Altagracia Tamayo Madueño es la responsable del comedor Cobina en Mexicali y desde antes de que contara con dicho espacio inició junto con otras personas regalando comida a las personas en situación vulnerable desde noviembre de 1987. Como una mujer que ha estado en situación de calle, ella conoce las penurias que se viven siendo una persona que no tiene un lugar dónde vivir y comer, lo que la ha llevado a alimentar a los que no tienen acceso a un alimento digno.
“Yo sé lo que es tomar agua de la llave durante cinco días y que te dé diarrea, sé que nadie te brinda un taco de comida, te brindan mejor droga o cerveza”. Todo empezó hace 32 años cuando doce personas, entre hombres y mujeres que son parte de un colectivo de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTI) se juntaron para ayudar a indigentes en los alrededores de la Zona Centro de esta ciudad fronteriza.
Yo sé lo que es tomar agua de la llave durante cinco días y que te dé diarrea, sé que nadie te brinda un taco de comida, te brindan mejor droga o cerveza
Ahí es donde pernoctan también migrantes, personas con enfermedades psiquiátricas e incluso adultos mayores que han sido abandonados por sus familias, lo cual hacían en los principales parques y un callejón tres veces por semana. En 1989 tuvieron el primer dispensario médico en la calle Morelos, donde el colectivo empezó a servirles también comida a las trabajadoras sexuales. Formalmente se convirtió en una asociación civil hasta el 2011, porque así lo requería el Gobierno, lo cual se sumó a que se agravó la problemática de personas en situación vulnerable.
Con la conformación como asociación civil también empezó a funcionar como dispensario médico, en donde se atendía a estas personas con pruebas de VIH, sífilis y de gonorrea.
SIN APOYO
En toda su trayectoria, Altagracia comentó que nunca ha tenido el apoyo de alguna empresa, sino solamente de buenos samaritanos y familias que deciden hacer donaciones en especie para que continúe operando el comedor Cobina, sin contar con el apoyo de grupos religiosos o empresas.
DE OFICIO PANADERA
Altagracia apoya a la comunidad vulnerable debido a que ella misma se considera como tal, toda vez que su familia es originaria de Sinaloa. Su padre llegó en 1952 a Mexicali y con esposa e hijos se asentaron en la colonia Cuauhtémoc Norte, en donde construyeron un horno de tierra para empezar a vender pan. “Toda la gente bien humilde llegaba a ver si les regalaba las migajas del pan y lo que hicieron fue hacer una parte para vender y otra para regalar”.
Con el paso del tiempo su madre decidió cocinar y hacía ollas gigantes y con el pan que hacía su esposo regalaban tortas de huevo.