Originario de Honduras, Carlos José Díaz Borja se convirtió junto a su familia en uno más de los cientos de migrantes que abandonaron su país en busca de un mejor futuro.
En su caso las razones sobran, pues tuvo que huir de las amenazas de la temida pandilla “Mara Salvatrucha”.
Con el temor y riesgo de ver vulnerable a su familia integrada por su esposa, dos hijos y uno más que viene en camino, Díaz Borja “no la pensó dos veces” para tomar una decisión que representara una oportunidad de vida para los suyos.
“Yo trabajaba en un hotel como cocinero en mi país hasta que fui amenazado por las ‘maras’; mis dos primos que eran ‘mareros’ los mataron y a uno más lo desaparecieron, así que la amenaza se estaba cumpliendo al decir que desaparecerían a toda la familia”.
Relató que partió de su tierra natal aproximadamente un mes atrás, uniéndose a la Caravana Migrante en Tapachula de Córdova y Ordoñez, Chiapas, México, lugar desde donde el viaje continuó en tren, situación de la que hoy dice sentirse arrepentido por el peligro que también representaba.
“Pedimos la misericordia del Presidente de Estados Unidos para que nos permita entrar a su país porque lamentablemente no puedo pensar en regresar a nuestro país, ya que lo único que encontraríamos sería la muerte”.
Carlos José agradeció a todo el pueblo de México por la hospitalidad con la que fue recibido, tanto de autoridades como por ciudadanos, pues asegura que las muestras de afecto y apoyo han sido constantes.
Enfatizó que los migrantes no son delincuentes o personas malas, por el contrario, están dedicados a dar mucho de sí por tener una oportunidad que los acerque a alcanzar su sueño.