/ lunes 13 de agosto de 2018

Un nuevo mundo a la vuelta de la esquina

Estrategia$


Científicos pronostican que en los próximos 10 años la inteligencia artificial (IA) superará a la del hombre. Agregan que si bien esto implica oportunidades de desarrollo sin precedente, también trae consigo riesgos incalculables.

Añaden que es imperativo lograr acuerdos internacionales lo antes posible, a fin de garantizar que este adelanto se utilice con fines pacíficos y para bien de todos.

La verdad, el mundo no está preparado para los avances tecnológicos que están ocurriendo. En particular hay un enorme rezago en términos de su organización política, social y gobernanza. Y si hemos de sobrevivir como especie, debemos cambiar esta situación lo antes posible.

Por lo general, cuando algo deja de funcionar quedan dos caminos: Arreglarlo o reemplazarlo. No obstante, existe una tercera posibilidad que consiste en evaluar si en verdad se necesita lo que ha dejado de trabajar.

En un mundo globalizado -donde está de por medio la defensa de la vida en el planeta- los conceptos de Estado y Nación no sólo han perdido actualidad, sino que representan uno de sus principales escollos. Y es que si bien su función primordial “es promover el progreso, el bienestar social, en condiciones de estabilidad, perdurabilidad y en armonía entre los diferentes actores sociales”, lo que vemos es que dichos objetivos se dan cada día más con el detrimento de otras latitudes. Y esto da lugar a que en vez de unir a la humanidad, crezca la división y el conflicto.

Todo problema tiene solución. La sobrevivencia humana exige nuevos esquemas de colaboración que pongan el interés colectivo por encima de cualquier Gobierno, Estado o corporación, llámese transnacional o multinacional. Para ello se precisa adoptar un modelo político inédito como sería la creación de una federación de naciones.

El propósito de ésta sería nivelar el piso de oportunidades para todos, así como promover un crecimiento económico sustentable y justo.

En esta nueva forma de gobernanza saldrían sobrando los partidos políticos, al igual que sus integrantes típicos. Los cónsules mundiales estarían compuestos por una elite de expertos en distintas disciplinas científicas y sociales. No habría cabida para improvisados ni mediocres.

Si usted considera que todo esto se parece a una novela o película de ciencia ficción, está en lo correcto. Pero ¿qué es la ciencia ficción? Es un “género cuyos contenidos se encuentran basados en supuestos logros científicos o técnicos que podrían lograrse en el futuro. Este sustento científico hace que la ciencia ficción se diferencie del género fantástico, donde las situaciones y los personajes son fruto de la imaginación”.

El avance tecnológico que podría dar lugar al nuevo mundo está más cerca de lo que piensa la mayoría. Si logramos evitar un cataclismo ambiental o nuclear, es casi seguro que en los próximos 50 años nazca lo que podría llamarse Federación Mundial de Naciones (FMN), un organismo multilateral que tendría toda la autoridad y dominio sobre lo que ocurra en el planeta.

Estoy convencido de lo anterior y la única duda que tengo es si dicho organismo trabajará en favor de las mayorías, pues al igual que hoy persistirán los riesgos que termine convirtiéndose en un instrumento autoritario en favor de los intereses económicos y financieros predominantes del momento.

Fascinante y a la vez motivo de preocupación, pues habrá de enfrentarse la dicotomía entre un mundo libre y próspero o tirano y mísero. Para bien o mal, le tocará vivirlo a buena parte de la Generación Z, es decir, aquellos nacidos entre 1995 y 2010 y a quienes se les denomina también los posmileniales. Suertes jóvenes.


Estrategia$


Científicos pronostican que en los próximos 10 años la inteligencia artificial (IA) superará a la del hombre. Agregan que si bien esto implica oportunidades de desarrollo sin precedente, también trae consigo riesgos incalculables.

Añaden que es imperativo lograr acuerdos internacionales lo antes posible, a fin de garantizar que este adelanto se utilice con fines pacíficos y para bien de todos.

La verdad, el mundo no está preparado para los avances tecnológicos que están ocurriendo. En particular hay un enorme rezago en términos de su organización política, social y gobernanza. Y si hemos de sobrevivir como especie, debemos cambiar esta situación lo antes posible.

Por lo general, cuando algo deja de funcionar quedan dos caminos: Arreglarlo o reemplazarlo. No obstante, existe una tercera posibilidad que consiste en evaluar si en verdad se necesita lo que ha dejado de trabajar.

En un mundo globalizado -donde está de por medio la defensa de la vida en el planeta- los conceptos de Estado y Nación no sólo han perdido actualidad, sino que representan uno de sus principales escollos. Y es que si bien su función primordial “es promover el progreso, el bienestar social, en condiciones de estabilidad, perdurabilidad y en armonía entre los diferentes actores sociales”, lo que vemos es que dichos objetivos se dan cada día más con el detrimento de otras latitudes. Y esto da lugar a que en vez de unir a la humanidad, crezca la división y el conflicto.

Todo problema tiene solución. La sobrevivencia humana exige nuevos esquemas de colaboración que pongan el interés colectivo por encima de cualquier Gobierno, Estado o corporación, llámese transnacional o multinacional. Para ello se precisa adoptar un modelo político inédito como sería la creación de una federación de naciones.

El propósito de ésta sería nivelar el piso de oportunidades para todos, así como promover un crecimiento económico sustentable y justo.

En esta nueva forma de gobernanza saldrían sobrando los partidos políticos, al igual que sus integrantes típicos. Los cónsules mundiales estarían compuestos por una elite de expertos en distintas disciplinas científicas y sociales. No habría cabida para improvisados ni mediocres.

Si usted considera que todo esto se parece a una novela o película de ciencia ficción, está en lo correcto. Pero ¿qué es la ciencia ficción? Es un “género cuyos contenidos se encuentran basados en supuestos logros científicos o técnicos que podrían lograrse en el futuro. Este sustento científico hace que la ciencia ficción se diferencie del género fantástico, donde las situaciones y los personajes son fruto de la imaginación”.

El avance tecnológico que podría dar lugar al nuevo mundo está más cerca de lo que piensa la mayoría. Si logramos evitar un cataclismo ambiental o nuclear, es casi seguro que en los próximos 50 años nazca lo que podría llamarse Federación Mundial de Naciones (FMN), un organismo multilateral que tendría toda la autoridad y dominio sobre lo que ocurra en el planeta.

Estoy convencido de lo anterior y la única duda que tengo es si dicho organismo trabajará en favor de las mayorías, pues al igual que hoy persistirán los riesgos que termine convirtiéndose en un instrumento autoritario en favor de los intereses económicos y financieros predominantes del momento.

Fascinante y a la vez motivo de preocupación, pues habrá de enfrentarse la dicotomía entre un mundo libre y próspero o tirano y mísero. Para bien o mal, le tocará vivirlo a buena parte de la Generación Z, es decir, aquellos nacidos entre 1995 y 2010 y a quienes se les denomina también los posmileniales. Suertes jóvenes.