El matrimonio se les otorgó a Ruth Helena Medina Orozco y Armando Guerrero Escobar, ante sus familiares y amigos más cercanos.
Lo anterior se realizó durante solemne ceremonia en la que ambos prometieron amarse y respetarse por el resto de sus vidas.
Luego del consentimiento, el sacerdote exclamó: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" y entonces hicieron el intercambio de argollas, siendo los padrinos de éstas Guillermo Orozco y Carmen Zermeño, mientras como padrinos de lazo fungieron Lupita Escobar y Alejandro Jiménez.
A tan importante evento no faltaron los padres de ella, Efrén Medina y Lupita Orozco, así como los de él, Fernando Guerrero y Lourdes Escobar.
Luego de ello y con el objetivo de celebrar tan importante suceso, agradable recepción se efectuó, en la que Ruth y Armando bailaron su primera pieza musical como marido y mujer y disfrutaron esos momentos impregnados de magia y romanticismo.