/ viernes 9 de marzo de 2018

Un PRI sin tantos años

VIENTOS

Un tema que se nos había quedado en el tintero tiene que ver con la controvertida diputada federal priísta Nancy Sánchez Arredondo.

El 4 de marzo anterior se celebró el 72 aniversario del PRI. No el 89. Esta aparición en el escenario político marcó el desvanecimiento de la ideología cardenista impreso durante su gobierno y aceptado por el PRM (Partido de la Revolución Mexicana), que a su vez desapareció los sueños de quienes formaron el PNR (Partido Nacional Revolucionario). Es decir, la trinidad de personajes distintos, pero un solo Dios verdadero… La idea original fue del presidente don Plutarco Elías Calles, profesor de escuela venido a general por el arte revolucionario, un sonorense, como Álvaro Obregón autor del “primer dedazo” y su amigo que resultó un estadista extraordinario con sangre árabe. A Elías Calles le tocó ser el presidente que hubo de cargar con el “san Benito” de la reelección de Álvaro Obregón y su asesinato en “La Bombilla” y designar a tres interinos para ocupar la presidencia acéfala, con don Emilio Portes Gil Pascual Ortiz Rubio y nuestro archiconocido general Abelardo L. Rodríguez, tan bien asentado en la historia bajacaliforniana. Y sea dicho que se quedó entre nosotros, en “El Sauzal” que lleva su apellido “de Rodríguez”, y que encontró incluso su lugar para descansar en paz por los siglos “mirando” al mar. Y llegó la etapa de mi general Lázaro Cárdenas del Río y el PNR se convirtió en otro partido distinto desde cualquier punto de vista: nueva ideología (izquierda), incrementación de los derechos de los obreros y de los campesinos, en fin, un enriquecimiento en las filas del Sector Popular, en donde cabían desde un bolero hasta los empresarios más exitosos que adoptaban la situación por sus intereses. Fue pues substituido por el Partido de la Revolución Mexicana. Y así se provocó un cisma, incluso repercutió en las relaciones Cárdenas-Elías Calles, y dio nacimiento al Partido de Acción Nacional con Manuel Gómez Morín a la cabeza, como resultado de la Expropiación Petrolera. El incremento de una izquierda seria en México, abrió los ojos del vecino del Norte que ya sentía los candentes vientos de la Segunda Guerra Mundial a sus espaldas. Y eso entorpeció la llegada del general Múgica a la presidencia, y se tomó al general Manuel Ávila Camacho como intercesor y calmante. Así se fue dispuesto el camino para transformar, una vez más, el original PNR por el PRI, que me tocó ver en sus gateos derechistas en 1946. Hoy, la vuelta a los sistemas de explotación de nuestro petróleo por compañías extranjeras, tal como lo hizo en su revolución “glasnot” el presidente Peña Nieto, el PRI deberá tomar otro sesgo o declararse de derecha según ha quedado la Constitución con sus últimos parches que el PAN aplaude con fervor. Por supuesto que las fiestas conmemorativas no tuvieron ninguna espectacularidad. Ya no acuden contingentes numerosos a las fiestas de la “revolución”, porque eso ya es folclor nacional y la política es dinamismo puro. Y a la mexicana, pues déjenme apuntarles que no solo es dinamismo, sino otra cosita… Y el que no la entienda carecerá de entrarle al juego. Los festejos son de búsqueda de un milagro. Y de esos, ya no hay. Aquí la tarea es dirigida desde las alturas de la CDMX. Aquí solo se reciben dádivas de aplaque, para calmar a los rebeldes que ya no tienen espacio para la más mínima queja. Y es decir mucho. La nave del PRI se muere por acuerdos de cúpula. Nada que festejar.

VIENTOS

Un tema que se nos había quedado en el tintero tiene que ver con la controvertida diputada federal priísta Nancy Sánchez Arredondo.

El 4 de marzo anterior se celebró el 72 aniversario del PRI. No el 89. Esta aparición en el escenario político marcó el desvanecimiento de la ideología cardenista impreso durante su gobierno y aceptado por el PRM (Partido de la Revolución Mexicana), que a su vez desapareció los sueños de quienes formaron el PNR (Partido Nacional Revolucionario). Es decir, la trinidad de personajes distintos, pero un solo Dios verdadero… La idea original fue del presidente don Plutarco Elías Calles, profesor de escuela venido a general por el arte revolucionario, un sonorense, como Álvaro Obregón autor del “primer dedazo” y su amigo que resultó un estadista extraordinario con sangre árabe. A Elías Calles le tocó ser el presidente que hubo de cargar con el “san Benito” de la reelección de Álvaro Obregón y su asesinato en “La Bombilla” y designar a tres interinos para ocupar la presidencia acéfala, con don Emilio Portes Gil Pascual Ortiz Rubio y nuestro archiconocido general Abelardo L. Rodríguez, tan bien asentado en la historia bajacaliforniana. Y sea dicho que se quedó entre nosotros, en “El Sauzal” que lleva su apellido “de Rodríguez”, y que encontró incluso su lugar para descansar en paz por los siglos “mirando” al mar. Y llegó la etapa de mi general Lázaro Cárdenas del Río y el PNR se convirtió en otro partido distinto desde cualquier punto de vista: nueva ideología (izquierda), incrementación de los derechos de los obreros y de los campesinos, en fin, un enriquecimiento en las filas del Sector Popular, en donde cabían desde un bolero hasta los empresarios más exitosos que adoptaban la situación por sus intereses. Fue pues substituido por el Partido de la Revolución Mexicana. Y así se provocó un cisma, incluso repercutió en las relaciones Cárdenas-Elías Calles, y dio nacimiento al Partido de Acción Nacional con Manuel Gómez Morín a la cabeza, como resultado de la Expropiación Petrolera. El incremento de una izquierda seria en México, abrió los ojos del vecino del Norte que ya sentía los candentes vientos de la Segunda Guerra Mundial a sus espaldas. Y eso entorpeció la llegada del general Múgica a la presidencia, y se tomó al general Manuel Ávila Camacho como intercesor y calmante. Así se fue dispuesto el camino para transformar, una vez más, el original PNR por el PRI, que me tocó ver en sus gateos derechistas en 1946. Hoy, la vuelta a los sistemas de explotación de nuestro petróleo por compañías extranjeras, tal como lo hizo en su revolución “glasnot” el presidente Peña Nieto, el PRI deberá tomar otro sesgo o declararse de derecha según ha quedado la Constitución con sus últimos parches que el PAN aplaude con fervor. Por supuesto que las fiestas conmemorativas no tuvieron ninguna espectacularidad. Ya no acuden contingentes numerosos a las fiestas de la “revolución”, porque eso ya es folclor nacional y la política es dinamismo puro. Y a la mexicana, pues déjenme apuntarles que no solo es dinamismo, sino otra cosita… Y el que no la entienda carecerá de entrarle al juego. Los festejos son de búsqueda de un milagro. Y de esos, ya no hay. Aquí la tarea es dirigida desde las alturas de la CDMX. Aquí solo se reciben dádivas de aplaque, para calmar a los rebeldes que ya no tienen espacio para la más mínima queja. Y es decir mucho. La nave del PRI se muere por acuerdos de cúpula. Nada que festejar.