Alerta en el valle
Aun cuando desde tiempo atrás el valle de Mexicali ha visto incrementada la comisión de delitos -cada vez de manera más violenta-, sorprende la noticia apenas publicada en LA VOZ, donde un comerciante señala de forma directa a cierto elemento policíaco por exigirle ‘cooperación’ en especie (ambarinas) advirtiéndole que de no cumplir su negocio sería acosado.
Y según declara el ofendido, al olvidar la ‘voluntaria’ entrega solicitada, en efecto la ‘vigilancia’ de comercio y clientes -luego de realizar compras- fue constante, ocasionando enorme pérdida en legítimas ganancias.
Felicitando la pronta reacción de la superioridad (lo bueno también cuenta), pero sobre todo a quien denunciara tan pésima conducta del uniformado, cuya obligación es proteger a la sociedad rural. Posteriores similares denuncias surgidas inmediatamente después a la luz pública, deberán considerarse al determinar el ilícito y la sanción que corresponda.
Sin desconocer a los no pocos buenos policías municipales laborando en el valle mexicalense, resulta indispensable identificar en vías de auténtico castigo a aquellos que denigran sus funciones. De ahí que tomando el ejemplo de este caso, las denuncias ciudadanas tendrán que multiplicarse a fin del saneamiento no sólo de dicha corporación, sino de las que sea necesario. Suspender al gendarme involucrado genera de entrada algo de confianza en la autoridad.
Aunque lo que los hoy denunciantes y moradores de ejidos y poblados esperan es el resultado final de la indagatoria seguramente iniciada ya en el ámbito de la Sindicatura, siendo inadmisible que el campo y los campesinos, olvidados en renglones tales como salarios justos a jornaleros, etc. etc., también padezcan tamaños abusos, tampoco los miembros de cuerpos de seguridad que se esfuerzan ejerciendo su trabajo, merecen que ningún ‘compañero’ provoque cualquier clase de demérito. No se vale.
