/ jueves 8 de marzo de 2018

Abandonan a mujeres en prisión

El 60% de las féminas que cumplen una condena en Mexicali no son visitadas por su familia o pareja

La prisión para una mujer, de la edad que sea y por el delito que haya cometido, implica un castigo extra además del que le fue impuesto por la justicia y se trata del abandono que sufren de parte de sus familias, parejas e hijos para quienes prácticamente se vuelven invisibles.

Cada viernes y sábado a las 8:00 horas el Centro de Reinserción Social de Mexicali (Cereso), ubicado sobre la calle Sur en la popular colonia Bellavista, abre sus puertas para recibir a decenas de familiares de internos que acuden puntualmente a la visita semanal.

La cárcel en Mexicali está dividida en dos áreas, una destinada a albergar a la población masculina y otra exclusiva para las 188 mujeres que cumplen una condena para pagar por un delito.

Aunque los visitantes ingresan por el mismo acceso y cumplen exactamente con los mismos requisitos para acreditar su ingreso, la mayoría de ellos acuden a ver a un interno varón, siendo las mujeres las que menos visitas reciben tanto familiares como conyugales.

Para David Grijalva Limón, subsecretario del Sistema Penitenciario en el Estado, se trata de una realidad que viven las mujeres mexicanas y del resto del mundo, misma que obedece a la estigmatización que hay sobre ellas por haber cometido un delito.

El estigma social aísla a las mujeres en prisión, quienes dejan de cumplir su rol social como esposas, madres e hijas y por la comisión del delito son vistas por su familia y la sociedad como culpables del encierro y merecedoras del aislamiento.

Por Municipio

Actualmente en el Cereso de Mexicali pugnan una condena 188 mujeres, el 75% de ellas por haber cometido un delito del fuero común, principalmente homicidio, robo, delitos contra la salud y secuestro, en ese orden.

El resto de ellas, es decir el 25%, están condenadas a prisión por haber cometido una falta del orden federal.

De acuerdo a los registros del Sistema Penitenciario, el 59.5% de ellas no son visitadas ni por familiares ni parejas sentimentales, a pesar de tenerlas.

La situación en el resto de los penales femeniles del Estado es la misma, en Tijuana solo el 54.55% de las 264 reclusas reciben visitas, mientras en Ensenada es el 25.6% de las 59 presas las que cada semana se reúnen con sus seres queridos.

Es una cuestión meramente cultural, se puede decir que hasta el machismo influye ahí, la mujer es doblemente castigada porque aparte de cometer el delito también paga la parte del olvido del familiar, desgraciadamente así es y lo tenemos muy marcado.

El abandono de las mujeres en prisión se percibe también en la visita conyugal, un derecho del que por ley gozan las personas que permanecen tras las rejas.

En Mexicali solamente el 3.72% de las internas tienen visita íntima de parte de sus parejas, si la cifra es baja, en la cárcel de Tijuana solo el 1.51% de ellas son frecuentadas por su cónyuge aunque en Ensenada es todavía más crítico, ya que no hay ni una sola que sea visitada en el área conyugal.

Si la incidencia de este fenómeno se aprecia a nivel estatal, indica que en promedio hasta el 60% de las mujeres condenadas a prisión están en abandono familiar y solo el 2.1% son frecuentadas por sus parejas en el área conyugal.

Las cifras contrastan con la realidad que viven los presos varones, pues de acuerdo al Sistema Penitenciario más del 94% de ellos son frecuentados por sus parejas, padres, hijos y hermanos.

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Fomentan programas

Dada la importancia que tiene el acompañamiento de la familia y parejas en la reinserción social de las mujeres condenadas por un delito y ante el abandono que padecen, el Sistema Penitenciario se ha dado a la tarea de impulsar programas encaminados a la identidad de género, valores y autocuidado.

Grijalva Limón indicó que además de esto se les da un acompañamiento psicológico que las prepara para llevar su proceso en condiciones emocionalmente estables así como para el momento en que culmine su condena.

“Procuramos siempre tener una atención directa con ellas para que cuando salgan no tengan esa frustración, son tratamientos psicológicos”.

Dentro de la prisión en Baja California las mujeres tienen acceso a programas educativos para acreditar primaria, secundaria, preparatoria e incluso carreras profesionales.

El titular del Sistema Penitenciario destacó además convenios con las cámaras empresariales que se han comprometido a capacitarlas y brindarles la oportunidad de emplearse una vez que estén fuera de prisión.

Si hay un estigma, es una cuestión meramente cultural y hasta el machismo va ahí, la mujer es doblemente castigada, pagan la parte del olvido del familiar, hijos y cónyuge David Grijalva Limón / Subsecretario del Sistema Penitenciario en el Estado

La prisión para una mujer, de la edad que sea y por el delito que haya cometido, implica un castigo extra además del que le fue impuesto por la justicia y se trata del abandono que sufren de parte de sus familias, parejas e hijos para quienes prácticamente se vuelven invisibles.

Cada viernes y sábado a las 8:00 horas el Centro de Reinserción Social de Mexicali (Cereso), ubicado sobre la calle Sur en la popular colonia Bellavista, abre sus puertas para recibir a decenas de familiares de internos que acuden puntualmente a la visita semanal.

La cárcel en Mexicali está dividida en dos áreas, una destinada a albergar a la población masculina y otra exclusiva para las 188 mujeres que cumplen una condena para pagar por un delito.

Aunque los visitantes ingresan por el mismo acceso y cumplen exactamente con los mismos requisitos para acreditar su ingreso, la mayoría de ellos acuden a ver a un interno varón, siendo las mujeres las que menos visitas reciben tanto familiares como conyugales.

Para David Grijalva Limón, subsecretario del Sistema Penitenciario en el Estado, se trata de una realidad que viven las mujeres mexicanas y del resto del mundo, misma que obedece a la estigmatización que hay sobre ellas por haber cometido un delito.

El estigma social aísla a las mujeres en prisión, quienes dejan de cumplir su rol social como esposas, madres e hijas y por la comisión del delito son vistas por su familia y la sociedad como culpables del encierro y merecedoras del aislamiento.

Por Municipio

Actualmente en el Cereso de Mexicali pugnan una condena 188 mujeres, el 75% de ellas por haber cometido un delito del fuero común, principalmente homicidio, robo, delitos contra la salud y secuestro, en ese orden.

El resto de ellas, es decir el 25%, están condenadas a prisión por haber cometido una falta del orden federal.

De acuerdo a los registros del Sistema Penitenciario, el 59.5% de ellas no son visitadas ni por familiares ni parejas sentimentales, a pesar de tenerlas.

La situación en el resto de los penales femeniles del Estado es la misma, en Tijuana solo el 54.55% de las 264 reclusas reciben visitas, mientras en Ensenada es el 25.6% de las 59 presas las que cada semana se reúnen con sus seres queridos.

Es una cuestión meramente cultural, se puede decir que hasta el machismo influye ahí, la mujer es doblemente castigada porque aparte de cometer el delito también paga la parte del olvido del familiar, desgraciadamente así es y lo tenemos muy marcado.

El abandono de las mujeres en prisión se percibe también en la visita conyugal, un derecho del que por ley gozan las personas que permanecen tras las rejas.

En Mexicali solamente el 3.72% de las internas tienen visita íntima de parte de sus parejas, si la cifra es baja, en la cárcel de Tijuana solo el 1.51% de ellas son frecuentadas por su cónyuge aunque en Ensenada es todavía más crítico, ya que no hay ni una sola que sea visitada en el área conyugal.

Si la incidencia de este fenómeno se aprecia a nivel estatal, indica que en promedio hasta el 60% de las mujeres condenadas a prisión están en abandono familiar y solo el 2.1% son frecuentadas por sus parejas en el área conyugal.

Las cifras contrastan con la realidad que viven los presos varones, pues de acuerdo al Sistema Penitenciario más del 94% de ellos son frecuentados por sus parejas, padres, hijos y hermanos.

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Fomentan programas

Dada la importancia que tiene el acompañamiento de la familia y parejas en la reinserción social de las mujeres condenadas por un delito y ante el abandono que padecen, el Sistema Penitenciario se ha dado a la tarea de impulsar programas encaminados a la identidad de género, valores y autocuidado.

Grijalva Limón indicó que además de esto se les da un acompañamiento psicológico que las prepara para llevar su proceso en condiciones emocionalmente estables así como para el momento en que culmine su condena.

“Procuramos siempre tener una atención directa con ellas para que cuando salgan no tengan esa frustración, son tratamientos psicológicos”.

Dentro de la prisión en Baja California las mujeres tienen acceso a programas educativos para acreditar primaria, secundaria, preparatoria e incluso carreras profesionales.

El titular del Sistema Penitenciario destacó además convenios con las cámaras empresariales que se han comprometido a capacitarlas y brindarles la oportunidad de emplearse una vez que estén fuera de prisión.

Si hay un estigma, es una cuestión meramente cultural y hasta el machismo va ahí, la mujer es doblemente castigada, pagan la parte del olvido del familiar, hijos y cónyuge David Grijalva Limón / Subsecretario del Sistema Penitenciario en el Estado

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