Es momento de hacer ruido… pero no hubo quien hiciera ruido.
No había “bubbas”. No había colitas. No había cerveza. No había nadie para alentar, alentar al equipo de casa.
Un Nido de la Ciudad Deportiva con las gradas vacías, recibió el martes el primer juego de la temporada 2020-21 de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) para los Águilas de Mexicali.
Tampoco hubo ese bullicio en los pasillos, ni el ruido alegre de los aficionados acostumbrados a llenar el parque de pelota en el primer juego de la temporada.
La pandemia cambió la fiesta de un juego inaugural por un desolado estadio en el que cada batazo, quejido y esfuerzo de los peloteros es perceptible desde cualquier rincón del inmueble.
El anunciador Luis Alonso Hernández presentó con entusiasmo los rosters de los equipos. Sultanes y Águilas se formaron pegados a las líneas de tercera y primera base, respectivamente.
Cuando se mencionaron los nombres de los jugadores, no hubo quien los vitoreara y en cambio se tuvieron que conformar con el simple saludo de sus compañeros.
Un himno nacional en video y una ceremonia de lanzamiento de la primera bola dedicada principalmente para los trabajadores del sector salud. No hubo fuegos artificiales.
Cuando Javier Solano, uno de los mejores lanzadores de Mexicali en los últimos años, saltó al terreno de juego, no hubo quien lo alentara, ni tampoco quien lo abucheara cuando se le llenaron las bases en la misma primera entrada.
Balbino Fuenmayor empató el juego con un rodado en el cierre del tercer episodio, pero no hubo quien celebrara y cuando le dieron la vuelta en la cuarta con elevado de Daniel Castro, todo se limitó a la música del sonido local.
“Por lo menos hay beisbol”, compartió un aficionado en redes sociales. Y tiene razón. En medio de toda la rareza que significa tener temporada en estas condiciones, el juego de pelota se ha convertido en una válvula de escape para sus aficionados.
Con un virus como dueño de la temporada y una serie de preguntas que aún no tienen respuesta, si se podrá jugar completa o si se podrá en algún momento tener aficionados en todos los parques. Aún se vienen noches atípicas como las del martes.
Puede que haya silencio en el Nido de los Águilas, pero estar en el terreno de juego es como una victoria para varios.
Mientras Mexicali intenta recuperarse de un inicio complicado en el que perdieron sus primeros cuatro juegos, la batalla es más compleja aún y tiene un significado más poderoso: salir adelante en esta pandemia.