Autoridades municipales atendieron la madrugada del 18 de este mes el reporte de un robo efectuado en la rectoría de San Francisco de Asís y San Felipe de Jesús, ubicado en la Avenida Tuxpan entre las calles 27 y 28, en San Luis Río Colorado, en el que los presuntos infractores se llevaron varios objetos ubicados en el interior del templo.
El padre Ángel Amador Quezada fue quien presentó la denuncia a la Dirección de Seguridad Pública Municipal, misma que ya se encuentran realizando las indagatorias correspondientes para dar con los posibles implicados en el atraco suscitado entre las 02:00 y 04:00 horas del jueves.
Durante la obligada revisión de pruebas o evidencias para iniciar la investigación, oficiales municipales se percataron que los amantes de lo ajeno ingresaron al recinto al destruir la seguridad de dos ventanas laterales, por las cuales se presume también salieron.
Los supuestos ladrones sustrajeron una consola para equipo de sonido digital de seis entradas de audio, dos micrófonos y el cáliz utilizado en las homilías del templo, además de haber ocasionado cuantiosos daños, entre estos la destrucción total de la pila bautismal, entre otros destrozos en el interior del templo.
Hasta el momento, el caso es llevado por las autoridades competentes, quienes continúan con la búsqueda de los objetos y de los responsables de tal acción, aún sin identificar.
SUFRIÓ ROBO ANTERIOR
Hace algunas semanas atrás, el padre Amador también denunció otro robo realizado en la capilla de San Martín de Porres, ubicada en la avenida Geranios y calle 30.
Policías de seguridad municipal atendieron el reporte del hurto de varios objetos de valor, de entre los cuales se pudieron enlistar algunos materiales de construcción, sacos de cemento y abanicos eléctricos con base.
Según testimonios, los oficiales que acudieron al llamado se percataron de que el o los responsables del robo ingresaron al templo destruyendo en su totalidad una de las paredes del inmueble, la cual era de madera, y por donde nadie en el sitio pudo identificar ni presenciar el acto vandálico.
