PRISMA
Conocimos el puerto de San Felipe allá por los años cincuenta, cuando la actividad económica más importante era la pesca. Recordamos a la empresa “Comercial Pesquera”, propiedad de Alfredo García y su esposa Dolores Arvizu que en Mexicali operaba la “Florería Lolita”.
En nuestras visitas frecuentes tuvimos oportunidad de tratar al empresario que era gran exportador de camarón a Estados Unidos y a don Alfredo Ascolani, otro de los pioneros del puerto. El recuerdo nostálgico viene a cuento al enterarnos que gracias a un plumazo de los 25 integrantes del Congreso estatal -en acción que bien parece electorera- autorizó la conversión del puerto en el séptimo municipio de Baja California, un viejo anhelo de sus residentes, bien justificado por cierto.
Ello motivado por el abandono de los gobiernos mostrado hacia el puerto que, gracias a su ubicación y recursos naturales que tiene, debiera ser todo un emporio turístico y pesquero. La decisión de Enrique Peña Nieto -de triste memoria para todos los mexicanos- de establecer vedas para la explotación pesquera con el pretexto de proteger a la vaquita marina que casi ya no existe, prácticamente hundió en la miseria a los porteños.
La crisis económica que los agobia parece no tener fin ante la indolencia del gobierno federal en resolver los múltiples y graves problemas que causó la controvertida medida.
Pero volviendo al tema de la municipalización, como lo han propagado sus impulsores, ¿el cambio vendrá a solucionar la problemática que golpea a los sanfelipenses? El economista Enrique Rovirosa Miramontes -quien por cierto solicitó un amparo en contra de la autorización concedida al gobierno estatal por el Congreso para que gestione un préstamo de 3 mil millones de pesos; endeudamiento que calificó injustificado porque compromete los recursos de generaciones futuras- calificó de absurda la creación de nuevos municipios, ya que ello presionará las finanzas públicas prácticamente en quiebra como es bien sabido.
El estudioso manifestó apoyar las aspiraciones de los residentes de San Quintín y San Felipe. Sin embargo, apuntó, la solución a sus problemas no se logrará creando aparatos burocráticos.
