Enrique García Sández, pescador de San Felipe que fue baleado por la elementos de la Marina en el 2019, reclama el pago de sus gastos médicos, ya que a más de un año del incidente ha perdido la movilidad del brazo izquierdo, además sufre de fuertes migrañas, por lo que no puede trabajar.
El 28 de marzo del 2019, en el combate de la pesca clandestina de la totoaba, marinos iniciaron la persecución en el mar de una embarcación, la cual prosiguió en tierra.
Enrique, un pescador de almeja generosa, subió a la caja del pick up, mientras otros dos de sus conocidos iban dentro de la cabina del vehículo y dos más en la panga.
A la altura del estadio de beisbol de San Felipe fueron interceptados por un vehículo de la Secretaría de Marina, que de inmediato abrió fuego sobre el pick up y la lancha, impactando con cuatro disparos a Enrique, en el brazo izquierdo y en la cabeza.
Las ráfagas de los marinos le causaron diez rozones más en diversas partes del cuerpo, que quedó maltrecho tirado a un lado del estadio del puerto mexicalense.
El incidente provocó la furia de los pescadores del puerto, quienes creyendo muerto a Enrique, acudieron a las instalaciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), donde quemaron embarcaciones y las instalaciones de esta dependencia.
Afortunadamente Enrique sobrevivió al ataque armado de la Marina, que pagó los gastos operatorios y la atención en el Hospital Almater.
Sin embargo, a más de un año del incidente, tiene fuertes secuelas del ataque, como la inmovilidad de su brazo izquierdo y fuertes jaquecas que no le permiten trabajar.
La Marina se hizo cargo de la atención hospitalaria, pero no del tratamiento posterior, como son citas médicas, exámenes de laboratorio y terapias, las que se han tenido pagar sus familiares y ya ascienden a varias decenas de miles de pesos.
Enrique aseguró que él no tenía nada que ver con la pesca ilegal, solo se encontraba en el día y lugar equivocado, ya que en su calidad de mecánico, iba a arreglar un motor que le había encargado reparar uno de sus conocidos, por eso subió al pick up.
Ahora solo espera que con el apoyo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Marina se haga cargo de los gastos de su tratamiento, ya que desde diciembre, no les han dado respuesta a sus peticiones.