Los que se dedican a la venta de combustibles están en desacuerdo en que a partir de octubre se vuelva obligatorio contar con dispensarios nuevos tal y como lo obliga la norma oficial mexicana NOM-005-SCFI-2017, tras la crisis que vive este sector por la pandemia del Covid-19, quienes de no acreditarla, podrán ser sancionados.
Rubén Márquez Espinoza, presidente de la asociación de gasolineros de Mexicali, opinó que es un mal momento para que la autoridad empiece a hacer las inspecciones a estos establecimientos, pues según él, únicamente se trata de un cambio de equipo para dispensar el combustible, aunque esto no garantiza un mejor servicio para el cliente.
Mencionó que algunos sí han cambiado sus dispensarios por actualizarse en general, pero que por el momento desconocía cuántos han implementado el nuevo sistema que obliga la norma que regula a los instrumentos de medición, sistemas para medición y despacho de gasolina y otros combustibles líquidos.
La actualización es algo costoso para las empresas, puntualizó, pues cada bomba puede llegar a costar hasta los 10 mil dólares, teniendo las más económicas un costo de 2 mil 500 dólares.
“Es un gasto innecesario porque realmente no pasa nada, me refiero a que no es cambiar software, no vas a dar un mejor servicio o el cliente se va a dar cuenta, no es nada, es algo que no se ve”.
El empresario indicó que la “mudanza” al nuevo sistema tiene al menos dos años a nivel local, en donde primero empezaron a actualizarse las grandes empresas, sin embargo, para los que apenas van empezando, no es fácil realizar el cambio del equipo.