/ miércoles 19 de diciembre de 2018

Nuevos salarios en base a decisiones realistas, no políticas

Prisma


Finalmente lector amigo, gobierno y empresarios se convencieron de que el monto de los salarios mínimos que percibían los trabajadores mexicanos, lejos de satisfacer sus necesidades, propiciaban el incremento de la pobreza.

Dicho en otras palabras: Los aumentos salariales dejaron de darse en base a decisiones políticas, como venía ocurriendo desde hace varias décadas.

Resultados de investigaciones realizadas por el INEGI, Coneval y la propia Secretaría del Trabajo, revelaron que cerca de 10 millones de trabajadores todavía percibían un mini-salario. Siete millones se encontraban en la llamada economía informal y el resto en la economía formal. Algunos trabajadores -como los meseros- solo cobraban un salario mínimo y aumentaban sus ingresos gracias a las propinas de sus clientes.

Frente a tal estado de cosas, quienes estudiaron la problemática salarial -¡al fin!- llegaron a la conclusión que todos conocemos: El mercado laboral se convirtió en una de las principales causas de la pobreza y desigualdad social que existe en México.

Los estudios destacaron que los salarios mínimos se habían desvinculado de la productividad laboral que era considerada para efectos de su aumento. Finalmente, empresarios y gobierno se dieron cuenta que sí era posible aumentarlos, sin que ello ocasionara efectos inflacionarios, argumento que siempre habían presentada como justificación para frenar su incremento.

Todo comenzó al ser creada -en 2016- la Unidad de Medida y Actualización gracias al interés -y empeño- que pusieron quienes desde la representación que ostentan -como el caso de Gustavo de Hoyos Walther, presidente nacional de Coparmex y funcionarios del gobierno de la Ciudad de México que presidía Miguel Ángel Mancera-.

Tales acciones y otras que sería largo enumerar en este espacio y los estudios realizados, se concluyó que los aumentos de los SM se habían rezagado por razones de tipo político, con graves perjuicios para los trabajadores. Así los empresarios que no estaban de acuerdo, alegando que los aumentos propiciarían mayores índices de inflación y se dispararían sus costos operativos, aprobaron la propuesta de los aumentos que todos conocemos, dando pie al inicio de una lucha encaminada a la recuperación salarial que tanto anhelan los trabajadores de nuestro país.

Falta mucho por hacer todavía. Lo importante es que se dio el primer paso. Al crearse la zona económica que supone grandes beneficios a los cinco municipios de Baja California, que incluye la reducción de las tasas del ISR y el IVA y la fijación de los salarios mínimos en 176 pesos diarios, el presidente Andrés Manuel López Obrador abre caminos que nos llevarán al mejoramiento de la vida de miles de bajacalifornianos.

Prisma


Finalmente lector amigo, gobierno y empresarios se convencieron de que el monto de los salarios mínimos que percibían los trabajadores mexicanos, lejos de satisfacer sus necesidades, propiciaban el incremento de la pobreza.

Dicho en otras palabras: Los aumentos salariales dejaron de darse en base a decisiones políticas, como venía ocurriendo desde hace varias décadas.

Resultados de investigaciones realizadas por el INEGI, Coneval y la propia Secretaría del Trabajo, revelaron que cerca de 10 millones de trabajadores todavía percibían un mini-salario. Siete millones se encontraban en la llamada economía informal y el resto en la economía formal. Algunos trabajadores -como los meseros- solo cobraban un salario mínimo y aumentaban sus ingresos gracias a las propinas de sus clientes.

Frente a tal estado de cosas, quienes estudiaron la problemática salarial -¡al fin!- llegaron a la conclusión que todos conocemos: El mercado laboral se convirtió en una de las principales causas de la pobreza y desigualdad social que existe en México.

Los estudios destacaron que los salarios mínimos se habían desvinculado de la productividad laboral que era considerada para efectos de su aumento. Finalmente, empresarios y gobierno se dieron cuenta que sí era posible aumentarlos, sin que ello ocasionara efectos inflacionarios, argumento que siempre habían presentada como justificación para frenar su incremento.

Todo comenzó al ser creada -en 2016- la Unidad de Medida y Actualización gracias al interés -y empeño- que pusieron quienes desde la representación que ostentan -como el caso de Gustavo de Hoyos Walther, presidente nacional de Coparmex y funcionarios del gobierno de la Ciudad de México que presidía Miguel Ángel Mancera-.

Tales acciones y otras que sería largo enumerar en este espacio y los estudios realizados, se concluyó que los aumentos de los SM se habían rezagado por razones de tipo político, con graves perjuicios para los trabajadores. Así los empresarios que no estaban de acuerdo, alegando que los aumentos propiciarían mayores índices de inflación y se dispararían sus costos operativos, aprobaron la propuesta de los aumentos que todos conocemos, dando pie al inicio de una lucha encaminada a la recuperación salarial que tanto anhelan los trabajadores de nuestro país.

Falta mucho por hacer todavía. Lo importante es que se dio el primer paso. Al crearse la zona económica que supone grandes beneficios a los cinco municipios de Baja California, que incluye la reducción de las tasas del ISR y el IVA y la fijación de los salarios mínimos en 176 pesos diarios, el presidente Andrés Manuel López Obrador abre caminos que nos llevarán al mejoramiento de la vida de miles de bajacalifornianos.