/ miércoles 17 de agosto de 2022

La vida de las mascotas a través del microscopio

La Patología Clínica es una fascinante y poco conocida rama de la medicina veterinaria que permite el diagnóstico de enfermedades

La Medicina Veterinaria cuenta con muchísimas ramas y hoy en su día, celebramos una de las menos conocidas: La Patología Clínica. Es probable que si tienes una mascota, ya hayas recibido la ayuda de un patólogo, ya que son quienes se encargan de analizar las muestras tomadas durante la consulta, entre muchas otras funciones.

Su conocimiento les permite leer las alteraciones, expresadas en números para darles sentido, apoyado por diferentes técnicas tanto manuales como automáticas, también se dedican a evaluar cambios celulares (por medio de los frotis sanguíneos, muestras de masas encontradas en distintas partes del cuerpo y la búsqueda de microorganismos que pueden observarse a este nivel).

Para obtener esta especialidad, es necesario contar primero con el grado de Médico Veterinario Zootecnista y profundizar en esta área por alrededor de 2 a 3 años más.

Todo estudio lleva un protocolo elaborado de registro de muestra y análisis / Yajanny Jove | La Voz de la Frontera

Y justo eso hizo Katya Meza, egresada de la UABC en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Veterinarias (IICV), con un posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), donde se especializó en Patología Clínica Veterinaria.

La también académica en la UABC-IICV es responsable en un laboratorio donde emiten diagnóstico de diferentes enfermedades y estados de salud de diversas especies animales.

“Siempre he sido amante de los animales, mi madre solía decir que nuestra casa tenía mascotas por mí, ya que no me gustaba verlos en la calle y me gustaba mucho jugar con ellos. Mientras fui creciendo, me gustaba mucho la Medicina y en conjunto con el amor que tenía por los animales, decidí que quería ser Médica Veterinaria”.

Al entrar a la carrera, contó que no tenía idea de las diferentes áreas ofrecidas, estaba firme en que quería ser clínica de pequeñas especies (atendiendo perros y gatos), pero descubrió que existía un mundo que le resultó más interesante.

Así se ve un parásito Giardia / Cortesía: Katya Meza

“Cuando me percaté que existía la Microbiología, Inmunología, Parasitología, noté que me encantaba ver al microscopio, me asombraba todo lo que el ojo humano no podía ver y cómo algo tan microscópico podría hacernos enfermar, sobre todo la existencia de enfermedades zoonóticas (aquellas que pueden transmitirse de animales a personas). Cuando cursé el quinto semestre de la carrera, todo lo que anteriormente me había gustado, estaba contemplado en una materia, la Patología Clínica Veterinaria. Para mí era como jugar a ‘Clue’ (juego de mesa en donde se busca quién es el culpable, que, en lo personal, soy muy buena jugando) y tenía que buscar la enfermedad culpable del malestar animal”.

Los estudios y la evaluación celular microscópica ayudan a evidenciar muchos padecimientos incluso parecidos a los del humano, por ejemplo diabetes mellitus, hiperadrenocorticismo (enfermedad de Cushing) e hipotiroidismo. Anemia hemolítica inmunomediada, primarias o secundarias (aquellas iniciadas por ejemplo por infecciones).

También enfermedades renales en distintos grados, lipidosis hepática, pancreatitis y cáncer, que es encontrado por medio de estudios como la citología (muestras pequeñas que se obtienen por medio de jeringa de masas que perciben en revisión o los mismos propietarios).

Katya ha trabajado con todo tipo de animales / Cortesía: Katya Meza

Además, evalúan médula ósea y líquidos en cavidades que ayudan a diagnosticar enfermedades cardiacas, hepáticas y obstructivas.

“En los coproparasitoscópicos (examen de heces) hemos encontrado diferentes tipos de parásitos, sobre todo coccidias y algunos nematodos. Y en menor grado las leucemias, tanto agudas como crónicas”.

En equipo, Katya ha trabajado con perros, gatos, caballos, vacas, cabras, ovejas, cerdos, varios reptiles, erizos, hurones, camellos, leones y tigres, así como diferentes tipos de aves. Actualmente realiza una maestría en Ciencias Veterinarias, con un proyecto sobre una enfermedad en perros, para saber cómo ha sido su impacto a través de los años.

Ella comenta que su mayor logro ha sido transmitir conocimientos a sus alumnos.

“Me apasiona que les guste mi área y que decidan dedicarse también como yo, a una de las áreas más importantes de la Medicina Veterinaria. Encontrar también un padecimiento en los estudios de algún paciente me brinda satisfacción, ya que con eso podemos ayudar a que se le brinde tratamiento específico y un seguimiento”.

Su plan es realizar el doctorado y seguir asistiendo a congresos para mantenerse actualizada, pues le gusta mucho realizar ponencias y espera conseguir inspirar a varios más a seguir sus pasos.

“No tengan miedo, crean en lo que les gusta, a pesar de lo que pudieran decirles. Yo me arriesgué a pesar de que muchos a mi alrededor me decían que no tenía caso, que era una carrera mal pagada, que nadie gastaba en sus mascotas, etc. Déjame decirte que, si eres bueno en lo que haces, vas a brillar, independientemente de lo que quieras estudiar y sobre todo estoy segura de que te vas a enamorar como yo, de una carrera tan noble y que hasta hoy me sigue apasionando y realmente siento que no estoy trabajando, simplemente hago lo que me gusta”.

La Medicina Veterinaria cuenta con muchísimas ramas y hoy en su día, celebramos una de las menos conocidas: La Patología Clínica. Es probable que si tienes una mascota, ya hayas recibido la ayuda de un patólogo, ya que son quienes se encargan de analizar las muestras tomadas durante la consulta, entre muchas otras funciones.

Su conocimiento les permite leer las alteraciones, expresadas en números para darles sentido, apoyado por diferentes técnicas tanto manuales como automáticas, también se dedican a evaluar cambios celulares (por medio de los frotis sanguíneos, muestras de masas encontradas en distintas partes del cuerpo y la búsqueda de microorganismos que pueden observarse a este nivel).

Para obtener esta especialidad, es necesario contar primero con el grado de Médico Veterinario Zootecnista y profundizar en esta área por alrededor de 2 a 3 años más.

Todo estudio lleva un protocolo elaborado de registro de muestra y análisis / Yajanny Jove | La Voz de la Frontera

Y justo eso hizo Katya Meza, egresada de la UABC en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Veterinarias (IICV), con un posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), donde se especializó en Patología Clínica Veterinaria.

La también académica en la UABC-IICV es responsable en un laboratorio donde emiten diagnóstico de diferentes enfermedades y estados de salud de diversas especies animales.

“Siempre he sido amante de los animales, mi madre solía decir que nuestra casa tenía mascotas por mí, ya que no me gustaba verlos en la calle y me gustaba mucho jugar con ellos. Mientras fui creciendo, me gustaba mucho la Medicina y en conjunto con el amor que tenía por los animales, decidí que quería ser Médica Veterinaria”.

Al entrar a la carrera, contó que no tenía idea de las diferentes áreas ofrecidas, estaba firme en que quería ser clínica de pequeñas especies (atendiendo perros y gatos), pero descubrió que existía un mundo que le resultó más interesante.

Así se ve un parásito Giardia / Cortesía: Katya Meza

“Cuando me percaté que existía la Microbiología, Inmunología, Parasitología, noté que me encantaba ver al microscopio, me asombraba todo lo que el ojo humano no podía ver y cómo algo tan microscópico podría hacernos enfermar, sobre todo la existencia de enfermedades zoonóticas (aquellas que pueden transmitirse de animales a personas). Cuando cursé el quinto semestre de la carrera, todo lo que anteriormente me había gustado, estaba contemplado en una materia, la Patología Clínica Veterinaria. Para mí era como jugar a ‘Clue’ (juego de mesa en donde se busca quién es el culpable, que, en lo personal, soy muy buena jugando) y tenía que buscar la enfermedad culpable del malestar animal”.

Los estudios y la evaluación celular microscópica ayudan a evidenciar muchos padecimientos incluso parecidos a los del humano, por ejemplo diabetes mellitus, hiperadrenocorticismo (enfermedad de Cushing) e hipotiroidismo. Anemia hemolítica inmunomediada, primarias o secundarias (aquellas iniciadas por ejemplo por infecciones).

También enfermedades renales en distintos grados, lipidosis hepática, pancreatitis y cáncer, que es encontrado por medio de estudios como la citología (muestras pequeñas que se obtienen por medio de jeringa de masas que perciben en revisión o los mismos propietarios).

Katya ha trabajado con todo tipo de animales / Cortesía: Katya Meza

Además, evalúan médula ósea y líquidos en cavidades que ayudan a diagnosticar enfermedades cardiacas, hepáticas y obstructivas.

“En los coproparasitoscópicos (examen de heces) hemos encontrado diferentes tipos de parásitos, sobre todo coccidias y algunos nematodos. Y en menor grado las leucemias, tanto agudas como crónicas”.

En equipo, Katya ha trabajado con perros, gatos, caballos, vacas, cabras, ovejas, cerdos, varios reptiles, erizos, hurones, camellos, leones y tigres, así como diferentes tipos de aves. Actualmente realiza una maestría en Ciencias Veterinarias, con un proyecto sobre una enfermedad en perros, para saber cómo ha sido su impacto a través de los años.

Ella comenta que su mayor logro ha sido transmitir conocimientos a sus alumnos.

“Me apasiona que les guste mi área y que decidan dedicarse también como yo, a una de las áreas más importantes de la Medicina Veterinaria. Encontrar también un padecimiento en los estudios de algún paciente me brinda satisfacción, ya que con eso podemos ayudar a que se le brinde tratamiento específico y un seguimiento”.

Su plan es realizar el doctorado y seguir asistiendo a congresos para mantenerse actualizada, pues le gusta mucho realizar ponencias y espera conseguir inspirar a varios más a seguir sus pasos.

“No tengan miedo, crean en lo que les gusta, a pesar de lo que pudieran decirles. Yo me arriesgué a pesar de que muchos a mi alrededor me decían que no tenía caso, que era una carrera mal pagada, que nadie gastaba en sus mascotas, etc. Déjame decirte que, si eres bueno en lo que haces, vas a brillar, independientemente de lo que quieras estudiar y sobre todo estoy segura de que te vas a enamorar como yo, de una carrera tan noble y que hasta hoy me sigue apasionando y realmente siento que no estoy trabajando, simplemente hago lo que me gusta”.

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