/ miércoles 6 de mayo de 2020

Un verano peligroso al acecho

CONTRASENTIDO

La actual pandemia del Covid-19 nos está dejando un aprendizaje muy duro de asimilar: Somos seres frágiles y la supuesta supremacía del hombre en la cadena alimenticia está en duda. Necesitamos más humildad para entender que somos un solo eslabón de nuestro planeta, porque los humanos somos una especie de seres vivos entre millones más.

Por lo tanto, no tenemos derecho alguno a depredar todos los recursos naturales que tenemos, sino a proteger la biodiversidad y conservación de la Madre Tierra. Algo tienen de razón los que escriben y leen de teorías de conspiraciones cuando hablan que el Covid-19 es para tener un nuevo orden mundial, en lo único que se equivocan es en decir que quien está detrás es un poder económico, cuando a todas luces el virus es un grito exacerbado de la Tierra para restablecer el equilibrio.

La pandemia nos deja claro que somos capaces de contraernos y de consumir mucho menos de lo que hacemos diariamente y creo que la Madre Tierra no nos dejará libres hasta que entendamos claramente que la cuarentena es un respiro para el medio ambiente.

La incertidumbre que vivimos en la época más hermosa del año (la primavera), nos obliga a reflexionar sobre el verano. Nuestra región es azotada cada año por una cruenta ola de calor que pone a prueba nuestro sistema de salud personal. Es muy común escuchar la expresión de júbilo en septiembre: “Ya nos echamos otro calorcito”. En realidad, sí es una proeza sobrevivir a las altas temperaturas, que si bien es cierto ahora tenemos algunas comodidades como las refrigeraciones en la casa y auto, pero nos cuestan y mucho.

Y ahora, en este verano, tendremos que convivir con los últimos coletazos de un mortal virus que nos ha golpeado severamente. Para nadie es un secreto que la economía local depende en gran medida de los trabajadores agrícolas del Sur de Estados Unidos, mismos que dejan de laborar en verano y solo reciben su famoso desempleo, que apenas les permite cubrir sus necesidades de sobrevivencia, por lo que la economía se contrae amargamente.

Aunado a lo anterior, cientos de familias destinan gran parte de su ingreso a cubrir el importe de las altas tarifas eléctricas. Así que pensar en el verano como punto de reactivación de la economía después de la cuarentena es muy descabellado.

Emocionalmente, el verano será muy peligroso. Las estadísticas nos afirman que las personas nos volvemos más irritables con las altas temperaturas y ahora que traemos un lápida muy pesada sobre nuestros hombros gracias al estrés y miedo de una pandemia, nos convertimos en una bomba de tiempo.

Seguramente el verano será uno de los más peligrosos por todo lo que hemos vivido en la primavera, pero la buena noticia es que si nos preparamos mentalmente estaremos listos para resistir y para el otoño verdaderamente salir de nuestro problema fortalecidos por la gran lección de vida.

glinarez@hotmail.com


CONTRASENTIDO

La actual pandemia del Covid-19 nos está dejando un aprendizaje muy duro de asimilar: Somos seres frágiles y la supuesta supremacía del hombre en la cadena alimenticia está en duda. Necesitamos más humildad para entender que somos un solo eslabón de nuestro planeta, porque los humanos somos una especie de seres vivos entre millones más.

Por lo tanto, no tenemos derecho alguno a depredar todos los recursos naturales que tenemos, sino a proteger la biodiversidad y conservación de la Madre Tierra. Algo tienen de razón los que escriben y leen de teorías de conspiraciones cuando hablan que el Covid-19 es para tener un nuevo orden mundial, en lo único que se equivocan es en decir que quien está detrás es un poder económico, cuando a todas luces el virus es un grito exacerbado de la Tierra para restablecer el equilibrio.

La pandemia nos deja claro que somos capaces de contraernos y de consumir mucho menos de lo que hacemos diariamente y creo que la Madre Tierra no nos dejará libres hasta que entendamos claramente que la cuarentena es un respiro para el medio ambiente.

La incertidumbre que vivimos en la época más hermosa del año (la primavera), nos obliga a reflexionar sobre el verano. Nuestra región es azotada cada año por una cruenta ola de calor que pone a prueba nuestro sistema de salud personal. Es muy común escuchar la expresión de júbilo en septiembre: “Ya nos echamos otro calorcito”. En realidad, sí es una proeza sobrevivir a las altas temperaturas, que si bien es cierto ahora tenemos algunas comodidades como las refrigeraciones en la casa y auto, pero nos cuestan y mucho.

Y ahora, en este verano, tendremos que convivir con los últimos coletazos de un mortal virus que nos ha golpeado severamente. Para nadie es un secreto que la economía local depende en gran medida de los trabajadores agrícolas del Sur de Estados Unidos, mismos que dejan de laborar en verano y solo reciben su famoso desempleo, que apenas les permite cubrir sus necesidades de sobrevivencia, por lo que la economía se contrae amargamente.

Aunado a lo anterior, cientos de familias destinan gran parte de su ingreso a cubrir el importe de las altas tarifas eléctricas. Así que pensar en el verano como punto de reactivación de la economía después de la cuarentena es muy descabellado.

Emocionalmente, el verano será muy peligroso. Las estadísticas nos afirman que las personas nos volvemos más irritables con las altas temperaturas y ahora que traemos un lápida muy pesada sobre nuestros hombros gracias al estrés y miedo de una pandemia, nos convertimos en una bomba de tiempo.

Seguramente el verano será uno de los más peligrosos por todo lo que hemos vivido en la primavera, pero la buena noticia es que si nos preparamos mentalmente estaremos listos para resistir y para el otoño verdaderamente salir de nuestro problema fortalecidos por la gran lección de vida.

glinarez@hotmail.com