/ jueves 15 de noviembre de 2018

Una respuesta respetuosa

Vientos


Larga historia me precede en estos andurriales de la política don Ismael; usted lo sabe. Mucho antes de ocupar la Secretaría General del PRI bajacaliforniano y por correlación la presidencia del mismo CDE y más aún de ser sub-delegado del CEN con Guillermo Cosío Vidaurri, ya había cursado los senderos de la lucha pro estado libre y soberano de mi Patria Chica y antes en una campaña en favor de don Fernando Casas Alemán cuando suspiraba por la presidencia de México para suplir a su pariente don Miguel Alemán Valdés.

Sí, muy largo el tramo para irme desapasionando de las cosas de nuestra política nacional, que con el paso del tiempo se logró lo que creí imposible: perder los ideales revolucionarios en los que creí con fervor y que abaratando los principios se terminó en una alternancia con el PAN -que no lo hizo mal- y volver para darle el puntillazo a los principios fundamentales del antiporfirismo y dejarle las riendas a un furibundo enemigo de su partido de origen y en su carrera enarbolar los principios revolucionarios que hoy aplaude con devoción un pueblo ignorante de la historia que muy pronto, enfrentado con la realidad, será el mismo aparato destructor de lo que hoy hacen resplandecer.

En nuestra última plática don Ismael, le dije que el caso del “Peje” no era un campo de orégano ni un nido de tilapias. ¿Lo recuerda? México es un país que sufrió desventura y media desde los tiempos en que sus aborígenes montaron un aparato político sangriento. Y luego el arribo de los aztecas desde “Aztlán” y el cómo dominaron la vida de su entorno hasta que el hombre blanco y barbado llegó a nublar con sus arcabuces y sus bestias montadas el alma de los aztecas dominantes que no eran un pan de dulce. Recuerde a Cortés llorando en el árbol que luego llamaron “de la noche triste”. Y el colonialismo y la historia deprimente de la Independencia y lo que siguió con 18 presidentes en menos de diez años… y la tragedia y triunfo de Juárez y dictadura de don Porfirio y la Revolución paralizada y… hasta hoy.

No es amargura lo que mi pecho guarda, es tristeza y vergüenza. Impotencia para ser eficaz desde esta tribuna que muchos festejan con ironía, incapaces también de mejorar el entorno y proveer principios éticos y morales a esos que juran cada seis años hacer cumplir la Constitución y sus leyes y al otro día ya están enviando reformas o cambios a esa Constitución que se firmó con mucha sangre. Y que así será como continuidad luego del 1 de diciembre próximo bajo el férreo mando de Andrés Manuel. Y no, no estoy enojado con él. Estoy seguro que piensa en favor de México y los mexicanos. Cree en sí mismo, como los precedentes. Por eso afirmo que hay que ayudarlo. En lo positivo, claro, no como chivos auxiliares en cristalería. ¿Me explico don Ismael? Y lo abrazo con el mismo afecto de siempre.


Vientos


Larga historia me precede en estos andurriales de la política don Ismael; usted lo sabe. Mucho antes de ocupar la Secretaría General del PRI bajacaliforniano y por correlación la presidencia del mismo CDE y más aún de ser sub-delegado del CEN con Guillermo Cosío Vidaurri, ya había cursado los senderos de la lucha pro estado libre y soberano de mi Patria Chica y antes en una campaña en favor de don Fernando Casas Alemán cuando suspiraba por la presidencia de México para suplir a su pariente don Miguel Alemán Valdés.

Sí, muy largo el tramo para irme desapasionando de las cosas de nuestra política nacional, que con el paso del tiempo se logró lo que creí imposible: perder los ideales revolucionarios en los que creí con fervor y que abaratando los principios se terminó en una alternancia con el PAN -que no lo hizo mal- y volver para darle el puntillazo a los principios fundamentales del antiporfirismo y dejarle las riendas a un furibundo enemigo de su partido de origen y en su carrera enarbolar los principios revolucionarios que hoy aplaude con devoción un pueblo ignorante de la historia que muy pronto, enfrentado con la realidad, será el mismo aparato destructor de lo que hoy hacen resplandecer.

En nuestra última plática don Ismael, le dije que el caso del “Peje” no era un campo de orégano ni un nido de tilapias. ¿Lo recuerda? México es un país que sufrió desventura y media desde los tiempos en que sus aborígenes montaron un aparato político sangriento. Y luego el arribo de los aztecas desde “Aztlán” y el cómo dominaron la vida de su entorno hasta que el hombre blanco y barbado llegó a nublar con sus arcabuces y sus bestias montadas el alma de los aztecas dominantes que no eran un pan de dulce. Recuerde a Cortés llorando en el árbol que luego llamaron “de la noche triste”. Y el colonialismo y la historia deprimente de la Independencia y lo que siguió con 18 presidentes en menos de diez años… y la tragedia y triunfo de Juárez y dictadura de don Porfirio y la Revolución paralizada y… hasta hoy.

No es amargura lo que mi pecho guarda, es tristeza y vergüenza. Impotencia para ser eficaz desde esta tribuna que muchos festejan con ironía, incapaces también de mejorar el entorno y proveer principios éticos y morales a esos que juran cada seis años hacer cumplir la Constitución y sus leyes y al otro día ya están enviando reformas o cambios a esa Constitución que se firmó con mucha sangre. Y que así será como continuidad luego del 1 de diciembre próximo bajo el férreo mando de Andrés Manuel. Y no, no estoy enojado con él. Estoy seguro que piensa en favor de México y los mexicanos. Cree en sí mismo, como los precedentes. Por eso afirmo que hay que ayudarlo. En lo positivo, claro, no como chivos auxiliares en cristalería. ¿Me explico don Ismael? Y lo abrazo con el mismo afecto de siempre.