Desde el año 2000, Laura y John Hunter, ella mexicana y él estadounidense, se han adentrado en el desierto del Sur de California con el objetivo de llevar agua para migrantes que deciden desafiar esa ruta persiguiendo el sueño americano.
Hoy encabezan la organización civil Water Station que se mantiene de donativos y aportaciones voluntarias.
Se trata además de la única organización con autorización de la Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) y de los administradores de parques nacionales en Estados Unidos.
“Nuestro único propósito es ayudar a que no muera la gente por deshidratación, el año pasado desafortunadamente encontramos un cuerpo sin vida”.
Las estaciones consisten en botes de plástico y en el interior se coloca una caja con seis galones de agua, cada uno acompañado de una bandera con los colores azul y naranja con la intención de que sean vistos a la distancia por los migrantes.
Para este año el objetivo es colocar cien estaciones de agua en diversos puntos del desierto.
“Se hace este trabajo porque es necesario, se trata de prevenir que alguien muera y aunque hay gente a la que no le parezca nosotros continuamos, no podemos solucionar las políticas que tienen los países pero sí podemos llevar agua para que quien la encuentre sobreviva”, declaró Laura.
En los últimos años los donativos se han reducido y los voluntarios son pocos pero la labor de la organización continúa, como un oasis en el desierto.