Tener conciencia de los recursos que se utilizan y la cantidad de éstos, que llegan a producir desechos que muchas veces no se saben regresar de manera ordenada y ecológica al medio ambiente, es importante para no generar un déficit ecológico en esta comunidad.
Carmen Muñoz, directora de Fundación Hélice, señaló que en 1996 William Rees y Malthis Wackernagel generaron el concepto de Huella Ecológica, que es un sistema de contabilidad ecológico, fórmula en la que se mide cuánto se consume versus la capacidad del planeta de procesar lo que se desecha.
La Huella Ecológica se ha generado con base en cinco categorías, en las que se miden los servicios, tales como medios de consumo, alimentación, lugar de residencia y transporte.
De acuerdo con el último estudio de la Semarnat en el 2015, hasta ese año, la Huella Ecológica por habitante debería ser 1.8 hectáreas, sin embargo la realidad es que ahora se demandan 2.7 hectáreas.
“A nivel mundial se mide el tipo de servicios que utiliza, los bienes de consumo que demanda, el tipo de alimentación que se consume, en el tema de infraestructura o desarrollo urbano, que es el hogar y el transporte y en el año cuánta es la demanda de la ciudadanía y cuánta es la capacidad del planeta de regenerar y ofrecernos estos recursos primarios básicos para que nosotros podamos satisfacer todas las necesidades anteriores de consumo” declaró en la entrevista.
Precisó que en algunos países o ciudades unos consumen más que otros o lo hacen de artículos o comestibles que no son de temporada o tienen que transportarse desde muy lejos para tener acceso a éstos, esas demandas hacen que los productos se desarrollen de manera no natural o en un proceso ecológico normal, generando este déficit ambiental.
Las actividades que más han repercutido en el crecimiento de la Huella Ecológica mundial son la quema de combustibles fósiles, la agricultura y la ganadería, por ello es importante el uso sustentable de los recursos naturales y del medio ambiente mundial del planeta.
“El ejercicio de la Huella Ecológica nos ayuda a ver qué cosas podemos cambiar, el consumir productos locales, no desperdiciar comida, el ahorro de energía, agua, el consumo equilibrado de alimentos como las carnes, que generan un alto consumo hídrico para su producción, el uso moderado del transporte y la cultura del reciclaje y manejo efectivo de residuos son las cosas que, como ciudadanos podemos realizar para reducir nuestra Huella Ecológica” comentó.
El biólogo estadounidense, Barry Commoner (28 de mayo de 1917-30 de septiembre del 2012), dejó como su legado las cuatro Leyes Ecológicas que, mencionó Muñoz, han sido pilar para la educación en materia ambiental y en el tema de Huella Ecológica apoyan a la ciudadanía a entender y valorar el cuidado del entorno.
Las cuatro Leyes Ecológicas son:
1. Todo está conectado con todo lo demás. Hay una sola ecósfera para todos los organismos vivos y lo que afecta a uno, afecta a todos.
2. Todo debe ir a parar a alguna parte. No hay "residuos" en la naturaleza y no hay un "afuera" adonde las cosas puedan ser arrojadas.
3. La naturaleza es la más sabia. La humanidad ha creado tecnología para mejorar la naturaleza, pero tales cambios en el sistema natural usualmente han ido en detrimento de dicho sistema.
4. No existe eso de los "almuerzos gratis". La explotación de la naturaleza inevitablemente implicará la conversión de los recursos de formas útiles en inútiles.