Esta contingencia ha permitido a muchos el desarrollo de habilidades que, en tiempos tan acelerados como los de hace más de 6 meses, era inimaginable desarrollar.
Durante estos 6 meses en los que la población ha permanecido en aislamiento, el medio ambiente ha sido uno de los más beneficiados, pues dio la pauta a muchos amantes de éste y la sana alimentación la oportunidad de crear en casa cultivos orgánicos.
Oriunda de Mexicali, Laura Elena Aristegui Verdugo, de 48 años, actual residente en Playa del Carmen, vio este período de pausa como una oportunidad de desarrollar, por necesidad y gusto personal, un pequeño huerto en su hogar, ya que múltiples enfermedades que le aquejaron cuando vivía en esta ciudad mermaron gracias a su cambio de hábitos alimenticios, 100% orgánicos.
“Fue un cambio de vida drástico, me casé y mi hoy esposo tuvo la oportunidad de trabajo en Playa del Carmen; viviendo en Mexicali, como a muchos nos pasa, llega un momento en que te enfermas, me pasó a mí, traía alergias y a raíz de eso y de peregrinar por muchos médicos, empecé a investigar cómo comer mejor, etc. y siempre me ha interesado eso del medio ambiente”.
El cambio de aires y esta nueva forma de vida, muy de casa, la motivaron a crear en su hogar este espacio, en el que en un inicio sembró calabacita, cilantro y chiles, entre otros.
La creación de este espacio no fue tarea fácil, ya que hubo tropiezos, malas cosechas y plagas, las cuales combatió con artilugios orgánicos que encontró gracias a los cursos online que tomó, los que también le enseñaron a crear composta a base de desechos caseros, lo que después de un tiempo de trabajar rindió muy buenos frutos.
El fortalecimiento de su relación de pareja, al incluir a su esposo en este proyecto, que también los educó en los temas de reciclaje, fue otro de los frutos de la creación de este huerto orgánico familiar, que espera en próximas fechas incrementar en pequeñas siembras de otras frutas y verduras diferentes.
Tips para iniciar un huerto orgánico urbano:
1.- ¡Atrévete y diviértete!
2.- Elige iniciar con semillas de algo que te guste y consumas regularmente, por ejemplo: Cilantro, orégano, cebollín, rábanos y hazlo en la temporada que corresponda.
3.- Escoge un lugar soleado, al aire libre, que reciba por lo menos 6 horas de sol por día.
4.- Asegúrate de contar con una fuente de agua cerca como una llave o manguera.
5.- Decide si vas a sembrar en el suelo, macetas o huertos elevados.
6.- Mezcla tierra negra con alrededor de 30% de composta (si tu haces la composta tienes puntos extra).
7.- Hazlo un proyecto de familia, todos aprenderán y lo disfrutarán.
8.- Si puedes, toma algún curso o taller, ya sea presencial o por medios electrónicos.
9.- Si no puedes tomar un curso o taller, hay una infinidad de información y recursos en internet.
10.- Goza el proceso y después tu cosecha. Si a la primera no tienes éxito, no te desanimes, vuelve a intentar.
