Dentro de casas de campaña instaladas a pocos metros del cerco fronterizo que divide a Mexicali y Calexico pasan la noche algunos de los mexicanos que laboran en la cosecha de hortalizas en los campos del Valle Imperial.
Hugo Castro, fundador de la Coalición SOS Migrantes y activista en temas migratorios, define a este campamento como una respuesta humanitaria para decenas de trabajadores que considera están en un limbo administrativo.
“Sus tarjetas de residencia se vencieron y a causa del Covid-19 se están tardando en llegar”.
En las casas de campaña también duermen quienes prefieren evadir las filas que se forman en la garita peatonal que se han vuelto largas y sin garantía de sana distancia a pesar de las recomendaciones sanitarias.
El cruce de los trabajadores está fuera de la vista de las autoridades, no hay vigilancia ni de Mexicali ni de Calexico.
“Solo se abren dos líneas, hay trabajadores que se quedan en las carpas porque quieren dormir sus ocho horas en lugar de solo tres o cuatro porque hay que madrugar para hacer fila, si no cruzan ellos pierden un día de trabajo”.
De acuerdo con cifras de la Coalición SOS Migrantes, en los campos del Valle Imperial laboran 18 mil mexicanos y el 80% de ellos radican en Mexicali por lo que a diario deben cruzar la frontera porque sus salarios no son suficientes como para cubrir una renta.