A los nuevos gobiernos, los de Morena, les gusta llamarlo el sur profundo, aunque en realidad no es el fondo de la península bajacaliforniana.
San Quintín está a más de cuatro horas de viaje por carretera desde la fronteriza Tijuana y todavía quedan unas siete horas más tan solo para pisar los primeros kilómetros del estado de Baja California Sur.
El caso es que en ese poblado del municipio de Ensenada, donde los jornaleros agrícolas pararon labores y protestaron por mejores condiciones de trabajo en el 2015, el gobierno federal dice que hay una sede de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García.
Pero el plantel registrado en el portal digital de esa red universitaria, para el que se anuncian las ingenierías en Acuacultura y en Piscicultura, no se ha podido construir.
“No está cercado tampoco”, respondió Fidel Sánchez Gabriel, uno de los hombres que estuvo al frente del movimiento del 2015, al preguntarle sobre la supuesta donación de un terreno a finales del año pasado para la construcción de esa universidad.
Dijo que pedirán el cumplimiento del compromiso presidencial al nuevo gobierno del estado que encabeza el morenista Jaime Bonilla, aunque agregó que el gobernador también tiene una promesa pendiente.
“Vamos a solicitar la construcción de la universidad con enfoque intercultural, también es compromiso. Lo hizo en su campaña el gobernador”, señaló el líder de los trabajadores del campo.
De acuerdo con la directora Teresa Alcaraz, la Universidad Benito Juárez está trabajando en la secundaria 114 de la colonia Nueva, donde cuatro docentes atienden 70 alumnos divididos en dos grupos.
Guadalupe Acuña Álvarez, subdelegado en Baja California de la Secretaría de Educación Pública (SEP), expresó que la Universidad empezó clases en marzo de este año y la prioridad es aumentar la matrícula.
“Considero que tienen que crecer un poco más para construir el edificio (…) andaban batallando al principio para reclutar la base docente”.
