A pesar de ser su día libre, hace 26 años, el hoy jefe de Bomberos de Mexicali, Gabriel Gómez, acudió sin dudar a combatir uno de los incendios más devastadores del Centro de la ciudad, la Chinesca quedaba reducida a cenizas una vez más el 20 de julio de 1992. El jefe de los traga humo recordó que ese día se encontraba franco, es decir, en su día libre, sin embargo, cuando se presentaban incendios grandes, la orden era presentarse de inmediato, ya que donde quiera que andaban, cargaban con su equipo. Incluso, si iban a salir de la ciudad, debían dar aviso a la jefatura.
En aquel tiempo no había tanto equipamiento como hoy en día, los equipos de oxígeno eran limitados, así como el número de uniformes de combate, por lo que algunos de sus compañeros lucían su chaquetón, pero sin los pantalones adecuados. La orden del “jefe Esquer” (Alfonso Esquer Sández, director de Bomberos), fue que todos los que tuvieran tanques de oxígeno, entraran a los locales que se estaban incendiando y buscaran personas, pero afortunadamente no había nadie dentro de la edificación.
“Recuerdo que la orden que me dieron, es que fuera por la única unidad que había en ese entonces, que era la “snorkel”, que es una unidad que tiene una canastilla y se levanta hasta 100 pies, había buenos hidrantes en aquel tiempo y buena presión, para poder alimentar la canastilla, porque las mangueras arrojan de 500 a 700 galones de agua por minuto (de 2 mil a 2 mil 800 litros)”, expuso.
La unidad fue instalada en puro enfrente del incendio, a él, le tocó manejar el brazo hidráulico, mientras que otro compañero, era el que manejaba el pitón desde las alturas del snorkel. El combate del incendio duró alrededor de 36 horas, todo un día y medio, aunque las últimas horas fue el recorrer los escombros con garfios y palas, en búsqueda de algún material en combustión que podría reavivar el incendio. También participaron en aquella ocasión, Bomberos de Calexico, que auxiliaron en el combate del incendio.
Al final, no recuerda cuántos locales comerciales se incendiaron, ya que había muchos y era un lugar lleno de gente con mucha actividad, pero al final, solo quedaron cenizas.
Sentimiento
“En todos los incendios que hay, siempre le queda a una tristeza de lo que pasa, más cuando no puedes hacer algo más rápido para controlarlo o apagarlo, y más cuando hay personas sufriendo cuando pierden lo poco que tienen, como su casa o su negocio, y es cuando uno más se siente frustrado, y piensa, lo podíamos haber apagado por aquí o por acá, porque después de cada incendio uno hace un análisis de lo que trabajaste, qué pasó, qué te hizo falta… el hubiera no existe”, expuso el jefe de Bomberos. Después del incendio de La Chinesca, la gente regresa a ver qué quedó, de sus cosas, cómo le van a hacer, es muy difícil.
Recordó que uno de los primeros incendios que le tocó cubrir cuando era maquinista, fue la explosión de un boiler en el fraccionamiento Residencias. Una señora que estaba en el cuarto de lavar, les decía “el niño, el niño”, los muchachos entraron a apagar el incendio, no lo encontraban, sin embargo, el boiler le había explotado de frente cuando estaba en su carriola. Esta fue su primera experiencia con una víctima de por medio.
“Sin embargo, uno se tiene que hacer duro, porque enfrentas muchas cosas, para seguir haciendo lo que debes de hacer, a veces te encuentras personas en el incendio que ahí quedaron y tienes que seguir trabajando, removiendo, haciendo lo que tienes que hacer, cuidando siempre el cuerpo de las personas”, expresó.