/ lunes 22 de octubre de 2018

¡Cuando ya no calienta el Sol!

Luis Miguel reaparece en Mexicali con un polémico show que a varios cautiva con su presencia y criticado por otros... por su temperamento

¿Será ya la decadencia de Luis Miguel? Que después de su regreso a Mexicali, apenas con la aparición de su madre en su televisada autobiografía, convencerá a los mexicalenses que vuelvan a creer en él. Un cantante que desperdició la atención de casi nueve mil seguidores que acudieron a escucharlo y que sólo terminaron viendo la insistente pelea con sus técnicos de sonido.

Luis Miguel la hizo otra vez. En su esperado regreso a Mexicali, el llamado “Sol” de México demostró que su brillo escénico es ya sólo por su presencia, pues del astro que deslumbraba al interpretar “Cuando Calienta el Sol”, sólo quedan ya cenizas.

Con un show de dos horas, conformado apenas por ocho canciones completas, 3 popurris, 34 minutos de cuatro intermedios, seis temas interpretados por dos de sus músicos para ambientar sus ausencias escénicas, evidenciaron que Luis Miguel como su última y cuestionada actuación en septiembre del 2015 en Plaza Calafia, quedó a deber la noche del pasado domingo, ahora en la explanada del FEX.

Peleonero con su equipo de sonido, de principio a fin, el artista dejó un mal sabor de boca entre muchos mexicalenses con un show impecable en logística, incluida organización, montaje escénico, calidad musical y donde sólo falló el estelar de la velada que pareció más un ensayo que un recital.

Las interminables filas de la concurrencia, en su inmensa mayoría mujeres, que literalmente ocuparon las 9 mil sillas instaladas para el evento y cuyos boletos se agotador dos días antes, evidenciaron el nuevo poder de convocatoria del intérprete, sobre todo, gracias a su exitosa serie autobiográfica, que resultó todo un suceso su transmisión por Netflix.

En punto de las 20:45 horas, los acordes musicales y la sombra del telón anticiparon que la espera había terminado, una ovación aclamó el regreso a Mexicali del “Rey Sol”.

Más delgado, con bronceado impecable, nueva cabellera, con todo y copete a lo Elvis Presley, cuerpo tonificado producto del ejercicio evidentemente, anticipaban una reaparición deslumbrante.

“Ahora que te vas” abrió la velada musical, que desde su arranque sorprendió a más de alguno, pues la voz del intérprete se escuchaba mormada. El ocaso musical de la velada se evidenció a partir de la tercer interpretación, cuando comenzó a gesticularle a su staff , reclamando no escuchar adecuadamente los monitores.

Para sus eternas incondicionales, varias de ellas que rebasan como él los 40 y tantos años, Luis Miguel, siempre será Luis Miguel, pero evidentemente para muchos más, entre ellos el alcalde Gustavo Sánchez, coincidieron en señalar que no era ni la sombra de lo que fue:

“No cantó nada por andarse peleando con los del sonido”, “Venía sin ganas”, “No andaba en sus cinco sentidos, “Se oyó gangoso” comentaron varios cachanillas al salir decepcionados del evento:

“Quedó debiendo un montonal de canciones”, aseguró un joven después del show a sus acompañantes.“Acabo de verlo en Guadalajara y allá cantó más del doble”.

Otros, que aseguraron mientras caminaban, habían acudido la noche anterior al show ofrecido por el artista en Valle de Guadalupe, -donde agotó 10 mil localidades al tercer día de ponerse los boletos a la venta-, atribuyeron al cansancio de Luis Miguel, su pobre actuación en Mexicali. Hasta su vestuario que siempre lo ha distinguido, para varios decayó. Con pantalón, color negro y saco del mismo color, pero de otra textura y tono diferente, corbata delgada del mismo tono, resultó poco menos afortunada a su habitual elegancia.


Del eclipse...

Su desdibujamiento musical comenzó a partir del tercer tema. Cuando cantaba “Amor, Amor”, el intérprete comenzó a pelear con su equipo y de ahí hasta ya no paró hasta el final. Primero discreto y después de plano hasta con sarcasmo durante el show en que pidió dos cambios de micrófonos y donde tarareó un “no culpes al sonido” mientras cantaba en la velada, donde varios de sus temas más memorables, brillaron, pero por su ausencia, entre ellos, “Será que no me Amas”, “México en la Piel”, “Suave” “Todo y Nada” y “La Media Vuelta”.

Su mal humor, desgano y deficiente garganta, asombraron y de plano a varios y arrancaron sonrisas entre los asistentes que habían desembolsado desde 700 hasta casi 5 mil pesos por boleto y que el día del evento llegaron a ofertarse por facebook dos boletos de sexta fila a 9 mil pesos cada uno.


Cuatro “intermedios”

Justo después de “Por debajo de la Mesa”, quinto tema del show, -que interpretó completo-, la ansiedad y molestia se volvieron más evidentes. Otra vez, las aparentes deficiencias de audio, que solamente él percibía, provocaron su nueva huída del escenario. Las luces del templete, apagadas durante nueve minutos, tiempo que muchos asistentes aprovecharon para abastecerse de cervezas y hasta papas, que esa noche se cotizaron y muy bien, pues un vaso de cerveza con clamato costaba hasta 250 pesos y las botellas de agua de medio litro a 50, dependiendo el cliente.

Un proseguir y un segundo intermedio, esta vez, de siete minutos, prosiguieron con la velada.

Después de un tercer intermedio, otro de 11 minutos, Luis Miguel interpretó “La Barca” y “Contigo a la Distancia”, los dós únicos temas de su larga lista de éxitosos “Romances”, que junto a “Por debajo de la Mesa”, mostraron su mejor interpretación y que arrancaron la mayores ovaciones en el show.

Su tour ha tenido excelentes comentarios en muchas de las plazas donde se ha presentado este año, pero definitivamente para muchos en Mexicali no ocurrió lo mismo, pues despuès del evento, las redes sociales se desataron en comentarios negativos cuestionando su pobre actuación.

El intérprete de “México en la Piel”, título de su tour, -que tampoco cantó- reapareció luego de que su pianista y saxofonista, interpretaran seis temas, que socorrieron al concierto y cuando más de alguno apostaba a que Luis Miguel no volvería ya al escenario, después de un cuarto intermedio, el más prolongado que fue de 18 minutos.

“Llamarada”, de su más reciente disco fue interpretada por un Luismi que para entonces, no disimulaba ya la ansiedad por poner fin al show. “La Bikina”, uno de sus temas más aclamados, evidenció aún más su falta de entusiasmo. Estático, siempre mirando a sus músicos y no al público, desangelado cantó el tema, para muchos es el más entrañable, de su paso por las rancheras. Peleando con su equipo, exigiendo con sus dedos aumentar decibeles al audio, el artista seguía enojado como está ocurriendo en sus recientes presentaciones y que se ha filtrado también en redes sociales.

“En Toluca esta semana aventó las flores al staff”, confirmó a LA VOZ uno de los trabajadores del equipo.

Cuando las manecillas marcaban las 10:50 de la noche y después de interpretar un tercer popurrí conformado por “La chica del Bikini Azul”, “Isabel”, “Chicos de Hoy” y un más desentonado “Cuando Calienta el Sol”, Luis Miguel salió por última ocasión para despedirse de sus incondicionales. Todo sonrisas con algunos apretones de manos a las más afortunadas, el cantante aventó sus ya infaltables rosas a las seguidoras más privilegiadas de las primeras filas, entre ellas Margarita de Sánchez, esposa del alcalde, para quien Luis Miguel sigue siendo un Sol, aunque para muchos más, incluido su marido, este sol ya no brille.

¿Será ya la decadencia de Luis Miguel? Que después de su regreso a Mexicali, apenas con la aparición de su madre en su televisada autobiografía, convencerá a los mexicalenses que vuelvan a creer en él. Un cantante que desperdició la atención de casi nueve mil seguidores que acudieron a escucharlo y que sólo terminaron viendo la insistente pelea con sus técnicos de sonido.

Luis Miguel la hizo otra vez. En su esperado regreso a Mexicali, el llamado “Sol” de México demostró que su brillo escénico es ya sólo por su presencia, pues del astro que deslumbraba al interpretar “Cuando Calienta el Sol”, sólo quedan ya cenizas.

Con un show de dos horas, conformado apenas por ocho canciones completas, 3 popurris, 34 minutos de cuatro intermedios, seis temas interpretados por dos de sus músicos para ambientar sus ausencias escénicas, evidenciaron que Luis Miguel como su última y cuestionada actuación en septiembre del 2015 en Plaza Calafia, quedó a deber la noche del pasado domingo, ahora en la explanada del FEX.

Peleonero con su equipo de sonido, de principio a fin, el artista dejó un mal sabor de boca entre muchos mexicalenses con un show impecable en logística, incluida organización, montaje escénico, calidad musical y donde sólo falló el estelar de la velada que pareció más un ensayo que un recital.

Las interminables filas de la concurrencia, en su inmensa mayoría mujeres, que literalmente ocuparon las 9 mil sillas instaladas para el evento y cuyos boletos se agotador dos días antes, evidenciaron el nuevo poder de convocatoria del intérprete, sobre todo, gracias a su exitosa serie autobiográfica, que resultó todo un suceso su transmisión por Netflix.

En punto de las 20:45 horas, los acordes musicales y la sombra del telón anticiparon que la espera había terminado, una ovación aclamó el regreso a Mexicali del “Rey Sol”.

Más delgado, con bronceado impecable, nueva cabellera, con todo y copete a lo Elvis Presley, cuerpo tonificado producto del ejercicio evidentemente, anticipaban una reaparición deslumbrante.

“Ahora que te vas” abrió la velada musical, que desde su arranque sorprendió a más de alguno, pues la voz del intérprete se escuchaba mormada. El ocaso musical de la velada se evidenció a partir de la tercer interpretación, cuando comenzó a gesticularle a su staff , reclamando no escuchar adecuadamente los monitores.

Para sus eternas incondicionales, varias de ellas que rebasan como él los 40 y tantos años, Luis Miguel, siempre será Luis Miguel, pero evidentemente para muchos más, entre ellos el alcalde Gustavo Sánchez, coincidieron en señalar que no era ni la sombra de lo que fue:

“No cantó nada por andarse peleando con los del sonido”, “Venía sin ganas”, “No andaba en sus cinco sentidos, “Se oyó gangoso” comentaron varios cachanillas al salir decepcionados del evento:

“Quedó debiendo un montonal de canciones”, aseguró un joven después del show a sus acompañantes.“Acabo de verlo en Guadalajara y allá cantó más del doble”.

Otros, que aseguraron mientras caminaban, habían acudido la noche anterior al show ofrecido por el artista en Valle de Guadalupe, -donde agotó 10 mil localidades al tercer día de ponerse los boletos a la venta-, atribuyeron al cansancio de Luis Miguel, su pobre actuación en Mexicali. Hasta su vestuario que siempre lo ha distinguido, para varios decayó. Con pantalón, color negro y saco del mismo color, pero de otra textura y tono diferente, corbata delgada del mismo tono, resultó poco menos afortunada a su habitual elegancia.


Del eclipse...

Su desdibujamiento musical comenzó a partir del tercer tema. Cuando cantaba “Amor, Amor”, el intérprete comenzó a pelear con su equipo y de ahí hasta ya no paró hasta el final. Primero discreto y después de plano hasta con sarcasmo durante el show en que pidió dos cambios de micrófonos y donde tarareó un “no culpes al sonido” mientras cantaba en la velada, donde varios de sus temas más memorables, brillaron, pero por su ausencia, entre ellos, “Será que no me Amas”, “México en la Piel”, “Suave” “Todo y Nada” y “La Media Vuelta”.

Su mal humor, desgano y deficiente garganta, asombraron y de plano a varios y arrancaron sonrisas entre los asistentes que habían desembolsado desde 700 hasta casi 5 mil pesos por boleto y que el día del evento llegaron a ofertarse por facebook dos boletos de sexta fila a 9 mil pesos cada uno.


Cuatro “intermedios”

Justo después de “Por debajo de la Mesa”, quinto tema del show, -que interpretó completo-, la ansiedad y molestia se volvieron más evidentes. Otra vez, las aparentes deficiencias de audio, que solamente él percibía, provocaron su nueva huída del escenario. Las luces del templete, apagadas durante nueve minutos, tiempo que muchos asistentes aprovecharon para abastecerse de cervezas y hasta papas, que esa noche se cotizaron y muy bien, pues un vaso de cerveza con clamato costaba hasta 250 pesos y las botellas de agua de medio litro a 50, dependiendo el cliente.

Un proseguir y un segundo intermedio, esta vez, de siete minutos, prosiguieron con la velada.

Después de un tercer intermedio, otro de 11 minutos, Luis Miguel interpretó “La Barca” y “Contigo a la Distancia”, los dós únicos temas de su larga lista de éxitosos “Romances”, que junto a “Por debajo de la Mesa”, mostraron su mejor interpretación y que arrancaron la mayores ovaciones en el show.

Su tour ha tenido excelentes comentarios en muchas de las plazas donde se ha presentado este año, pero definitivamente para muchos en Mexicali no ocurrió lo mismo, pues despuès del evento, las redes sociales se desataron en comentarios negativos cuestionando su pobre actuación.

El intérprete de “México en la Piel”, título de su tour, -que tampoco cantó- reapareció luego de que su pianista y saxofonista, interpretaran seis temas, que socorrieron al concierto y cuando más de alguno apostaba a que Luis Miguel no volvería ya al escenario, después de un cuarto intermedio, el más prolongado que fue de 18 minutos.

“Llamarada”, de su más reciente disco fue interpretada por un Luismi que para entonces, no disimulaba ya la ansiedad por poner fin al show. “La Bikina”, uno de sus temas más aclamados, evidenció aún más su falta de entusiasmo. Estático, siempre mirando a sus músicos y no al público, desangelado cantó el tema, para muchos es el más entrañable, de su paso por las rancheras. Peleando con su equipo, exigiendo con sus dedos aumentar decibeles al audio, el artista seguía enojado como está ocurriendo en sus recientes presentaciones y que se ha filtrado también en redes sociales.

“En Toluca esta semana aventó las flores al staff”, confirmó a LA VOZ uno de los trabajadores del equipo.

Cuando las manecillas marcaban las 10:50 de la noche y después de interpretar un tercer popurrí conformado por “La chica del Bikini Azul”, “Isabel”, “Chicos de Hoy” y un más desentonado “Cuando Calienta el Sol”, Luis Miguel salió por última ocasión para despedirse de sus incondicionales. Todo sonrisas con algunos apretones de manos a las más afortunadas, el cantante aventó sus ya infaltables rosas a las seguidoras más privilegiadas de las primeras filas, entre ellas Margarita de Sánchez, esposa del alcalde, para quien Luis Miguel sigue siendo un Sol, aunque para muchos más, incluido su marido, este sol ya no brille.

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