/ domingo 27 de octubre de 2019

Los riesgos que enfrenta el Valle de Guadalupe

Hay un crecimiento que si no se hace con orden, podría significar un ecocidio, señala Pérez Castro, titular del comité Provino del estado.

No es una novedad que el Valle de Guadalupe, enclavado en el municipio más grande del país, Ensenada Baja California, permanezca en constante riesgo por la propia naturaleza del lugar, cuya escasez de agua es latente. Pero hay otros riesgos que amenazan la endeble estabilidad del Valle y tiene que ver con el propio crecimiento.

Un crecimiento que si no se hace con orden, podría significar un ecocidio, según señala Fernando Pérez Castro, presidente del comité Provino de Baja California. Por eso es necesaria la publicación del reglamento, ya aprobado a finales de septiembre pasado, que regule el crecimiento, según señaló.

“Lo que sucede actualmente en el Valle de Guadalupe es que vivimos en un estado de caos al no tener un marco normativo y cada quien hace lo que quiere. Sobre todo quién tiene más dinero, termina por imponer su ley. Esta región tiene vocación en la agricultura y lo que se busca con este regla ento es que se brinden zonas agrícolas y zonas de conservación para poder darle una certeza de crecimiento del valle”.


El valle produce una gran variedad de vinos


Reconoce que se trata de un sitio que está en pleno crecimiento y desarrollo en términos turísticos, vitivinícolas y económicos. Por eso refiere que es necesario hacer un alto en el camino para establecer un marco normativo, por lo menos básico en donde todos quepan y no se atropelle los derechos de quienes ya están en el valle y quienes generan la principal actividad económica, los vitivinicultores.

Entre los riesgos que señala el presidente de Provino está la presencia de los desarrolladores inmobiliarios, y “quienes quieren hacer una inversión, que puede ser incluso una vinícola, un restaurante, un hotel o un desarrollo residencial. Si no están acotados a lo que establece la normativa, corremos el riesgo de que el entorno del Valle de Guadalupe se pierda”.

Detalló que se trata de un esfuerzo no solo para regular o controlar el crecimiento, sino para también reorganizar lo que ya hay dentro del valle de Guadalupe; “para que sea un valle agrícola que privilegie los cuatro ejes que están dentro del programa territorial que son agua, paisaje, comunidad y agricultura”.


Se trata de un sitio que está en pleno crecimiento.


De acuerdo con el empresario, para los vitivinicultores la actividad principal es la agricultura, sin embargo también elaboran un producto, el vino y ofrecen un servicio y es el ecoturismo.

No obstante aclaró que saben que alrededor de estas actividades puede haber otras complementarias, pero siempre y cuando se haga de una manera consciente a la ecología de la región y exista conocimiento de las limitantes en materia de recursos naturales, principalmente el caso del desabasto de agua.

En cuanto a las pláticas que han sostenido con las autoridades, dijo que ha sido unánime la opinión en relación con un crecimiento ordenado que no afecte el medio ambiente de la zona.

“Hemos tenido la oportunidad de platicar tanto con el gobernador actual, como con el gobernador electo y ambos coinciden en que el Valle de Guadalupe debe tener un crecimiento ordenado. Platicamos con Marco Novelo que acaba de salir de la presidencia municipal de Ensenada y también con Armando Ayala que es el actual y el mensaje que dieron los regidores es muy claro, no hubo uno solo que votara en contra en el cabildo y como sector lo único que pedimos es que se respete el trabajo”.



Dijo que durante casi dos años trabajaron en el documento en donde se convocó públicamente a todos los sectores productivos, a la población del Valle de Guadalupe y se logró obtener un marco normativo. Ahora falta que se publique en el periódico oficial del estado.

Advirtió que no seguir al píe de la letra el reglamento, el Valle de Guadalupe estaría “encaminado hacia el precipicio y lo llevaríamos al ecocidio. Si no se genera conciencia, si no se respete al reglamento le vamos a dar cabida a gente que ve en el Valle de Guadalupe un botín y vamos a darle cabida a gente que su único interés es subdividir las tierras y venderlas para seguir viviendo de sus rentas”.

En su opinión sería lamentable que algo así sucediera porque acabarían, en un corto plazo, con la viabilidad de una región turística que podría ser ejemplo a nivel nacional.

Según refirió, hay resistencia de algunos sectores, misma que se vio reflejada en algunos medios de comunicación, que hubo además presión hacia las autoridades. “Es muy sencillo entender que quienes están empujando esto tienen intereses personales y están relacionados con la venta de terrenos y principalmente con los desarrollos inmobiliarios”.

También explicó que todo el procedimiento para llegar al reglamento se ha dado conforme a la ley. Primero a través de la elaboración del programa sectorial de ordenamiento urbano turístico, en donde quienes hicieron participaron, fueron los institutos municipales.



“Solo los que hicieron la convocatoria y son los responsables de que sea amplia e incluyente. Nosotros participamos como participaron otros y luego se inició con la elaboración del reglamento. Todo está referenciado en artículos que ya existen y como sector vitivinícola hemos trabajado de acuerdo con la ley y lo que las propias autoridades establecieron y ahora esperamos que las autoridades hagan lo propio”.

Manifestó que una vez que suceda, hay un tiempo para que se implemente. Argumentó que es un documento ciudadano que todos pueden defender junto con la integridad del Valle de Guadalupe.

En el valle de Guadalupe hay alrededor de 120 vitivinicultores, desde los industrializados hasta los pequeños proyectos artesanales. Tres cuartas partes de los derechohabientes del Valle de Guadalupe, es decir gente que está afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dependen directamente del sector vitivinícola.

En el Valle de Guadalupe se registra una visita de anual de alrededor de 750 mil personas. Esto según Fernando Pérez Castro, convierte al Valle de Guadalupe en la región turística más importante, junto con Cabo San Lucas, del norte del país. Produce 70% del vino que se consume en México, es la región vitivinícola más importante de México y está dentro de las cinco más importantes del continente.

No es una novedad que el Valle de Guadalupe, enclavado en el municipio más grande del país, Ensenada Baja California, permanezca en constante riesgo por la propia naturaleza del lugar, cuya escasez de agua es latente. Pero hay otros riesgos que amenazan la endeble estabilidad del Valle y tiene que ver con el propio crecimiento.

Un crecimiento que si no se hace con orden, podría significar un ecocidio, según señala Fernando Pérez Castro, presidente del comité Provino de Baja California. Por eso es necesaria la publicación del reglamento, ya aprobado a finales de septiembre pasado, que regule el crecimiento, según señaló.

“Lo que sucede actualmente en el Valle de Guadalupe es que vivimos en un estado de caos al no tener un marco normativo y cada quien hace lo que quiere. Sobre todo quién tiene más dinero, termina por imponer su ley. Esta región tiene vocación en la agricultura y lo que se busca con este regla ento es que se brinden zonas agrícolas y zonas de conservación para poder darle una certeza de crecimiento del valle”.


El valle produce una gran variedad de vinos


Reconoce que se trata de un sitio que está en pleno crecimiento y desarrollo en términos turísticos, vitivinícolas y económicos. Por eso refiere que es necesario hacer un alto en el camino para establecer un marco normativo, por lo menos básico en donde todos quepan y no se atropelle los derechos de quienes ya están en el valle y quienes generan la principal actividad económica, los vitivinicultores.

Entre los riesgos que señala el presidente de Provino está la presencia de los desarrolladores inmobiliarios, y “quienes quieren hacer una inversión, que puede ser incluso una vinícola, un restaurante, un hotel o un desarrollo residencial. Si no están acotados a lo que establece la normativa, corremos el riesgo de que el entorno del Valle de Guadalupe se pierda”.

Detalló que se trata de un esfuerzo no solo para regular o controlar el crecimiento, sino para también reorganizar lo que ya hay dentro del valle de Guadalupe; “para que sea un valle agrícola que privilegie los cuatro ejes que están dentro del programa territorial que son agua, paisaje, comunidad y agricultura”.


Se trata de un sitio que está en pleno crecimiento.


De acuerdo con el empresario, para los vitivinicultores la actividad principal es la agricultura, sin embargo también elaboran un producto, el vino y ofrecen un servicio y es el ecoturismo.

No obstante aclaró que saben que alrededor de estas actividades puede haber otras complementarias, pero siempre y cuando se haga de una manera consciente a la ecología de la región y exista conocimiento de las limitantes en materia de recursos naturales, principalmente el caso del desabasto de agua.

En cuanto a las pláticas que han sostenido con las autoridades, dijo que ha sido unánime la opinión en relación con un crecimiento ordenado que no afecte el medio ambiente de la zona.

“Hemos tenido la oportunidad de platicar tanto con el gobernador actual, como con el gobernador electo y ambos coinciden en que el Valle de Guadalupe debe tener un crecimiento ordenado. Platicamos con Marco Novelo que acaba de salir de la presidencia municipal de Ensenada y también con Armando Ayala que es el actual y el mensaje que dieron los regidores es muy claro, no hubo uno solo que votara en contra en el cabildo y como sector lo único que pedimos es que se respete el trabajo”.



Dijo que durante casi dos años trabajaron en el documento en donde se convocó públicamente a todos los sectores productivos, a la población del Valle de Guadalupe y se logró obtener un marco normativo. Ahora falta que se publique en el periódico oficial del estado.

Advirtió que no seguir al píe de la letra el reglamento, el Valle de Guadalupe estaría “encaminado hacia el precipicio y lo llevaríamos al ecocidio. Si no se genera conciencia, si no se respete al reglamento le vamos a dar cabida a gente que ve en el Valle de Guadalupe un botín y vamos a darle cabida a gente que su único interés es subdividir las tierras y venderlas para seguir viviendo de sus rentas”.

En su opinión sería lamentable que algo así sucediera porque acabarían, en un corto plazo, con la viabilidad de una región turística que podría ser ejemplo a nivel nacional.

Según refirió, hay resistencia de algunos sectores, misma que se vio reflejada en algunos medios de comunicación, que hubo además presión hacia las autoridades. “Es muy sencillo entender que quienes están empujando esto tienen intereses personales y están relacionados con la venta de terrenos y principalmente con los desarrollos inmobiliarios”.

También explicó que todo el procedimiento para llegar al reglamento se ha dado conforme a la ley. Primero a través de la elaboración del programa sectorial de ordenamiento urbano turístico, en donde quienes hicieron participaron, fueron los institutos municipales.



“Solo los que hicieron la convocatoria y son los responsables de que sea amplia e incluyente. Nosotros participamos como participaron otros y luego se inició con la elaboración del reglamento. Todo está referenciado en artículos que ya existen y como sector vitivinícola hemos trabajado de acuerdo con la ley y lo que las propias autoridades establecieron y ahora esperamos que las autoridades hagan lo propio”.

Manifestó que una vez que suceda, hay un tiempo para que se implemente. Argumentó que es un documento ciudadano que todos pueden defender junto con la integridad del Valle de Guadalupe.

En el valle de Guadalupe hay alrededor de 120 vitivinicultores, desde los industrializados hasta los pequeños proyectos artesanales. Tres cuartas partes de los derechohabientes del Valle de Guadalupe, es decir gente que está afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dependen directamente del sector vitivinícola.

En el Valle de Guadalupe se registra una visita de anual de alrededor de 750 mil personas. Esto según Fernando Pérez Castro, convierte al Valle de Guadalupe en la región turística más importante, junto con Cabo San Lucas, del norte del país. Produce 70% del vino que se consume en México, es la región vitivinícola más importante de México y está dentro de las cinco más importantes del continente.

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