/ sábado 23 de abril de 2022

La UNAM celebra los 90 años de Elena Poniatowska

En la inauguración de la Fiesta del Libro y la Rosa, escuchó testimonios de universitarios sobre la pandemia

Si hay algo que alimente a los narradores es el testimonio: la palabra viva de un hecho susceptible a ser literatura. Al menos es lo que ha alimentado por más de seis décadas a Elena Poniatowska (París, 1932), una narradora coral que encuentra en las voces de los otros la materia prima de sus novelas como en La noche de Tlatelolco (1968), una de sus obras cumbres.

Así lo recordó la propia autora durante el homenaje que le rindió la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, ayer en el marco de la inauguración de la Fiesta del Libro y la Rosa, que a la vez conmemora el Día Internacional del Libro. La celebración para la también autora de La Flor de Lis fue por su cumpleaños número 90 que celebrará el próximo 19 de mayo.

Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural, contó que cuando invitó a Poniatowska a ser homenajeada, la novelista Premio Cervantes 2013 le propuso no hablar de ella misma, sino escuchar a jóvenes universitarios sobre cómo sobrevivieron dos años de confinamiento por la pandemia, como un símil a la manera en que ella construyó La noche de Tlatelolco.

Entonces, Elenita, como le llaman sus amigos más cercanos, se dispuso a escuchar el relato de cinco jóvenes, estudiantes de diferentes escuelas de la UNAM, sobre qué significó el encierro, y desde confesiones de soledad, crisis emocionales, hasta relatos de violencia contra la mujer captaron la atención de la narradora.

“Sería bueno que se hiciera un libro con todos sus testimonios, que recogiera las voces de todos. Hacer una especie de nueva Noche de Tlatelolco porque nos puede servir para el futuro, ser parte de un ejemplo de países que han sufrido y no han tenido la oportunidad de hacerse oír. Los escritores escribimos de lo que ustedes son capaces de regalarnos y comunicar”, propuso Poniatowska quien confesó que en el confinamiento se dedicó a escribir: "no sufrí porque escribir es un acto solitario", acotó.

Quien inició en el periodismo escribiendo notas de sociales para el periódico Excélsior contó que su obra cumbre la construyó justo de los testimonios recolectados la mañana siguiente a la masacre estudiantil en la plaza de las Tres Culturas. Y de la primera imagen que observó del lugar, su memoria guarda con recelo los cientos de zapatos de tacón tirados en el suelo “que te dicen que habían escapado como podían”, apuntó.

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“En 1968 yo acababa de tener a Felipe, mi hijo, y no fui a la plaza de las Tres Culturas, pero mi gran amiga María Alicia Martínez Medrano me habló y me dijo ‘tienes que venir’. En la mañana siguiente fui temprano a la plaza y era un paisaje después de la batalla, todavía estaban los soldados. Me sorprendió la cantidad de zapatos de tacón de jóvenes tirados. Esa cantidad de zapatos tirados te daba la idea de una guerra, de que la gente había escapado como podía. Y empecé a recoger testimonios. Luego me la pasé con amigos en Lecumberri recogiendo testimonios, me contaban su experiencia. Así hice este libro que es un libro de todos, un libro público”, relató.

En palabras de Rosa Beltrán, Poniatowska es una de las escritoras más queridas del presente porque en sus novelas ofrece un testimonio de lo que ha sido México en el siglo XIX y XX.

Si hay algo que alimente a los narradores es el testimonio: la palabra viva de un hecho susceptible a ser literatura. Al menos es lo que ha alimentado por más de seis décadas a Elena Poniatowska (París, 1932), una narradora coral que encuentra en las voces de los otros la materia prima de sus novelas como en La noche de Tlatelolco (1968), una de sus obras cumbres.

Así lo recordó la propia autora durante el homenaje que le rindió la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, ayer en el marco de la inauguración de la Fiesta del Libro y la Rosa, que a la vez conmemora el Día Internacional del Libro. La celebración para la también autora de La Flor de Lis fue por su cumpleaños número 90 que celebrará el próximo 19 de mayo.

Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural, contó que cuando invitó a Poniatowska a ser homenajeada, la novelista Premio Cervantes 2013 le propuso no hablar de ella misma, sino escuchar a jóvenes universitarios sobre cómo sobrevivieron dos años de confinamiento por la pandemia, como un símil a la manera en que ella construyó La noche de Tlatelolco.

Entonces, Elenita, como le llaman sus amigos más cercanos, se dispuso a escuchar el relato de cinco jóvenes, estudiantes de diferentes escuelas de la UNAM, sobre qué significó el encierro, y desde confesiones de soledad, crisis emocionales, hasta relatos de violencia contra la mujer captaron la atención de la narradora.

“Sería bueno que se hiciera un libro con todos sus testimonios, que recogiera las voces de todos. Hacer una especie de nueva Noche de Tlatelolco porque nos puede servir para el futuro, ser parte de un ejemplo de países que han sufrido y no han tenido la oportunidad de hacerse oír. Los escritores escribimos de lo que ustedes son capaces de regalarnos y comunicar”, propuso Poniatowska quien confesó que en el confinamiento se dedicó a escribir: "no sufrí porque escribir es un acto solitario", acotó.

Quien inició en el periodismo escribiendo notas de sociales para el periódico Excélsior contó que su obra cumbre la construyó justo de los testimonios recolectados la mañana siguiente a la masacre estudiantil en la plaza de las Tres Culturas. Y de la primera imagen que observó del lugar, su memoria guarda con recelo los cientos de zapatos de tacón tirados en el suelo “que te dicen que habían escapado como podían”, apuntó.

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“En 1968 yo acababa de tener a Felipe, mi hijo, y no fui a la plaza de las Tres Culturas, pero mi gran amiga María Alicia Martínez Medrano me habló y me dijo ‘tienes que venir’. En la mañana siguiente fui temprano a la plaza y era un paisaje después de la batalla, todavía estaban los soldados. Me sorprendió la cantidad de zapatos de tacón de jóvenes tirados. Esa cantidad de zapatos tirados te daba la idea de una guerra, de que la gente había escapado como podía. Y empecé a recoger testimonios. Luego me la pasé con amigos en Lecumberri recogiendo testimonios, me contaban su experiencia. Así hice este libro que es un libro de todos, un libro público”, relató.

En palabras de Rosa Beltrán, Poniatowska es una de las escritoras más queridas del presente porque en sus novelas ofrece un testimonio de lo que ha sido México en el siglo XIX y XX.

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