Desesperado, sin un peso en la bolsa, don José tuvo que pedir “fiados” 1 mil pesos en mercancía a sus conocidos para improvisar un puesto de dulces en su domicilio de la colonia Nacionalista luego de ver extintas las pocas ganancias que obtenía vendiendo nopales en la zona centro.
Antes de la pandemia, con sus 71 años a cuestas, recorría los negocios del centro histórico ofreciendo sus productos pero al ordenarse el cierre de establecimientos por el Covid-19 la clientela desapareció.
“Ya no tenía dinero y en el centro pues no quieren que los viejitos anden que porque están más débiles de las defensas, por eso pedí fiado para ponerme aquí porque si no ¿qué voy a comer?”.
Con la mercancía prestada, don José se encontró una mesita de madera y se colocó afuera de la casa que habita en la avenida Yugoslavia para ofrecer dulces y bolsitas de nopales en diez pesos aunque los primeros días no logró vender nada.
“El primer día no vendí nada, me dijeron que lo iban a anunciar pero yo no buscaba que la gente me trajera despensa sino que me compraran la mercancía que vendo, yo no tengo internet”.
Desde que se instala, don José recibe a decenas de familias mexicalenses y algunas otras que vienen desde el otro lado de la frontera para entregarle despensas y hasta comida para sus mascotas.
Don José se instala a diario después del mediodía afuera del domicilio 2901 de la calle Yugoslavia esquina con Veterinarios en la colonia Nacionalista; su historia es como la de muchos otros que deben buscar la forma de subsistir ante la crisis económica a la que ha arrastrado la pandemia del Covid-19.
