/ miércoles 24 de junio de 2020

Un día no tan padre

CONTRASENTIDO

Según algunos filósofos contemporáneos, entre ellos Fernando Savater, el ser padre se está desvalorizando en la sociedad actual.

Sin el afán de hacer comparaciones odiosas entre un padre y una madre, la sociedad valora y aquilata más la función de ser madre, sin juzgar los porqués la realidad es observable en todo momento, incluso entre la diferencia de festejos entre ambos días.

Por lo anterior, la función de ser padre ha tenido que refugiarse lamentablemente en una tarea más de amistad y no tanto de su verdadero significado para poder seguir vigente en la sociedad actual. Lo cual no debería ser así en el sentido que el mundo se vuelve cada día más complejo, requiriendo valores formativos del hogar que hacen necesaria de la figura de ambos padres para el sano crecimiento de los hijos.

Dejar de asumir el rol de padre equivale a quitar el 50% de las posibilidades de realización en los jóvenes y niños, aunque quizá muchos tengan las habilidades de suplirlas con algún otro familiar o amigo de la familia que asuma la figura paterna. Sin embargo y a pesar de lo anterior, este Día del Padre no fue tan padre no por lo anterior, sino por los tiempos de pandemia que estamos viviendo. La situación está que arde con el excesivo número de contagios por día que nos obligan a repensar la idea de hacer la típica comida en familia por el riesgo de salir a comprar lo necesario y pensar en algo tipo fiesta con invitados sería una irresponsabilidad tan grande que podríamos pagar con mucho dolor en los próximos catorce días. Así que es mejor no arriesgarse. Ya vendrán tiempos mejores para todos.

En ese sentido, hoy más que nunca debemos los padres asumir nuestro sentido de responsabilidad y tratar de velar al máximo por la seguridad de nuestras familias. Hay que recordar que históricamente se nos ha endilgado el papel de ser los proveedores del hogar en materia de insumos, también el de la seguridad y protección de todos y cada uno de los integrantes de la familia, por lo que si se puede se debe permanecer el mayor tiempo en casa para garantizar la salud personal y la de los demás.

El tratar de ser la cara serena para no quebrarse emocionalmente en una familia es de lo más difícil cuando alrededor la tragedia es el factor común denominador por la triste pandemia. Son tiempos que pocas personas avizoraron y muchos no quisimos ver, pero ya llegamos a ellos, así que nos toca sacar la casta y refugiarnos en el sentido común para iniciar a recuperar terreno que hemos cedido.

El momento que vivimos requiere padres de familia comprometidos con preservar la vida a como dé lugar, basándonos en el respeto, la solidaridad, cooperación y empatía para inclinar la balanza a favor de la vida. Dichosos los padres de ahora que nos tocó dejar huella en nuestra sociedad.


CONTRASENTIDO

Según algunos filósofos contemporáneos, entre ellos Fernando Savater, el ser padre se está desvalorizando en la sociedad actual.

Sin el afán de hacer comparaciones odiosas entre un padre y una madre, la sociedad valora y aquilata más la función de ser madre, sin juzgar los porqués la realidad es observable en todo momento, incluso entre la diferencia de festejos entre ambos días.

Por lo anterior, la función de ser padre ha tenido que refugiarse lamentablemente en una tarea más de amistad y no tanto de su verdadero significado para poder seguir vigente en la sociedad actual. Lo cual no debería ser así en el sentido que el mundo se vuelve cada día más complejo, requiriendo valores formativos del hogar que hacen necesaria de la figura de ambos padres para el sano crecimiento de los hijos.

Dejar de asumir el rol de padre equivale a quitar el 50% de las posibilidades de realización en los jóvenes y niños, aunque quizá muchos tengan las habilidades de suplirlas con algún otro familiar o amigo de la familia que asuma la figura paterna. Sin embargo y a pesar de lo anterior, este Día del Padre no fue tan padre no por lo anterior, sino por los tiempos de pandemia que estamos viviendo. La situación está que arde con el excesivo número de contagios por día que nos obligan a repensar la idea de hacer la típica comida en familia por el riesgo de salir a comprar lo necesario y pensar en algo tipo fiesta con invitados sería una irresponsabilidad tan grande que podríamos pagar con mucho dolor en los próximos catorce días. Así que es mejor no arriesgarse. Ya vendrán tiempos mejores para todos.

En ese sentido, hoy más que nunca debemos los padres asumir nuestro sentido de responsabilidad y tratar de velar al máximo por la seguridad de nuestras familias. Hay que recordar que históricamente se nos ha endilgado el papel de ser los proveedores del hogar en materia de insumos, también el de la seguridad y protección de todos y cada uno de los integrantes de la familia, por lo que si se puede se debe permanecer el mayor tiempo en casa para garantizar la salud personal y la de los demás.

El tratar de ser la cara serena para no quebrarse emocionalmente en una familia es de lo más difícil cuando alrededor la tragedia es el factor común denominador por la triste pandemia. Son tiempos que pocas personas avizoraron y muchos no quisimos ver, pero ya llegamos a ellos, así que nos toca sacar la casta y refugiarnos en el sentido común para iniciar a recuperar terreno que hemos cedido.

El momento que vivimos requiere padres de familia comprometidos con preservar la vida a como dé lugar, basándonos en el respeto, la solidaridad, cooperación y empatía para inclinar la balanza a favor de la vida. Dichosos los padres de ahora que nos tocó dejar huella en nuestra sociedad.