Todos los días, desde hace 18 años, Ernestina López es la encargada de dar una cálida bienvenida a los mexicanos que vuelven a pisar su país tras ser deportados de Estados Unidos.
Para ellos se trata de un momento trágico y de incertidumbre, para ella es la oportunidad perfecta para hacerlos sentir en casa tras la pesadilla del sueño americano.
Se trata de la mujer que desde el año 2000 se ha encargado del módulo fronterizo “Juntos en el Camino” que opera la Diócesis de Mexicali para asistir a los migrantes justo en el momento de su repatriación, único en todo el mundo en operar justo en los límites entre México y Estados Unidos.
NO TE LO PIERDAS:
Aunque hoy se trata de una pequeña oficina habilitada como comedor con aire acondicionado, en un inicio Ernestina recibía a los connacionales a la intemperie, los orientaba, les prestaba una tarjeta telefónica y si era necesario caminaba con ellos hasta el sitio donde podían tomar el transporte público para llegar a un albergue.
“Empecé por invitación del padre Arturo Corral, empecé a la intemperie, con el paso del tiempo me quise salir de este trabajo porque no soportaba ver la injusticia y las condiciones en las que venían, sentía que no estaba haciendo nada por ellos, solo con la tarjeta telefónica los comunicaba con su familia”. A través de su gestión, la Diócesis de Mexicali decidió instalar formalmente un módulo donde ahora se ofrece alimento caliente, pan, café y agua a los mexicanos que retornan al país tras haber pasado días o incluso meses recluidos en Estados Unidos.
“Se sorprenden de ser recibidos cálidamente, migración les da una torta pero cuando llegan aquí les ofrecemos una sopa caliente, un café; nos dicen aquí nos reciben mejor que en ningún otro lado”.
En un solo día, Ernestina llega a recibir hasta a 40 deportados.