En los últimos 5 años, el sector agropecuario de México ha sufrido varios embates que lo tienen al borde de una crisis, de la cual será muy difícil recuperarse.
México atraviesa por diversos problemas como la sequía extrema, teniendo actualmente una disponibilidad de agua del solo 33% comparado con 2022, cuando se contaba con una disponibilidad del 75%, por lo que se tendrá un ciclo de siembra acotado y por ende la producción de granos esperada será significativamente menor a la del ciclo anterior.
El maíz llegará a tener una reducción de alrededor del 50% de la superficie sembrada, mientras que en cultivos como frijol, garbanzo y hortalizas se mantendrá sin cambios. Sin embargo, es importante entender el comportamiento de los mercados, ya que el precio del maíz amarillo, trigo y sorgo en México están vinculados al mercado internacional con la Bolsa de Chicago. Lo que anticipa que para el ciclo otoño-invierno 23-24, los precios internacionales serán más bajos que en los últimos tres años.
Los expertos en mercados agropecuarios estiman que el impacto de la sequía en el ciclo actual, que se cosechará entre mayo y junio, tenderá a contrarrestar la disminución de los precios en los mercados internacionales.
Otro factor fundamental para que la actividad agropecuaria en México esté en grave riesgo es la pésima distribución del presupuesto federal este 2024, mismo que asigna 74 mil 110 millones de pesos al Ramo 8 (Agricultura y Desarrollo Rural), monto superior por 3 mil 581 millones respecto al proporcionado al 2023, lo que representa un crecimiento del 5.08%. Al igual que el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable proporciona un presupuesto de 440.5 millones de pesos, siendo un incremento de 9.02% respecto al dado en 2023.
El gasto por vertiente del PEC revela un marcado componente social-asistencial, lo que significa que este enfoque se ve especialmente acentuado debido a la carga que representan los programas destinados a pensiones para adultos mayores, considerando que el 46% de la población rural supera los 60 años de edad, sumándole el programa “Sembrando Vida” y las iniciativas de abasto rural de Diconsa y Liconsa.
Otro grave problema al que se tienen que enfrentar los agricultores es la falta de fuentes de financiamiento para sus cultivos; a finales de 2022, la cámara de Diputados Federales, a propuesta del Poder Ejecutivo, aprobó la desaparición de Financiera Rural, pero, esta institución, no fue sustituida por otra que le garantizara créditos con tasas de interés preferenciales.
La situación del campo mexicano en estos tiempos, es tan grave, que la superficie de cultivos como el trigo, maíz blanco, frijol y sorgo se verá disminuida de manera sensible.
A solo siete meses y medio de que termine la actual administración federal, este sexenio pasará a la historia como el gobierno que desapareció todos programas de apoyo a la agricultura comercial; además que no tuvo políticas públicas claras que fomentaran la actividad agropecuaria nacional. Esa es la triste realidad del campo mexicano.
