La vida deportiva del futbolista mexicalense Adolfo "Chino" Domínguez ha sido una auténtica rueda de la fortuna.
En estos momentos el futbol le sonríe, ya que recién logró el título del Ascenso MX con Cafetaleros de Tapachula, jugando 37 partidos en 2 torneos y marcando 9 goles, lo cual es muy bueno para un medio campista.
Tras concluir la temporada, el Club Toluca, actual subcampeón del futbol mexicano, lo invita a ser parte de su organización donde al parecer puede por fin cumplir con la promesa que en algún momento le hizo a su pequeña hija de jugar en la primera división.
Pero ha tenido momentos fuertes, amargos, en donde supo quiénes eran sus amigos incondicionales, su familia se convirtió en su fortaleza y su esposa e hija fueron los motores que lo hicieron recuperar el amor y la alegría por el futbol.
Al "Chino" Domínguez le tocó ser parte del equipo campeón de Xoloitzcuintles de Tijuana, fue parte del plantel MONARCA, aunque no tuvo minutos, digamos que vio la temporada completa desde las tribunas.
Posteriormente pasó a Dorados de Sinaloa en donde tuvo más actividad por espacio de 2 años.
Tuvo un paso fugaz por Indios de Ciudad Juárez en el 2016 y fue precisamente en el verano de ese año que las cosas se comenzaron a complicar.
Tras concluir el régimen de transferencias, su equipo Dorados le informa que no estaba en los planes del equipo.
Este fue un golpe duro, tuvo que regresar a Mexicali y de inmediato fue invitado a jugar el Torneo de Futbol de los Barrios con los Tigres de la zona rural.
Un año completo el “Chino” Domínguez estuvo prácticamente en el olvido, aquellos que se decían sus amigos se alejaron, la depresión fue fuerte al grado que platicando con su esposa le comentó que quizás el momento de colgar los taquetes había llegado.
“Fue una época complicada para mí, el retiro pasó por mi mente en varias ocasiones, te quedas solo, conoces quienes son tus verdaderos amigos, entiendes que tu familia es la que siempre estará a tu lado, le fui perdiendo al amor al futbol”.
Sin saberlo su esposa hizo algunas llamadas en su nombre, digamos que se convirtió en su agente y fueron los Cafetaleros de Tapachula quienes respondieron a una de esas llamadas.
“Un día mi esposa se acerca a mí y me pide que no me fuera a enojar por lo que había hecho, me muestra mi teléfono y ahí estaba un mensaje donde pedían me comunicara con ellos, les marqué, me dijeron que había una posibilidad de integrarme con ellos, es por eso que agradezco a mi esposa, ella me dijo, ´ve a Tapachula, lucha por un lugar y no olvides que a tu hija le prometiste que un día jugarías en Primera División´”.