La agrupación Redspira organizó una campaña de monitoreo de zonas de calor urbanas, en la cual participaron 50 personas voluntarias que donaron su tiempo, prestaron su vehículo y combustible para recorrer once rutas, en la que con un sensor especial, se identificó la temperatura de las áreas transitadas.
El pasado domingo, dichas personas voluntarias, entre estas estudiantes, profesionales de la salud, familias, y hasta un perro, participaron en dicha actividad que constó de recorrer once rutas distintas establecida por la asociación civil ambientalista, en la cual se colocó un sensor que fue proporcionado por la oficina de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés).
Dicha institución busca identificar el aumento de las olas de calor y los riesgos que representan para la población, entre estos los diagnósticos de quemaduras solares, cuadros de deshidratación, agotamiento por calor, e incluso la muerte por golpe de calor.
Alberto Mexía Sánchez, director de Redspira, destacó que la actividad buscó identificar lo que los expertos llaman islas de calor urbanas, lo cual se presenta en las áreas donde hay pocos árboles y más pavimento.
Debido a que el pavimento mantiene el calor, existen espacios donde pueden percibirse hasta 20 grados fahrenheit más que en lugares donde sí existe vegetación.
En la edición de este año, se seleccionaron a 14 comunidades de Estados Unidos y se realizaron cuatro campañas de carácter internacional, siendo este ejercicio el único realizado en México.
El voluntariado
Mario Alberto Garay López y Ariadna Ibarra López, son dos estudiantes de Medicina que participaron recorriendo una ruta cercana al distribuidor vial de Mexicali, en el bulevar Adolfo López Mateos, hacia la zona suroriente y hasta los alrededores del fraccionamiento Jardines del Lago.
Ariadna comentó que como profesional de la salud, conoce de primera mano que en el Hospital donde hace su servicio social existe una gran incidencia de pacientes que vienen con golpes de calor.
“En el momento en que llegan al hospital, además de hidratarlos, se les enfría de manera física, se les quita las prendas de ropa y se les da hielo con agua fría para disipar el golpe de calor en su cuerpo”, relató.
Igualmente, Mario opinó que es importante realizar levantamientos de información que permitan conocer donde son las zonas más vulnerables.
“Se me hace interesante trabajar en proyectos de este tipo para ayudar a que la comunidad, tenga conciencia que el calor es un problema importante. Nos dimos cuenta que la medicina en general, la epidemiología, como en este caso de la incidencia de golpes de calor. siempre va a ser algo muy importante”, manifestó el estudiante.
Por su parte, Luz Ortega Villa, catedrática jubilada de la Universidad Autónoma de Baja California, transitó una ruta que iniciaba en los alrededores del Ex Ejido Coahuila, que rodeó por la zona central de Mexicali.
La docente comentó que este tipo de ejercicios permitirán que eventualmente se generen políticas públicas que obligue a las autoridades instalar puntos de hidratación en las zonas más vulnerables, considerando que existe una crisis climática y menor agua disponible para el consumo humano.
“Esto es ciencia ciudadana y la ciencia para lo que sirve, es para tomar mejores decisiones.
Por un lado, esto permite orientar las acciones de mitigación, por ejemplo, si sabes que hay zonas donde se pone más caliente, en esas zonas habría que aumentar la vegetación, y luego viene la otra decisión, saber qué tipo de vegetación”, manifestó.
Finalmente, Gladys Ramírez Rosales, quien es médica de profesión, comentó que el recorrer la ruta que le tocó, le permitió identificar zonas que antes no conocía y que no tienen pavimento, en donde fue evidente que son áreas de difícil acceso para la movilidad de los residentes de ahí.
“Aquí hay muchos diagnósticos por golpe de calor, agotamiento por calor, pero cuando se ve del lado de los que atendemos, a los pacientes y tras este recorrido, piensas, sí hay zonas más vulnerables, donde tenemos que atender a gente con condiciones diferentes, que vienen de casas donde no hay refrigeración, de difícil acceso al transporte y piensas, muy probablemente vengan estos pacientes de estas zonas”, expresó la voluntaria.