Visten pants, shorts, camisetas de futbol, tenis, taquetes, ropa de todo tipo. En estos días chamarras y gorros para cubrirse de las bajas temperaturas del invierno de Mexicali. Usan un terreno baldío que han adaptado para poder jugar todos los días al beisbol.
Al final de la calle Motolinia, en el fraccionamiento Ángeles de Puebla, atrás de un pequeño bordo que ha perdido su color natural por las cenizas y rastros de que ahí han quemado basura en repetidas ocasiones, aparece un terreno baldío, que previamente adaptado por residentes del lugar, luce un diamante para la práctica del denominado deporte rey.
En una época en la que el futbol ocupa el mayor espacio mediático, ellos han decidido que sea el beisbol, el deporte de su preferencia.
Desde hace poco más de un mes, todas las tardes, si no llueve, Adán García junto a otros dos adultos se reúne con niños de ese fraccionamiento para jugar beisbol, deporte que practicó durante un período de su infancia y que también han practicado en su familia.
Los domingos es cuando se dedican a limpiar el terreno, terminar de sacar vidrios, piedras grandes, basura y cualquier objeto que los pueda lastimar mientras juegan. Si hay tiempo, juegan unas cuantas entradas y por la tarde Adán y sus amigos organizan una comida para los niños.
Ese ha sido el ritual que llevan desde hace unas semanas y que mantiene a los niños ocupados con un deporte que algunos, hasta hace unos días, desconocían.
“Con dos bats y cuatro guantes empezamos a tirar bola. El campo estaba un poco más sucio, ya después fuimos limpiando el terreno, más o menos con las medidas y poco a poco se han sumado más niños”, dijo Adán, quien de niño jugó para el equipo Cachanillas.
“En la cuadra muchos juegan futbol, pero poco a poco se han ido sumando, aquí a un lado hay un campo de futbol y seguido se brincan a jugar con nosotros”.
Aquí las reglas son sencillas. No hay 9 entradas ni bases por bolas, no hay receptor y tampoco se pueden robar las bases. Olvidémonos de que se pueda llevar la pizarra.
El cátcher es una llanta colocada por encima de otras 2 y simula la zona de strike. Un lanzador enfrenta a bateadores hasta que logra sacar los 3 outs. Después cambian posiciones y los que estaban en el terreno toman su turno al bate.
Gus Davis, entrenador de beisbol infantil en Mexicali, los vio jugar un día y tras solicitar el apoyo de la comunidad beisbolera de la ciudad, consiguió más bates, un par de mochilas, taquetes especializados para la práctica de este deporte, cascos, un juego de bases y pelotas.
Eso ha motivado a los niños y Adán García a continuar con sus entrenamientos, tanto que ya piensan en la idea de formar un equipo que pueda participar en alguna de las ligas de Mexicali.
“Queremos armar un equipo de los (nacidos) 2007 y 2008, son como 11 niños y vamos a ver si hay chance de meter un equipo y si nos apoyan, los niños se están comprometiendo mucho”.
El nombre ya lo tienen: Los Dodgers de Ángeles de Puebla.
A la fecha se han sumado hasta 24 niños al mismo tiempo para jugar beisbol. Ahí, Adán, padre de dos niñas y un niño, se inspira a diario por su comunidad.
“Yo quisiera que mis hijas crecieran un poco más y estuvieran en el deporte, la zona en que estamos es un poco peligrosa, hay mucha delincuencia”.
El fraccionamiento Ángeles de Puebla está ubicado en el sexto lugar entre las colonias con mayor incidencia delictiva en el Municipio de Mexicali, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Baja California. En el 2018 figuró en esa lista con 937 delitos de todo tipo.
Con batazos, lanzamientos, carreras y lances, estos niños han encontrado en el beisbol un pasatiempo, una distracción, una oportunidad.
LAS REGLAS
No hay bases por bolas.
No hay robo de bases.
No hay cátcher.
Tres outs y se cambian roles.
937 delitos se cometieron en el fraccionamiento Ángeles de Puebla en 2018.
Un terreno digno
Entre las necesidades que tienen los niños que practican el beisbol en Ángeles de Puebla es poder contar con un mejor terreno para jugar.
Actualmente entre los residentes han limpiado la zona, pero no cumple con las medidas reglamentarias del beisbol.
Los niños y adultos que juegan ahí todos los días solicitan a la comunidad el apoyo para poder emparejar el terreno y tener un espacio digno para la práctica del deporte rey.