que han sido del dominio público, causaron la ausencia o transferencia de votos desde los partidos “fuertes” PAN y PRI (hablo de Baja California), hacia otros partidos y preferentemente a “Morena”, gran espacio para seguir medrando de a poquito por la austeridad tronante del tabasqueño presidente López Obrador, si le creemos, y claro, las militancias superfluas volaron, quedando solo los fanáticos o los leales de convicción sosteniendo con fe los pilares de sus conciencias partidistas.

Triste escenario para el nuevo delegado priísta que llega con todo el impulso de buscar el milagro para el viejo poder como objetivo de obligada persecución. Sumémonos a la tarea quienes le hemos servido al Institucional imaginando verlo resurgir de sus cenizas, retomando los originales principios que una cauda de presidentes traicionaron cuando la orgía del poder los aplastó con visiones negativas que los envolvieron en corruptelas gigantes, vergonzantes y punibles, aunque se hayan salvado del castigo.

El PRI debe volver a ser PNR y elevarlo como monumento a los millones de muertos anónimos, verdaderos revolucionarios y no almidonados y perfumados sedicentes revolucionarios que lo fueron, con dos o tres excepciones para la recordación histórica, entre ellos don Gustavo Díaz Ordaz, a quien los estultos suponen haberlo separado de la historia.

Y como siempre y muy molesto, arrivedercci.

Vientos


De mi polvoriento archivo rescato una expresión de Alfredo Ríos Camarena en la revista “Siempre!” del domingo 24 de enero de 2016 y que es el título de su colaboración escritural: “La satánica rueda de la fortuna”.

La referencia temática descansa sobre dos asuntos que son ya materia anecdótica y humor fúnebre: los casos de Humberto Moreira –en esos momentos preso por la policía española de Barcelona y de Elba Esther Gordillo Morales, a quien los fantasmas de la política “diabólica” asediaban y terminarían por llevarla presa por sus deslealtades políticas, según los rumores siempre fabulosos aunque a veces certeros.

El PRI dejaba correr las lágrimas y las corrientes se dividían poco a poco para intensificarse y multiplicarse más tarde con las acusaciones diversas contra gobernadores y funcionarios tricolores de postín, unos albergados en el infamante reclusorio en donde la maldad habita (con sus excepciones) mientras otros aún siguen libres, huyendo de la justicia bajo la sombra ignominiosa de los escondrijos para ratas… o a cubierto por eso que Salvador Díaz Mirón llamaba “poderoso caballero es don dinero” y el pueblo llama “apapachos del tío Lolo”…

Pero el pueblo que lee y se entera por otros medios de tales infortunios o delitos punibles, poniéndose en el papel de juzgadores emiten juicios y sentencias. Generalmente irrazonables, pero por instinto, como una venganza personal porque sabe que los “malditos” robaron lo suficiente para salir y pronto, de sus encierros… asuntos sexenales…

Creo que es por eso que el autor de referencia Ríos Camarena remató su artículo destilando desesperanza: “La rueda de la fortuna de la política es satánica, pero los políticos no se mueren hasta que están en la tumba y siempre hay posibilidades que el destino cambie”. Y punto y aparte, agrega: “No pretendo defender a quien puede ser culpable; subrayo que la aplicación del Derecho Penal no debe ser, como hasta hoy lo ha sido, instrumento para encarcelar enemigos y dar impunidad a los amigos”.

Estas “eventualidades” y otras más “sonantes” que han sido del dominio público, causaron la ausencia o transferencia de votos desde los partidos “fuertes” PAN y PRI (hablo de Baja California), hacia otros partidos y preferentemente a “Morena”, gran espacio para seguir medrando de a poquito por la austeridad tronante del tabasqueño presidente López Obrador, si le creemos, y claro, las militancias superfluas volaron, quedando solo los fanáticos o los leales de convicción sosteniendo con fe los pilares de sus conciencias partidistas.

Triste escenario para el nuevo delegado priísta que llega con todo el impulso de buscar el milagro para el viejo poder como objetivo de obligada persecución. Sumémonos a la tarea quienes le hemos servido al Institucional imaginando verlo resurgir de sus cenizas, retomando los originales principios que una cauda de presidentes traicionaron cuando la orgía del poder los aplastó con visiones negativas que los envolvieron en corruptelas gigantes, vergonzantes y punibles, aunque se hayan salvado del castigo.

El PRI debe volver a ser PNR y elevarlo como monumento a los millones de muertos anónimos, verdaderos revolucionarios y no almidonados y perfumados sedicentes revolucionarios que lo fueron, con dos o tres excepciones para la recordación histórica, entre ellos don Gustavo Díaz Ordaz, a quien los estultos suponen haberlo separado de la historia.

Y como siempre y muy molesto, arrivedercci.