/ lunes 15 de abril de 2019

Chapulines

Entre Teclas


El vocablo chapulín viene del náhuatl y acerca de su significado los lingüistas explican que quiere decir “insecto que brinca como pelota de hule”, ya que procede de las raíces “chapa (nía), rebotar y ulli, hule”.

Con el mágico ingenio de los mexicanos, esta palabra ha venido a formar parte del vocabulario en el argot político y aunque no es una expresión oficial o formal, retrata a la perfección a los políticos en lo general.

Esta práctica del “chapulineo” es tan vieja como la misma clase política, herencia de la revolución desde hace varias décadas, cuando aquellos que estaban interesados en “servir a la patria” brincaban de un puesto a otro sin importar que se dejara un cargo a medias.

Saltar de un puesto público a otro se ha convertido, pues, en parte de los usos y costumbres de la política nacional. Los políticos de todos los colores, de todos los tamaños, tal como los chapulines dan grandes saltos de una planta o árbol a otro.

En la actual política local se han dado estos brincoteos, pero ya no solo de un puesto a otro, sino de un Partido a otro totalmente contrario en cuanto a sus ideologías y plataformas.

El más reciente y que tendrá repercusiones y costos aún no medidos, es el de la diputada Victoria Bentley Duarte, quien de incorporarse al Partido de derecha, Acción Nacional, formando parte de su bancada en la XXII Legislatura, ahora pega tremendo brinco hacia la izquierda y decide integrarse a la fracción de Morena, el Partido de moda.

La decisión de Morena de aceptar a la ex dirigente del Sindicato de Burócratas en el Partido guinda ha provocado conmoción en las filas del Partido del presidente Andrés Manuel, pues no olvidan que ella personalmente y con todo el peso de su figura rompió las vallas humanas que impedían el paso hacia el interior del edificio municipal cuando los movimientos de resistencia.

Sin embargo, lo peor está por ocurrir. Antes de la decisión “chapulinesca”, ya se mencionaba la posible incorporación de la diputada Bentley en el gabinete futuro del Gobierno estatal a partir de finales del 2019, ya sea en la Oficialía Mayor o “de perdida” en el Issstecali. Claro que en caso de darse el triunfo morenista.

Esto traería como “daño colateral” un duro enfrentamiento entre el Sindicato de Burócratas, poderoso por el número de integrantes y el nuevo Gobierno estatal, pues habrá que recordar que Bentley fue despojada de sus derechos sindicales de por vida y aún más, se está integrando un expediente para presentar una denuncia penal por la posible comisión de delitos en contra del patrimonio sindical.

Con todo lo anterior, puede entenderse el enojo de los morenistas y los burócratas por este gran rebote chapulinesco de ligas mayores.

Entre Teclas


El vocablo chapulín viene del náhuatl y acerca de su significado los lingüistas explican que quiere decir “insecto que brinca como pelota de hule”, ya que procede de las raíces “chapa (nía), rebotar y ulli, hule”.

Con el mágico ingenio de los mexicanos, esta palabra ha venido a formar parte del vocabulario en el argot político y aunque no es una expresión oficial o formal, retrata a la perfección a los políticos en lo general.

Esta práctica del “chapulineo” es tan vieja como la misma clase política, herencia de la revolución desde hace varias décadas, cuando aquellos que estaban interesados en “servir a la patria” brincaban de un puesto a otro sin importar que se dejara un cargo a medias.

Saltar de un puesto público a otro se ha convertido, pues, en parte de los usos y costumbres de la política nacional. Los políticos de todos los colores, de todos los tamaños, tal como los chapulines dan grandes saltos de una planta o árbol a otro.

En la actual política local se han dado estos brincoteos, pero ya no solo de un puesto a otro, sino de un Partido a otro totalmente contrario en cuanto a sus ideologías y plataformas.

El más reciente y que tendrá repercusiones y costos aún no medidos, es el de la diputada Victoria Bentley Duarte, quien de incorporarse al Partido de derecha, Acción Nacional, formando parte de su bancada en la XXII Legislatura, ahora pega tremendo brinco hacia la izquierda y decide integrarse a la fracción de Morena, el Partido de moda.

La decisión de Morena de aceptar a la ex dirigente del Sindicato de Burócratas en el Partido guinda ha provocado conmoción en las filas del Partido del presidente Andrés Manuel, pues no olvidan que ella personalmente y con todo el peso de su figura rompió las vallas humanas que impedían el paso hacia el interior del edificio municipal cuando los movimientos de resistencia.

Sin embargo, lo peor está por ocurrir. Antes de la decisión “chapulinesca”, ya se mencionaba la posible incorporación de la diputada Bentley en el gabinete futuro del Gobierno estatal a partir de finales del 2019, ya sea en la Oficialía Mayor o “de perdida” en el Issstecali. Claro que en caso de darse el triunfo morenista.

Esto traería como “daño colateral” un duro enfrentamiento entre el Sindicato de Burócratas, poderoso por el número de integrantes y el nuevo Gobierno estatal, pues habrá que recordar que Bentley fue despojada de sus derechos sindicales de por vida y aún más, se está integrando un expediente para presentar una denuncia penal por la posible comisión de delitos en contra del patrimonio sindical.

Con todo lo anterior, puede entenderse el enojo de los morenistas y los burócratas por este gran rebote chapulinesco de ligas mayores.

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