Pese a encontrarse en una buena posición económica y tener todo lo que deseaba al alcance de su mano, Patricia (nombre ficticio) sufrió el tormento de la depresión lo que la hizo intentar quitarse la vida hasta en 3 ocasiones, con tan solo 18 años.
Después de haber pasado un internado de 45 días en Misión San Carlos, llegando en un estado como ella lo describe, muerta en vida, hoy se siente con una actitud positiva y tiene una meta, recuperar su felicidad y seguir con sus estudios, se ama a sí misma, nos comparte su historia y al ver en retrospectiva su vida, hoy se da cuenta de lo que había sido y que no quiere que se repita.
Y es que sufrió depresión y de alcoholismo, una cosa llevó a la otra.
Esta condición la llevó a estar postrada en cama por 3 días sin comer, se hizo bulímica, alcohólica, suicida, dejó de bañarse y de preocuparse de sí misma, se lastimaba.
“Fue muy difícil porque pasé por todo el proceso sola, sí tuve el apoyo de mis papás, pero fue solo con sicólogo, psiquiatra y médico, así me traían, era todo lo que podían hacer por mí, porque no tenía la atención de ellos”.
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Ella siempre fue solitaria, extraída de los grupos, batalló mucho para encajar. También sufrió de ansiedad, se golpeaba y rasguñaba, se desmayaba, de los golpes que ella misma se propinaba le iba muy mal, la pasaba en hospitales, hizo intento de suicidio en 3 ocasiones, pero la última vez, estuvo 3 días inconsciente, ya que le dio paro respiratorio, lo primero que pensó cuando despertó fue “ya valió madres, no me morí”.
En las 3 ocasiones se intoxicó con pastillas, en dos de éstas había tomado alcohol, sustancia que le provoca más depresión aunado a pensamientos suicidas, y en una ocasión se aventó a un carro. “Mi mente y mi vida se enfocaban a hacerme daño, me autodestruía, tenía la autoestima tan baja, mi amor propio era tan poco, que de maneras muy variadas me iba lastimando a mí misma, nunca me llegué a cortar pero sí me auto medicaba, me ponía unas borracheras grandísimas, abusaron de mí, lastimé a mis amigos, mamá y familia, a mis hermanos ni siquiera puedo verlos de la vergüenza que tengo, fue algo muy, muy fuerte… todo eso me ha pasado en 3 años”, expresó.
A pesar de haber sido siempre una niña de dieces, empezó a faltar a la escuela debido a que no se podía levantar de la cama, por lo que la tuvieron que sacar de la escuela.
EL BULLYING
“Toda la primaria sufrí de bullying, cuando llegué a la secundaria me hice niña rebelde, empecé a tomar a los 12 años porque quería evadir mi realidad, empecé a juntarme con gente que no me daba ninguna ganancia, malas personas que fumaban, tomaban y se drogaban”. Esto la llevó a que se perjudicara a sí misma a corto plazo, ya que se hizo vengativa, con resentimiento, rencor.
Las propias niñas de su salón le cortaban el cabello, le llenaban su uniforme de plastilina, pegamento, corrector, la hacían a un lado, nunca la querían en los equipos de trabajo, la golpeaban, incluso en una ocasión intentaron ahogarla en una albercada de fin de cursos, todo esto con tan solo 9 años y en una escuela de monjas.
Patricia piensa que este rechazo y violencia en contra de ella la llevaron a la depresión, que hoy, después de tanto esfuerzo, siente que ha podido dejar atrás.