La construcción de normas, reglamentos y planes de ordenamiento, plasmados en documentos guía de desarrollo para el Valle de Guadalupe, en el municipio de Ensenada, han sido resultado de estudios y análisis elaborados durante varios años por investigadores del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), entre otras instituciones, que han trabajado de la mano de la comunidad y que desafortunadamente no se les ha dado la suficiente importancia a pesar de su valor científico.
A esto se le suma que las grandes inversiones y las presiones de desarrollo económico, así como la alta rentabilidad de algunos giros gastronómicos y en algunos casos centros de diversión, no han permitido que el Valle de Guadalupe, logre la regularización, protección y preservación de los recursos naturales, como una zona sustentable que combine aspectos tecnológicos, económicos, ambientales y culturales.
Un ejemplo es el proyecto de desarrollo comercial y habitacional Sassi del Valle, promovido por los gobiernos Federal y Estatal, para construirse en el corazón del Valle de Guadalupe, que ha sido catalogado como una barbaridad por investigadores y expertos ante la reconocida escasez de agua en la zona, señaló José Carmelo Zavala, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental A.C. (CIGA)
“El proyecto apenas está hasta donde sabemos de manera conceptual, no está definido completamente, ni tampoco tiene Manifiesto de Impacto Ambiental, creo que es un trámite obligado y este manifiesto incluye reuniones públicas sobre el proyecto, donde la comunidad y los vecinos puedan opinar y se les presente el proyecto”, señaló.
En estas consultas se deben incluir a instituciones como la UABC y CICESE, por su prestigio y calidad académica, además de que han trabajado con la comunidad del Valle de Guadalupe por más de 30 años, “se han convertido en actores que aportan sustento técnico y científico y el Gobierno del Estado debe tomarlos en cuenta”, subrayó.
Desde otra perspectiva, José Carmelo Zavala, consideró que este proyecto, Sassi del Valle, por el nivel de inversión, podría ser una oportunidad para resolver en parte la gran necesidad de agua en vez de castigar más los acuíferos que ya se encuentran en semáforo rojo.
“Un proyecto de este nivel de inversión gigantesco podría solucionar parte del problema de abasto de agua. Se podría reusar agua para regar los viñedos, desde un acueducto de agua bien tratada desde Tijuana; está el agua de la planta internacional que es de buena calidad que hoy se descarga por un emisor submarino, sería muy útil y quitaría un poco de presión sobre este proyecto de pueblo inspirado en misiones italianas”
José Carmelo Zavala, explicó que la comunidad de Valle de Guadalupe ha impulsado el respeto a la vocación agrícola y gastronómica, y que se mantenga como un paisaje rural “esa es la sustentabilidad de negocio entendido de manera sana, justa, con derrama, sin considerar estos centros turísticos de alta gama, muy costosos, pero sostenidos en un cinturón de miseria, la derrama debe de ser justa para los habitantes de muchos años de los pueblos de San Antonio de las Minas, El Porvenir y Francisco Zarco, y respetar las tradiciones de los pueblos originarios como San Antonio Necua, y San José de la Zorra, comunidad colindante, ”, subrayó.
El director del CIGA, dijo que este nuevo pueblo que se anuncia, con características italianas y que según autoridades se inaugurará en 2024, podría ser compatible con las aspiraciones del Valle de Guadalupe, siempre y cuando inviertan en sustentabilidad y no castigue más los recursos naturales ya limitados como el agua.