/ jueves 24 de mayo de 2018

Vientos

Los libros y los héroes

Hace una buena suma de años, por estas fechas y con motivo de uno de mis cumpleaños púberes, mi padre me obsequió un libro que la vida extravió no sin causarme mucho dolor en su sentido moral, pero también por su contenido que aferró mi vida al interés intelectual histórico.

Se titulaba el libro “México insurgente” y su autor el que luego supe era un celebrado periodista norteamericano: John Reed. En efecto, la obra se sostiene con un lenguaje periodístico y solo algunos esplendores literarios oportunistas. Su contenido cobra vigor por su tránsito en una jornada revolucionaria de Francisco Villa, que luego se advierte que se trata de la toma de Torreón (del que un corrido revolucionario canta: “Oye tú Francisco Villa, qué dice tu corazón, ¿ya no te acuerdas valiente cuanto tomaste a Torreón?...”). Historia y canciones, muertes y sangre, olor agrio de la pólvora mortífera de los cañones poderosos “El Niño” y “El Chavalito”. Y lo escondido para la historia porque se forma de pequeñas crónicas, casi cápsulas de la muerte, que se producen en una revolución que todo mata… hasta sus sueños. Y sin embargo los malos gobiernos terminan, descansando en su poder Supremo, por hastiar a los pueblos que enceguecidos por sus angustias, van al incendio revolucionario porque “al fin y al cabo es igual morirse de hambre que de un balazo”.

El salvajismo que de esta revolución relata Reed, me cautivó. Por años busqué entre los resquicios que los estudios profesionales me dejaban, y luego mis trabajos profesionales y el columnismo editorial me dejaban, quién era John Reed. Él era el escritor, el relator, el periodista, pero debía tener una vida interesante, y con ello, como fue que se enredó en “la bola” revolucionaria como gustan nombrar a la Revolución Mexicana sus detractores. Y un día, apenas en enero de 2016 me topé con la revista de formidable contenido histórico, la respuesta que venía buscando sin prisas, claro, desde muchos años atrás. La revista es la intitulada “Relatos e historias”, y el autor de la reseña de referencia, el Maestro en Historia Luis A. Salmerón con varios galardones en su pecho. El número es una edición de diciembre del 2015 dedicado al inmortal generalísimo don José María Morelos y Pavón.

Y así supe que Reed nació en Portland, Oregon, E. U., el 22 de octubre de 1887. De familia acomodada no tuvo obstáculos para terminar sus estudios universitarios en Harvard. Y su premio: un breve viaje a Europa. A su regreso se instala en Nueva York y es ahí en donde hace amistades con los de los círculos de izquierda del Green Village. Su primera incursión periodística la realiza en la revista de política The American. Y luego viene su primer arresto que lo hace sentir la represión del poder en la gran huelga histórica de la ciudad de Paterson en Nueva Jersey organizada por la International Workers of the World en 1913.

Su espíritu así iluminado, lo lleva más tarde a la revista “Metropolitan Magazine” y de ahí su envío a Chihuahua a realizar un reportaje al ya famoso “Pancho” Villa, que gusta de las luces y el aplauso por motivos que hacen su historia para otra ocasión. Y así mismo, para otra ocasión seguiremos con el tema John Reed, muy interesante, muy atractivo, y sigo creyendo que poco conocido aún.

Los libros y los héroes

Hace una buena suma de años, por estas fechas y con motivo de uno de mis cumpleaños púberes, mi padre me obsequió un libro que la vida extravió no sin causarme mucho dolor en su sentido moral, pero también por su contenido que aferró mi vida al interés intelectual histórico.

Se titulaba el libro “México insurgente” y su autor el que luego supe era un celebrado periodista norteamericano: John Reed. En efecto, la obra se sostiene con un lenguaje periodístico y solo algunos esplendores literarios oportunistas. Su contenido cobra vigor por su tránsito en una jornada revolucionaria de Francisco Villa, que luego se advierte que se trata de la toma de Torreón (del que un corrido revolucionario canta: “Oye tú Francisco Villa, qué dice tu corazón, ¿ya no te acuerdas valiente cuanto tomaste a Torreón?...”). Historia y canciones, muertes y sangre, olor agrio de la pólvora mortífera de los cañones poderosos “El Niño” y “El Chavalito”. Y lo escondido para la historia porque se forma de pequeñas crónicas, casi cápsulas de la muerte, que se producen en una revolución que todo mata… hasta sus sueños. Y sin embargo los malos gobiernos terminan, descansando en su poder Supremo, por hastiar a los pueblos que enceguecidos por sus angustias, van al incendio revolucionario porque “al fin y al cabo es igual morirse de hambre que de un balazo”.

El salvajismo que de esta revolución relata Reed, me cautivó. Por años busqué entre los resquicios que los estudios profesionales me dejaban, y luego mis trabajos profesionales y el columnismo editorial me dejaban, quién era John Reed. Él era el escritor, el relator, el periodista, pero debía tener una vida interesante, y con ello, como fue que se enredó en “la bola” revolucionaria como gustan nombrar a la Revolución Mexicana sus detractores. Y un día, apenas en enero de 2016 me topé con la revista de formidable contenido histórico, la respuesta que venía buscando sin prisas, claro, desde muchos años atrás. La revista es la intitulada “Relatos e historias”, y el autor de la reseña de referencia, el Maestro en Historia Luis A. Salmerón con varios galardones en su pecho. El número es una edición de diciembre del 2015 dedicado al inmortal generalísimo don José María Morelos y Pavón.

Y así supe que Reed nació en Portland, Oregon, E. U., el 22 de octubre de 1887. De familia acomodada no tuvo obstáculos para terminar sus estudios universitarios en Harvard. Y su premio: un breve viaje a Europa. A su regreso se instala en Nueva York y es ahí en donde hace amistades con los de los círculos de izquierda del Green Village. Su primera incursión periodística la realiza en la revista de política The American. Y luego viene su primer arresto que lo hace sentir la represión del poder en la gran huelga histórica de la ciudad de Paterson en Nueva Jersey organizada por la International Workers of the World en 1913.

Su espíritu así iluminado, lo lleva más tarde a la revista “Metropolitan Magazine” y de ahí su envío a Chihuahua a realizar un reportaje al ya famoso “Pancho” Villa, que gusta de las luces y el aplauso por motivos que hacen su historia para otra ocasión. Y así mismo, para otra ocasión seguiremos con el tema John Reed, muy interesante, muy atractivo, y sigo creyendo que poco conocido aún.