A lo largo de diciembre cuando las noches son tan frías que calan tus huesos y no encuentras nada para disipar los escalofríos que recorren tu cuerpo, cuando logras escuchar el sonido de un cencerro y unas viejas cadenas arrastrarse por el suelo… ten mucho cuidado, pues son signos de un mal augurio… señales de que Krampus está cerca…
Esta criatura, un ser que camina en dos patas cuya apariencia se asemeja a las de las cabras, con cuernos largos que se retuercen, tiene el único objetivo de castigar y llevarse a aquellos niños que se portaron mal durante el año.
LEYENDA
Durante diciembre, cuando las noches son más largas, los niños deben dormir temprano… Pero dos pequeños hermanos vigilan por la ventana a la espera de ver al viejo hombre de barba blanca que lleva un traje rojo y un saco lleno de aquellos regalos que han estado esperando durante meses: Santa Claus.
-Niños, ya deben de irse a dormir… sino, Santa no vendrá
Los hermanos voltean a ver a su madre por un segundo antes de regresar la mirada a la ventana. Ignorando la orden que les dio.
Emma y Alan, de ocho y seis años respectivamente, eran dos niños mimados, lo que los pequeños hermanos querían lo tenían. Su padre, un hombre acomodado llenaba su ausencia con todo lo que sus hijos deseaban, una fiesta de cumpleaños con 100 invitados o un pequeño zoológico, el celular más nuevo o la ropa de marca que solo usaban un par de veces. Por otra parte, su madre no sabía decirles que no a sus angelitos.
Sin duda alguna Emma y Alan eran los niños más consentidos de todos. Esto los llevó a tener una mala actitud ante todo… esto los llevó a toparse con Krampus….
La madre, sin ánimos de discutir con sus hijos y vencida por el sueño, dejó a los niños esperando en la ventana.
-!Creo que vi algo! -anunció Alan, apuntando con el dedo al exterior
-!Sí, sí!, lo vi- se unió Emma, a la celebración.
-Se ve algo raro… tal vez solo sea un vago.
-Por qué tarda tanto -se quejó Emma mientras daba un pisotón
En un parpadeo todas las luces de la sala se apagaron, dejando a los hermanos casi en penumbra, la única luz que lograba iluminar era la del árbol navideño…. De repente un golpe !pum!...un ruido en la chimenea, era como si algo pesado estuviera bajando por ella. ¿Un hombre? no, una extraña criatura con garras en vez de manos… su boca estaba poblada por colmillos. Recorrió la habitación hasta que encontró a los niños, asustados ante aquella imagen. La criatura se alzó sobre ellos:
-¿Fueron buenos niños? -preguntó una gélida y áspera voz.
Los hermanos no pudieron gritar, estaban en shock ¿qué era eso? ¿qué quería?
- Niños, niños, niños… ¿Fueron buenos? -repitió Krampus mientras se acercaba sigilosamente a las dos figuras aterradas, que apenas pudieron asentir.
-iMIENTEN¡ -su grito era casi animal. Con sus sucias garras tomó a los chiquillos, arrastrándolos al exterior… perdiéndose en la nieve.